La subida del nivel del mar podría cambiar la circulación atmosférica
Un nuevo estudio publicado recientemente en Nature Geoscience corrobora aún más las interacciones evidentes entre hidrosfera y atmósfera. Los efectos negativos del aumento nivel del mar van mucho más allá de las ciudades costeras.
Que los sistemas atmosférico y oceánico están en constante intercambio de energía ya es conocido por todos y desde hace muchos años. La aparición de las brisas durante las tardes, las calmas de enero, la formación de niebla de advección o el aumento de potencial convectivo con un mar caliente, son algunos ejemplos que constatan esa interacción entre los fenómenos meteorológicos y nuestros mares u océanos.
Hace pocos días hemos conocido un estudio científico publicado en Nature Geoscience que nos afirma otro descubrimiento que va más allá de los fenómenos locales y abarca una escala global. El aumento medio del nivel del mar modula, afecta y condiciona el clima global. El descenso de la elevación terrestre y la profundización de la batimetría oceánica reorganizan las circulaciones atmosféricas y oceánicas, con más efecto o incidencia en latitudes medias y altas.
Simulaciones climáticas
El aumento de S20 o 50 centímetros del nivel del mar es algo poco significativo a escala geológica, pero este grupo de investigadores ha ido más allá para encontrar esa correlación. Han analizado períodos paleoclimáticos que ofrecen una oportunidad única para investigar los efectos atmosféricos en etapas con nivel de mar más elevado. Mediante simulaciones climáticas del último período interglaciar y los experimentos actuales de sensibilidad al nivel del mar, han corroborado la importancia del aumento de ese nivel en la modulación del clima global.
La alteración de las circulaciones oceánicas afecta las masas de aire
Un aumento de medio metro en el nivel del mar significa tener 50 centímetros más de "masa" sobre el sistema oceánico, hecho que hace variar la densidad y la temperatura. Precisamente, esta circunstancia altera las corrientes verticales, que se crean por la diferencia de densidad y temperatura entre varias profundidades. Las aguas más pesadas se hunden, porque pesan más, mientras las aguas más livianas, menos densas, tienden hacia arriba.
A través de esto último entra en juego la circulación termohalina. Las corrientes "horizontales", que vendrían a ser las cintas transportadoras de agua entre el ecuador y los polos, funcionan de tal modo que el calor se distribuye y desplaza hacia norte y sur, donde el agua se enfría y aumenta su densidad. Asimismo, estas corrientes verticales y horizontales -de transporte- de agua implican directamente cambios en las masas de aire y en la circulación general atmosférica.
Es el pez que se muerde la cola: el aumento del nivel del mar se debe, en su mayor parte, al calentamiento global antropogénico, y a la vez implica cambios en las corrientes oceánicas que, simultáneamente, alteran todo el ciclo del agua: nubes, lluvia... y así el ecosistema climático en el que viven los humanos. Nosotros perjudicamos al planeta y él a nosotros.
¿Más viento a nivel global?
La alteración de la circulación general atmosférica a nivel global derivada de ese aumento del nivel del mar puede estar relacionada con un incremento del viento a escala planetaria. Otro estudio publicado en science.org constata una tendencia global general de aumento en los valores de la velocidad del viento y, en menor grado, de la altura del oleaje en un período de muestra de 23 años.
La tasa de aumento es mayor debido a los acontecimientos extremos, como huracanes, aguaceros o grandes borrascas. Veremos e iremos corroborando si estos grandes cambios de patrones a nivel de masas de aire y flujos de viento también inciden a nivel local.