¡Llega la época de las nieblas matinales! Estos son los ingredientes
Las nieblas nocturnas y matutinas quieren hacer acto de presencia durante los próximos días, aunque de momento no serán persistentes ni presentarán mucho grosor.
El otoño marca un punto de inflexión para que las nieblas -en general de irradiación, hay más tipos- sean cada vez más probables, extensas y persistentes en muchos puntos del interior del país. Las noches cada vez más largas propician un aumento de la irradiación nocturna y posterior enfriamiento del aire, y las altas presiones implican un estancamiento de ese aire frío en las zonas más bajas: valles, mesetas, cuencas interiores...
Esta semana tendremos una dorsal estable en altura y un centro anticiclónico entre Reino Unido y el Cantábrico. Este hecho propiciará la formación de nieblas matutinas en muchas zonas interiores, siendo menos probables en el valle del Ebro debido a una ligera penetración de aire frío que fluctuará por el noreste peninsular, inyectando un poco de cierzo.
Ingredientes para la formación de niebla
Hay que diferenciar tres factores principales: físicos, atmosféricos o sinópticos y astronómicos.
Factores físicos
En primer lugar, los factores físicos son aquellos puramente geográficos: la continentalidad o la orografía. La continentalidad hace que la niebla sea más probable porque el aire es mucho más estratificado, encalmado y estable debido a la protección de las estribaciones montañosas periféricas. En relación a la orografía, las cuencas cerradas y las cubetas propician mucho más la formación de niebla porque impiden la ventilación, acumulan humedad y hacen estancar el aire frío.
En estas cubetas cerradas, tomando como ejemplo la catalana de la Plana de Vic, es probable que se forme niebla prácticamente cualquier día del año con la salvedad de las jornadas estivales más calurosas. Sin embargo, en llanuras más grandes como el Valle del Ebro es más difícil que se forme niebla cada día del año debido a su mayor extensión y ventilación.
Factores atmosféricos
En segundo lugar encontramos los factores atmosféricos: altas presiones, ausencia de viento, inversión térmica, temperaturas por debajo del punto de rocío, humedad alta y ausencia de nubosidad.
Las altas presiones implican ese estancamiento de la masa de aire, permiten la irradiación nocturna e impiden la circulación de viento fuerte, con lo cual, se produce la subsidencia desde capas elevadas hasta la superficie terrestre.
Factores astronómicos
Finalmente, el factor astronómico también determina la localización, persistencia y grosor de estos estratos. La estacionalidad es un elemento primordial para entender la persistencia de las nieblas en las mesetas, Pla de Lleida y Valle del Ebro. Durante el invierno, la incidencia del sol es mucho menor porque su posición respeto el horizonte es más oblicua, con lo cual, el astro rey no es capaz de calentar tanto. Esto provoca que las nieblas aparezcan y sean cada vez más persistentes y tengan más grosor, porque cada noche actúa como "multiplicador" de ese congelador vigente lleno de frío y aire muy húmedo en capas bajas.
A principios de otoño, las temperaturas nocturnas no son suficientemente bajas y la incidencia del sol no es tan oblicua: esto imposibilita que las nieblas del valle del Ebro o las mesetas tengan grosor y sean persistentes. Sin embargo, en cuencas y zonas deprimidas interiores, la estacionalidad es relativamente menos importante, porque no marca un período claro de formación de nieblas.