Ni Madrid ni Sevilla, esta es la ciudad española que plantea cobrar una tasa turística como en Venecia

Los impuestos municipales que pagan los vecinos no son suficientes para sufragar el elevado gasto en mantenimiento de algunas ciudades, derivado de la presencia de millones de visitantes. Esta población española propone repercutir esos costes a los turistas.

Una nueva tasa turística a la veneciana podría entrar en vigor este año en una ciudad española.

Cada año, muchos lugares de Europa afrontan la llegada de millones de turistas ávidos de disfrutar de sus encantos. Pero lo que, sin duda, representa un revulsivo para la economía de estas ciudades, supone también importantes desafíos.

Insuficiencia de infraestructuras, aumento de la contaminación y la suciedad, o desgaste del patrimonio histórico son algunos de ellos. La solución que plantean algunos alcaldes y alcaldesas es aprobar una tasa turística destinada a mitigar estos problemas.

La idea es destinar esos ingresos adicionales que se generan de la aplicación de esas tasas, a la preservación de la ciudad y a la mejora de los servicios para los residentes y visitantes. Venecia, en Italia, la ha puesto en marcha este 2024, y otra turística ciudad española ya piensa en seguir sus pasos.

¿Cómo es la tasa veneciana?

En algunas ciudades europeas, cuando los visitantes pernoctan tienen que pagar una tasa turística que varía según el tipo de establecimiento. En España ya ocurre en Baleares y Cataluña.

Por ejemplo, en el caso de esta última comunidad autónoma, quien se aloje en un hotel de 5 estrellas tendrá que abonar una tasa autonómica de 3,50 €/día (1,70 € si se trata de uno de 4 estrellas o 2,25 € si se queda en un alojamiento turístico).

Además, desde el pasado 1 de abril, el Ayuntamiento de Barcelona cobra un recargo diario por persona de 3,25 € para quienes se queden a dormir en la ciudad condal.

Pero la tasa que se ha puesto en marcha en Italia es distinta: cuesta 5 € y tiene que pagarla todo turista que no pernocte en Venecia y entre en la ciudad antigua entre las 8:30 y las 16:00 horas. Esto incluye, por supuesto, a los cruceristas.

Un ayuntamiento totalmente desbordado

El censo de población de Sitges, en la provincia catalana de Barcelona, consta de 32000 habitantes. Sin embargo, sus atractivos turísticos le llevan a recibir, anualmente, unos tres millones de turistas.

A este pueblo de la comarca del Garraf, llegan atraídos por una desbordante oferta cultural y de ocio que incluye prestigiosos eventos, como el mundialmente conocido Festival Internacional de Cine Fantástico de Cataluña, sus museos, galerías de arte y su excitante vida nocturna.

También por su arquitectura modernista, el sol, una espléndida gastronomía y algunas de las playas más espectaculares de la costa Dorada.

En su Ayuntamiento son conscientes de que la recaudación por los impuestos que pagan los vecinos, no es suficiente para sufragar el sobresfuerzo que suponen sólo la recogida de residuos o la limpieza viaria y de las playas.

Así que, además de la tasa turística vinculada a las pernoctaciones hoteleras y cuya gestión corresponde a la Generalitat de Catalunya, la alcaldesa de Sitges, Aurora Carbonell, se plantea aplicar en esta localidad una tasa similar a la veneciana.

Con este tasa se pretende reducir las aglomeraciones, animar a que las estancias sean más largas y mejorar la calidad de vida de los residentes.

Una medida que también serviría para regular la masificación turística, que afecta significativamente a la calidad de vida de los habitantes de Sitges, y para preservar el patrimonio cultural y natural de la zona.

Controles policiales para comprobar el pago de la tasa

A diferencia de Sitges, los accesos a Venecia son relativamente fáciles de controlar. Para entrar en la isla sólo existe una carretera (la SR11, conocida como Via della Libertà); dos aeropuertos, el de Marco Polo y Treviso; la estación de tren de Santa Lucía; y varios puertos. Todos son susceptibles de colocar barreras o tornos.

En cambio, a Sitges se puede llegar por distintas salidas de la autopista C-32, así como por numerosas carreteras nacionales y comarcales. En ese sentido, las labores para el control del pago de la tasa serían bastante complicadas.

La opción más plausible sería que la policía local realizase inspecciones aleatorias e impusiese multas a los turistas que no hubieran pagado la tasa. En el caso de Venecia, estas van desde los 50 a los 300 €.

De momento, la idea está sobre la mesa de los agentes sociales del municipio catalán para su debate, aunque todo apunta a que podría entrar en vigor muy pronto.