Newton nació en Navidad (o casi): estas son las causas del desfase temporal que cambió la historia y las fiestas

Descubre cómo los calendarios, la rotación terrestre y la astronomía se entrelazan en la historia de la Navidad y el nacimiento de Isaac Newton, revelando las complejidades del tiempo y su medición.

Aunque Newton nació el 25 de diciembre, esto fue en el calendario juliano. Imagen generada con IA.

El tiempo, esa dimensión fundamental que nos rodea, ha sido objeto de fascinación y estudio desde tiempos inmemoriales. La necesidad de medirlo surgió de la observación de los ciclos naturales, como el día y la noche, las fases lunares y el movimiento aparente del Sol a lo largo del año.

Estas observaciones dieron origen a los primeros calendarios, intentos primitivos pero ingeniosos de organizar el flujo del tiempo. Las antiguas civilizaciones, como los egipcios y los mayas, desarrollaron complejos sistemas de medición del tiempo, intrínsecamente ligados a sus prácticas agrícolas, rituales religiosos y cosmovisión.

Sus calendarios, basados en la observación astronómica, demostraron un profundo conocimiento de los ciclos celestes, aunque con ciertas imprecisiones que serían corregidas con el tiempo. El calendario juliano, implementado por Julio César en el año 46 a.C., representó un gran avance al establecer un año de 365,25 días.

Esta simplificación facilitó la gestión del tiempo, pero la ligera diferencia con el año solar real, generaría un desfase que se acumularía a lo largo de los siglos. Esta pequeña inexactitud, tuvo consecuencias significativas a largo plazo. La acumulación del desfase hizo necesaria una reforma para mantener la sincronía entre el tiempo civil y la órbita terrestre.

El desfase que afectó a Newton (y a la Navidad)

Isaac Newton, uno de los científicos más influyentes de la historia, nació el 25 de diciembre de 1642 según el calendario juliano, que era el calendario vigente en Inglaterra en ese momento. Sin embargo, debido al desfase entre este calendario y el año solar real, su fecha de nacimiento según el calendario gregoriano es el 4 de enero de 1643.

Este desfase se debe a que el calendario juliano asumía que el año tenía exactamente 365,25 días, mientras que la duración real del año trópico es ligeramente menor. Esta diferencia, aunque pequeña, se acumuló con el tiempo, provocando que las fechas del calendario juliano se desfasaran con respecto a las estaciones.

El cambio de fecha del nacimiento de Newton ilustra la importancia de la precisión en la medición del tiempo para la exactitud histórica. La reforma del calendario fue crucial para corregir este desfase y evitar confusiones en el registro de eventos históricos.

Este problema también afectó la celebración de la Navidad, una festividad cristiana ligada a las estaciones. La necesidad de alinear el calendario con el año solar se hizo evidente para mantener la concordancia entre las celebraciones religiosas y los ciclos naturales, reforzando la necesidad de una reforma.

La Reforma Gregoriana: un ajuste necesario

Para corregir el desfase acumulado durante siglos, el Papa Gregorio XIII promulgó el calendario gregoriano en 1582. Reforma que eliminó 10 días del calendario vigente en ese entonces para realinearlo con el año trópico y estableció una nueva regla para los años bisiestos.

La nueva regla para los años bisiestos, que excluye los años divisibles por 100 que no son divisibles por 400, fue fundamental para minimizar el error a largo plazo. Esta regla permite una mayor precisión en la correspondencia entre el calendario y el año solar.

Imagen de un cartel que aclara la diferencia entre un día sideral y el día solar más convencional. Crédito: Wikicommons

La adopción del calendario gregoriano no fue uniforme en todo el mundo. Algunos países lo adoptaron inmediatamente, mientras que otros tardaron décadas o incluso siglos en hacerlo. Esta disparidad generó diferencias en las fechas históricas entre diferentes regiones.

La reforma gregoriana representó un importante avance en la precisión de la medición del tiempo, buscando una mayor sincronía con los ciclos astronómicos. Esta reforma demostró la necesidad de adaptar nuestros sistemas de medición a los movimientos siderales, para nuestro caso, los de la Tierra en su viaje alrededor del Sol.

Más allá del calendario: la rotación terrestre y los segundos Intercalares

Incluso con la implementación del calendario gregoriano, la búsqueda de la precisión en la medición del tiempo continúa. La rotación de la Tierra no es perfectamente constante, sino que experimenta pequeñas variaciones debido a factores como las mareas y otros fenómenos geofísicos.

Estas variaciones hacen necesaria la introducción de ajustes adicionales al calendario, conocidos como segundos intercalares. Estos segundos se añaden periódicamente para mantener la sincronización entre el tiempo atómico, medido por relojes atómicos de alta precisión, y el tiempo solar, basado en la rotación de la Tierra.

El Servicio Internacional de Rotación de la Tierra y Sistemas de Referencia (IERS) es el organismo encargado de determinar cuándo se deben añadir estos segundos intercalares, basándose en mediciones precisas de la rotación terrestre.

La necesidad de los segundos intercalares demuestra la complejidad del tiempo y la continua búsqueda de precisión en su medición. Estos ajustes reflejan la necesidad de adaptar nuestros sistemas de medición a la dinámica del Universo, al cual, ¡poco le importamos!