Desconcertante nevada en Francia... ¡de origen nuclear!
Ayer muchos vecinos de Cattenom se vieron sorprendidos por una nevada muy singular e inesperada, cuyo origen se encuentra en la central nuclear de la zona, una de las mayores del mundo. ¿Cómo es posible? Te lo contamos aquí.
Desde hace días, un temporal de frío y nieve está afectando a buena parte del continente europeo, con temperaturas muy bajas incluso a nivel del mar. En el extremo nororiental de Francia, y en concreto en la localidad de Cattenom, se ha producido un evento muy singular: una nevada muy localizada provocada por la central núclear de la zona, una de las mayores del mundo.
¿Cómo puede provocar una central nuclear una nevada?
Este sorprendente hecho tuvo lugar en el día de ayer, cuando las temperaturas eran negativas en la región de Moselle. Las microgotas emitidas por las torres de refrigeración de la central núclear se condensaron, de tal modo que hasta los radares meteorológicos detectaron la nube. La precipitación fue de forma sólida por las bajas temperaturas que está provocando una irrupción de aire polar.
La nevada fue de cierta intensidad, con espesores que alcanzaron incluso los 20 o 30 centímetros en los lugares más cercanos a la central nuclear. Además, la nieve llegó a caer en un radio de unos 10 kilómetros. Este fenómeno fue toda una sorpresa para los habitantes de las localidades próximas, pero también un quebradero de cabeza: complicó mucho el tráfico, provocando retenciones en las carreteras, especialmente en las de Cattenom.
Aunque parezca algo de ciencia ficción, la verdad es que no es la única nevada documentada de origen núclear. Algo parecido sucedió en el año 2019 en la central nuclear de Civaux, también en Francia, aunque de forma mucho más localizada. No hay que olvidar que la de Cattenom cuenta con 4 reactores de agua a presión de 1300 MW cada uno y 4 gigantescas torres de refrigeración.
¿Es nieve radioactiva?
Como es habitual, se ha generado una enorme alarma ante la posibilidad de que la nieve fuese radioactiva. El agua proviene del lago de Mirgenbach, un embalse que se construyó para refrigerar la central nuclear, y no está en contacto con otras sustancias, pasando por el interior de los tubos de los condensadores.
Más similar a la cinarra
Aunque en Francia ha tenido mucha repercusión este fenómeno, no se trata de una nevada al uso. Resulta más similar a la cinarra, un tipo de precipitación invernal que se produce cuando hay una niebla muy densa y las temperatura son negativas, como pudimos ver el pasado mes de enero en algunas ciudades del interior de la Península Ibérica.
Las gotitas de agua que vemos salir de las torres de las centrales nucleares son diminutas. Con las condiciones adecuadas, como sucedió ayer en Cattenom, se van agrupando y finalmente por su peso acaban precipitando. Sin duda, una lección muy curiosa que nos muestra cómo un elemento introducido por el ser humano puede alterar la meteorología de forma local.