Parece ciencia ficción: controlar la niebla para evitar accidentes
El alto de O Fiouco es un tramo de la A-8 que suele ser un quebradero de cabeza por los problemas que provoca la niebla en la circulación. Ahora el Mitma va a probar unos sistemas experimentales y novedosos para mitigar sus efectos. Aquí te contamos cuáles son.
El alto de O Fiouco, situado entre los municipios lucenses de Mondoñedo y A Xesta es un tramo de la A-8 bien conocido por los conductores, ya que suele estar cerrado unos 30 días al año por la densa niebla. En ocasiones, también, por las fuertes rachas de viento que se registran en los viaductos que salvan las irregularidades del terreno.
Ya antes del 3 de febrero de 2014, día en el que se inaguró el trazado, la oscura nube que se posaba en este alto, situado a 700 msnm, auguraba lo que vendría en los años siguientes. Los alcaldes de la zona, bien conocedores de la meteorología y el clima local, ya avisaban que en primavera y en verano el viento del nordés llega cargado de humedad a esta zona de Galicia, por lo que es habitual encontrar nubosidad de retención que puede ser persistente.
En los últimos años, para el Ministerio de Fomento (actualmente Ministerio de Transportes, Movilidad y Agenda Urbana) O Fiouco ha sido un auténtico quebradero de cabeza, aunque parece que por fin se atisban soluciones a este problema, algunas muy sorprendentes, que empezarán a probarse en este invierno.
Sistemas de ayudas a la conducción
Dos de estas propuestas innovadoras consisten en elementos de ayuda a la conducción. La primera es un sistema de balizamiento lateral en la vía con luz láser, para evitar la posibles salidas de la calzada o accidentes de vehículos. El otro consiste en señalización horizontal proyectada en la calzada mediante tecnología LED, en la que se mostrarían los límites de velocidad en caso de niebla densa o el sentido de la circulación.
Desviar o propiciar la precipitación de la niebla
Los otros sistemas son todavía más innovadores y la fase experimental estará condicionada por la propia niebla, ya que actúan sobre ella mediante su aislamiento, eliminación o desplazamiento.
Uno de ellos consiste en la instalación de difusores de material higroscópico, que expulsan una sustancia compuesta por urea, nitrato de amonio, cloruro cálcico y cloruro sódico, que van agrupando las gotas de agua de la niebla y que, por efecto de la gravedad, precipitarían sobre la superficie.
Hay otro enfocado a la instalación de barreras estáticas y dinámicas que emplean dispositivos fluido-mecánicos. Las primeras se construirían en aquellos sectores que resulten propicios para desviar la niebla a una altura que no afecte al tráfico. En otros puntos se utilizarían ventiladores que la alejarían.
¿Funcionarán esas infraestructuras? En los próximos meses lo veremos. En caso de aportar resultados positivos, puede resultar muy útil para otras zonas del país que se ven bastante afectadas por la niebla, como pueden ser las Mesetas durante el invierno o ciertos puertos de montaña.