Meteorología y COVID, los mejores amigos del mosquito tigre
Si todo va como está previsto, puede ser uno de los peores veranos en cuanto a la presencia del mosquito tigre en nuestro país. Una meteorología favorable y el confinamiento por coronavirus le ha dado alas.
El confinamiento que hemos tenido que pasar este año ha tenido más de una consecuencia inesperada que ya hemos tratado a lo largo de las últimas semanas en tiempo.com. Por ejemplo, el elevado riesgo de incendios, el peligro para la salud al salir a la calle por las altas temperaturas que llegaron de repente o el riesgo de quemarnos tras tantos días en casa.
El hecho de que hayamos estado tanto tiempo sin realizar nuestras actividades habituales ha provocado que muchas de las prevenciones que cada año se llevan a cabo para evitar plagas se hayan demorado. Algunas no llegarán a tiempo y posiblemente a lo largo del verano pagaremos las consecuencias. Otra cosa no podía hacerse.
La meteorología durante el confinamiento también ha sido particular. Casi toda la primavera ha tenido un comportamiento ciertamente extraño, aunque estas sorpresas, hay que decirlo, también son típicas de la época del año. Hemos visto tormentas que han hecho desbordar torrentes, pero también el calor abrasador llegó antes de tiempo y nos costó quedarnos en casa y no salir a tomar el sol.
El mejor escenario para el mosquito tigre
Muchos recordamos la primera vez que vimos a un mosquito tigre. Los mirábamos con asombro porque de él solo teníamos noticias por los medios de comunicación. Esta curiosidad ha dado paso al desespero debido a sus potentes picaduras.
La mano del ser humano lleva siendo necesaria desde hace tiempo para evitar que el mosquito tigre siga extendiéndose. Controles en charcas, embalses y ríos, así como fumigaciones y control de larvas, han servido para minimizar el impacto del mosquito en la población.
Pero este año todo ha cambiado. Hemos tenido que abandonar por obligación muchas de nuestras actividades. Este abandono forzado se ha hecho más evidente en bosques y caminos, los cuales hemos visto durante semanas llenos de maleza. Pero el control de plagas es más complicado de ver. Sus efectos sí los notaremos.
La meteorología también ha echado este año una mano al mosquito tigre. Lluvias muy intensas durante toda la primavera han llenado de agua todo tipo de rincones. Tanto balsas, charcos, como incluso neumáticos abandonados en las afueras de las ciudades, son puntos ideales para que los mosquitos se reproduzcan. Además, las temperaturas han subido rápidamente, mejorando aún las opciones de que puedan poner sus huevos, que darán paso a las larvas y al futuro mosquito.
No transmite el coronavirus
Muchas enfermedades se transmiten mediante picaduras de mosquito. El dengue y la malaria son dos de los ejemplos más conocidos. Este año, como no, las miradas están puestas en qué puede llegar a transmitir el mosquito tigre.
En este sentido tenemos buenas noticias. Es cierto que el mosquito tigre puede llegar a transmitir muchas enfermedades, pero la OMS sigue manifestando que el coronavirus es un virus respiratorio. La COVID-19 se contagia por contacto con personas infectadas y principalmente a través del aire, y de momento, no hay ninguna prueba de que cualquier tipo de mosquito pueda ser un transmisor.