¿Viene otra 'Filomena'? El aire polar sí que volverá en febrero
Tras un mes de enero de contrastes meteorológicos extraordinarios, febrero se presenta con bastante variabilidad en su comienzo. Toca prestar atención a los escenarios que plantean los modelos y en especial a nuevas irrupciones de aire frío sobre esta zona del continente.
De momento, enero está sorprendiendo con datos muy diferentes a los que nos dejó en sus comienzos. En estos últimos días, ciudades como Valladolid, Ávila, Salamanca o Ciudad Real han batido el récord de temperatura mínima más alta para un mes de enero en sus respectivos observatorios. En Valencia también ha caído un récord de la serie al registrarse en el aeropuerto una nueva efeméride de máxima absoluta con 26,0 ºC.
Sin embargo, ya sabemos que el episodio de altas temperaturas finalizará este mismo fin de semana. La llegada de un frente asociado a la borrasca Justine, que bordeará la Península Ibérica por el norte, dejará temperaturas más frescas así como un temporal de lluvia y viento en algunas zonas. Posteriormente volveremos a tener un tiempo relativamente estable, pero los modelos ya advierten que será por poco tiempo.
A medio plazo la incertidumbre en las previsiones meteorológicas aumenta y los escenarios previstos son cada vez más dispares e inciertos. La consecuencia es que resulta muy difícil elaborar una predicción meteorológica a escala local y nos debemos centrar en regiones más amplias y patrones de circulación más generales, evitando siempre fenómenos locales cuya predicción es difícil incluso a corto plazo. En este caso, parece que la circulación de latitudes medias se mantendrá debilitada y ondulada, y la probabilidad de que una de esas ondas se descuelgue sobre el oeste de Europa y arrastre aire frío a latitudes bajas es bastante elevada.
Hay varios escenarios previstos, pero apuntan en la misma dirección
Normalmente, tanto en la predicción de situaciones complejas como en aquellas que se centran en el largo plazo, es muy conveniente utilizar modelos probabilísticos y por conjuntos. Esto permite analizar todos los escenarios posibles y diferenciar los más probables de los menos probables según el modelo que consultemos. En la situación que nos interesa, prácticamente todos los escenarios planteados por el modelo ECMWF coinciden en el descuelgue de una gran vaguada sobre el entorno de la Península Ibérica de cara a finales de la próxima semana. Esto nos está indicando que, pese al largo plazo, este escenario es muy probable, de hecho el más probable planteado por este modelo en los últimos días.
A primera vista no, y aunque así fuera no podríamos saberlo con precisión hasta pocos días antes. Sin ser totalmente descartable, es muy poco probable la llegada de una borrasca como Filomena durante los próximos 10 días. Al menos ningún modelo tiene prevista una situación o escenario similar a día de hoy.
Con estos escenarios previstos, cabe esperar una situación meteorológica marcada por los cambios, con fuertes contrastes de temperatura y, efectivamente, con la posibilidad de que nos veamos afectados por masas de aire de procedencia polar, ya sea marítima o continental. Esto último dependerá de qué posición adopte la vaguada y las características de las borrascas que pueda llevar asociadas.
También se plantea el desarrollo de altas presiones en latitudes árticas tanto del Atlántico Norte como del norte de Europa, con una consecuente interrupción del chorro polar por esas latitudes, obligándole a discurrir por el sur de Europa formando nuevas ondas de gran amplitud. Las consecuencias son las mismas en nuestro entorno: gran variabilidad y presencia de masas de aire muy diferentes entre ellas, procedentes de latitudes distintas a la nuestra.
A escala más local la incertidumbre nos impide elaborar una predicción más detallada. Tener una vaguada sobre nosotros y un importante contraste de masas de aire desencadena a menudo la formación de frentes y borrascas. Dependiendo de la localización de estos, las precipitaciones de lluvia o nieve así como el aire frío afectarán a unas u otras del territorio que se irán concretando a medida que avance la próxima semana. Lo que si parece claro es que los periodos de estabilidad no serán prolongados y que al menos durante las dos primeras semanas de febrero estaremos expuestos a una gran variabilidad meteorológica y a la influencia de masas de aire muy dispares, algunas de origen polar.