Luces de Navidad y pirotecnia, un peligro para animales
En estas fechas tenemos las calles de nuestros pueblos y ciudades llenas de luces de Navidad, y en breve, lanzaremos petardos y cohetes para celebrar el fin de año. Lo que para nosotros es diversión, a los animales puede causarles hasta la muerte.
Muchos de nosotros nos pasamos meses deseando la llegada de la Navidad. Los que tengan un comercio, aún más. Y bien lo saben los ayuntamientos. Cada año con más antelación, las luces engalanan nuestras calles, algunas con más acierto que otras, sinceramente, impregnándonos el espíritu de la Navidad. Un espíritu disfrazado de ganas desenfrenadas de salir a la calle, disfrutar de la decoración y gastar, gastar mucho dinero.
Con la llegada del fin de año llega también un momento álgido que muchos desean, sobre todo los amantes de la pólvora: el lanzamiento de los cohetes y los petardos para despedir el año y recibir al nuevo. Un cambio que a muchos les encanta celebrar a lo grande, con luz, fuego y ruido, mucho ruido.
Gran parte de la población no es consciente del impacto que estas dos tradiciones tienen en los animales que conviven con nosotros o nos rodean. El de los petardos, gracias a las campañas realizadas en redes sociales, sí es más conocido por los defensores de los animales de compañía. Sabemos que los perros lo pasan muy mal. Pero... ¿también las luces de Navidad? ¿Tan peligrosas son?
Animales confundidos por la luz
Cuando vemos tantas luces de Navidad lo único negativo en que solemos pensar es en el gasto energético que suponen. Quizá, si somos amantes de la astronomía, también nos daremos cuenta de que estos días cuesta ver las estrellas por culpa de todo el alumbrado navideño. Pero hoy vamos a abrir los ojos de todo el mundo para que vea la otra parte, la que afecta a los animales que, aunque a veces nos olvidamos de ellos, conviven con nosotros.
El principal peligro que tiene la luz es la desorientación que provoca en los animales. Y hablamos de animales tanto grandes como pequeños. Empezando por estos últimos, los mosquitos se sienten atraídos hacia ella sin motivo alguno. Se convierten en una presa fácil de los depredadores como los murciélagos, que alteran ellos también su conducta porque ya no tienen la necesidad de recorrer tanto espacio para cazar. Tienen a los insectos en pocos metros cuadrados rodeando la luz.
Si los insectos nos parecen de tamaño insignificante, veamos qué ocurre con otros animales más grandes. Los animales marinos, como las tortugas recién nacidas, se ven desorientadas por la luz, y esto las puede desorientar. Un animal desorientado puede morir fácilmente, sea quedándose varada en la costa, chocando contras las rocas, embarcaciones u otros animales. La misma desorientación que pueden sufrir las aves migratorias. También las ranas, por ejemplo, ven alterada su reproducción si hay un exceso de luz. Son efectos que denuncia SeoBirdlife y que son claramente visibles en el proyecto Luminaves en el que colabora la organización.
No hace falta fijarnos en los animales que nos rodean para comprobar el efecto que tiene la luz. Nosotros mismos podemos hacer la prueba. Con luz somos incapaces de dormir. Necesitamos bajar las persianas. Cuando vamos a dormir se recomienda a toda esa gente que le da un último vistazo al móvil que lo haga con el brillo de la pantalla al mínimo. Si brilla demasiado, puede afectar a la manera en la que dormimos.
Perros asustados por la pirotecnia
Quien haya tenido un perro sabrá lo mal que se pasa cuando vemos a nuestro ser querido temblar, quedarse pegado a nosotros asustado o haciéndose pis encima a veces. Y más sufrimos cuando no estamos en casa y escuchamos un petardo. Sabemos que lo estará pasando mal. Algunos perros se esconden bajo la cama, dentro de la bañera o en la ducha. Pero otros llegan a tener auténticos ataques de pánico y taquicardias que pueden provocarles hasta la muerte.
Los perros no pueden entender ni razonar lo que es un petardo o un cohete. Escuchan una explosión. Sus oídos son mucho más sensibles que los nuestros, y en caso de fuertes detonaciones, pueden llegar a tener lesiones. Solo los perros de caza relacionan el estruendo con el encuentro de una presa.
Los perros no son los únicos animales que están cerca de nosotros y que sufren con la pirotecnia. Los pájaros, sin ir más lejos. Nuestros pueblos y ciudades están llenos de ellos. No hay forma más sencilla de asustarlos que con un petardo.
Lo que nos llama la atención de todo esto es que nuestra diversión se convierte en una pesadilla para ellos. Cada vez hay más gente a favor de prohibir la pirotecnia, así como personas a las que este ruido tan fuerte asusta y desagrada. Aunque se tiren en contadas ocasiones y forme parte de las tradiciones de algunas comunidades, así como generar puestos de trabajo, deberíamos tener en cuenta cada uno de sus efectos y buscar alternativas menos molestas, como por ejemplo, los espectáculos de luz o el uso de la pirotecnia más silenciosa, que ya existe.