Los gases de efecto invernadero alcanzan un nuevo récord
El promedio de concentración de dióxido de carbono en la atmósfera ya ha superado la media de 405,5 partes por millón, y todo indica que esa tendencia puede sostenerse en el tiempo. La atmósfera está mostrando que los fenómenos serán cada vez más extremos.
El tiempo sigue pasando y no se observa una reversión en los niveles de concentración de dióxido de carbono (CO2) en la atmósfera. El pasado 20 de noviembre la Organización Meteorológica Mundial (OMM) informó que los niveles de gases de efecto invernadero alcanzaron un nuevo récord.
Estos gases tienen la capacidad de atrapar calor en la atmósfera y están generando un cambio climático de largo plazo. Más allá de los esfuerzos de una parte de la comunidad internacional, esos niveles no ceden y la curva sigue con tendencia ascendente. Entre sus efectos se suman la acidificación de los océanos y el aumento de sus niveles, junto con una mayor cantidad de eventos meteorológicos extremos.
El Boletín sobre gases de efecto invernadero, emitido por la propia OMM, informó que la concentración de CO2 mantiene una preocupante tendencia alcista en los últimos años. En 2015 se ubicaba en 400,1 partes por millón (ppm), en 2016 subió a 403,3 ppm y para 2017 los valores ya alcanzaron 405,5 ppm.
Datos que preocupan
Pero no solo se detectó un aumento de CO2. El informe avisa de un incremento en la concentración de otros potentes gases de efecto invernadero: el metano y el óxido nitroso. Aunque en los últimos años se obtuvieron resultados comprometedores respecto del comportamiento del agujero de ozono, una nueva luz roja ahora se está encendiendo.
El mismo estudio dado a conocer por la OMM indica que se ha observado la reaparición del gas CFC-11. Este gas, además de contribuir al efecto invernadero, provoca la destrucción del ozono estratosférico. El CFC-11 ya había sido regulado por acuerdos internacionales para proteger a la capa de ozono.
La última vez que se registraron estos niveles de CO2 fue hace entre 3 y 5 millones de años, en otro momento de la historia del planeta. Para entonces la temperatura era 3°C superior a la actualidad y el nivel mar unos 20 metros por encima de los niveles actuales.
Los efectos pueden ser irreversibles
Los números que muestra la ciencia son más que claros. Desde 1990 el forzamiento radiativo total de la atmósfera ha crecido un 41 %. Esto tiene un efecto de calentamiento climático y es causado por los gases de efecto invernadero de larga duración. Según datos de la NOAA (Administración Nacional del Océano y de la Atmósfera de los Estados Unidos), el CO2 es responsable por si solo del 82 % del aumento del forzamiento radiativo en la última década.
Hace algunos meses el Panel Intergubernamental de Cambio Climático (IPCC) fue enfático al advertir que si no se reducen las emisiones de CO2 y de otros gases de efecto invernadero, el cambio climático será cada vez más severo. En un informe que emitió, el IPCC estimó que ese cambio generará efectos cada vez más destructivos e irreversibles.
Si bien hay países muy comprometidos con este escenario, otros están aplicando políticas que van en dirección contraria, especialmente Estados Unidos. La reaparición de CFC-11 parece indicar que hay países que lo están utilizando de espaldas a los acuerdos internacionales.