Situación crítica en nuestros embalses, ¡están a un tercio de su capacidad!
El final del verano astronómico nos ha dejado en un escenario muy malo en lo que respecta a la sequía, sobre todo en el sur peninsular. La reserva hídrica sigue bajando, y se encuentra a solo el 32,5% de su capacidad. ¿Dónde ha empeorado más la situación?
Como bien dice el refranero: “Del mes que entra con abad (san Gil día 1) y sale con fraile (san Jerónimo día 30), Dios nos guarde”. Totalmente cierto, porque mientras en puntos peninsulares e insulares las precipitaciones han sido muy cuantiosas, en otras zonas de la Península, nuevamente, ha llovido muy poco.
Aguaceros intensos, pero irregulares y localizados
Con esta situación es complicado encontrar algún período general de precipitaciones, por lo que nos centraremos en la etapa del 12 al 15, que tuvo una mayor extensión y podría haber beneficiado a más cuencas.
En este mes y para observatorios principales peninsulares, la máxima cantidad de agua recogida, hasta el día 27, son los 147,9 l/m2 del observatorio del aeropuerto de Reus; aunque la máxima precipitación se ha medido en el aeropuerto de La Palma, con 177,9 l/m2.
Por el contrario, hay muchas regiones en las que ha llovido poco, destacando áreas del extremo sur peninsular y varias zonas de ambas mesetas. Con todas estas particularidades, podemos considerar este mes como casi normal desde el punto de vista pluviométrico en el conjunto del país, con déficit en el caso de las regiones peninsulares.
Condiciones desfavorables: alta evaporación en los embalses
De nuevo el calor ha sido la nota dominante durante la mayor parte de septiembre, lo que ha llevado a la temperatura media a estar 1,5 ºC por encima de su valor normal para este mes. También las rachas de viento están siendo una variable muy importante, y no solo ligadas a las tormentas. El otro factor a tener en cuenta es la humedad relativa, que durante septiembre se la puede considerar algo baja, sobre todo hasta mediados de septiembre.
Por tanto, de las principales condiciones meteorológicas para la evaporación, todas estarían siendo desfavorables para nuestros embalses. Con todo en nuestra contra, por semanas, la reserva de agua ha disminuido menos que la media de los últimos 10 años, excepto en la última semana que lo ha hecho en mayor cantidad.
Nuevamente todas las cuencas en negativo
Como hemos visto anteriormente, como era de esperar septiembre está siendo muy irregular, con aguaceros muy fuertes pero poco extendidos espacialmente. Quizás el de mediados de mes haya sido el episodio más generalizado, y también hay que mencionar las importantes precipitaciones de los últimos días en la vertiente mediterránea.
Los embalses que más se deberían haber beneficiado de estas situaciones de lluvias serían los de las cuencas del suroeste y, al final del período, los del Júcar y Segura, pero ninguna ha conseguido estar en números verdes. La que menos ha disminuido es la de Tinto, Odiel y Piedras, con una bajada del 1,32%.
Uno de los embalses que más ha mejorado en septiembre es uno de nuestros viejos conocidos, el de Mediano (Huesca), que durante este mes ha mejorado el 40%, pero no ay que hacerse ilusiones, como veremos más adelante. Este pantano, construido en 1959, es de uso consuntivo, y se encuentra en el río Cinca.
Continúan los importantes descensos en el agua embalsada
Como sabemos, el problema de los grandes almacenamientos de agua es la pérdida por evaporación. Los factores que más influyen en ella son la temperatura, el viento y la radiación solar. Por lo que nos encontramos que en este mes de septiembre todas han sido negativas, sobre todo las temperaturas y el viento, mientras que la mayor duración de la noche empieza a ayudar, al ir disminuyendo desde los máximos veraniegos.
Mantenemos la vigilancia en varios pantanos que el factor humano ha trastocado en su evolución, sufriendo grandes desembalses durante el verano pasado y que todavía no se han recuperado, principalmente en las cuencas del Duero y del Ebro.
Los escogidos son, respectivamente, el de Ricobayo (Zamora), que fue vaciado hasta el 11%, el año pasado, recuperado hasta el 44% en su máximo anual, estando en la actualidad algo por debajo del 20%; y el de Mediano, que quedó a un 17% el año pasado y que en fechas recientes acaba de alcanzar un mínimo cercano al 14% de su capacidad. Respectivamente, entre un 25% y un 13% menos que su media de los últimos diez años.
Entre que ha llovido relativamente poco en la mayoría de las comunidades peninsulares, y en las que lo ha hecho ha sido en forma de tormentas localizadas, el resultado un nuevo descenso del agua embalsada, destacando en este caso la cuenca del Duero, con un descenso superior al 20%.
A la espera de las necesarias lluvias otoñales
Ya ha finalizado el verano, el período más seco en toda la Península y como era de esperar, la situación de nuestros embalses sigue siendo crítica. La escasez de precipitaciones nos mantiene de lleno en el problema de la sequía y con restricciones de agua en algunas zonas del país, que desgraciadamente se verán aumentadas en breve, si las lluvias otoñales no lo impiden.
Durante este mes hemos perdido un 3,39% en el agua embalsada, que en estos momentos está al 32,55%, casi un 8% inferior a la misma fecha del año pasado, y un 18% por debajo de la media de los diez últimos años.
En situación atmosférica normal, la meteorología de las próximas semanas debería ir inestabilizándose poco a poco, con paso de frentes por la parte más septentrional, que se extenderán algo hacia el sur peninsular, más alguna vaguada y posibles descuelgues de aire frío, pero el panorama no es alentador para las cuencas meridionales que seguirán sufriendo cada vez más.
En estos momentos la cuenca del Guadalquivir es la peor de todas con tan solo un 20,3% de su capacidad, siendo la más alejada de su media de 10 años la de Guadalete-Barbate, estando por debajo algo más de un 32%.