Los científicos advierten que el cambio climático podría aumentar la frecuencia de megatsunamis devastadores

El primer 'Catálogo Global de Megatsunamis Históricos', que documenta 40 eventos de este tipo desde 1674 hasta hoy, también es una herramienta para la predicción y la mitigación de riesgos futuros que se están acentuando por el calentamiento global.

El colapso de los glaciales es una de las causas más comunes que provocan los megatsunamis.

Los megatsunamis son fenómenos naturales extremos que generan olas descomunales de cientos de metros de altura -en el de la bahía de Lituya, Alaska, en 1958, alcanzaron los 524 metros- y son capaces de mover masas de agua a velocidades de 400 km/h.

A diferencia de los maremotos tectónicos (causados por terremotos submarinos), que rompen en la costa, los megatsunamis producidos por otras circunstancias, como colapsos o desprendimientos, pueden penetrar tierra adentro decenas de kilómetros e inundar zonas situadas varios cientos de metros sobre el nivel del mar.

Este fenómeno, que impresiona por su magnitud, preocupa especialmente por sus causas y por sus implicaciones en un planeta cada vez más vulnerable a las fuerzas de la naturaleza.

España, en la avanzadilla de la investigación sobre estos fenómenos naturales extremos

Recientemente, un equipo de investigadores del Instituto Geológico y Minero de España (IGME-CSIC) y de la Universidad Complutense de Madrid, ha publicado en la revista científica GeoHazards el primer Catálogo Global de Megatsunamis Históricos (GHMCat).

Un trabajo en el que se documentan 40 eventos de este tipo ocurridos desde 1674 hasta la actualidad, y que recopila valiosa información, como las alturas máximas de las olas, las causas de estos tsunamis extremos y su localización geográfica.

Este catálogo resulta clave para la prevención de futuros desastres. Porque, si bien no podemos evitar que la naturaleza golpee con toda su fuerza, mediante la ciencia y el conocimiento sí es posible mejorar la planificación de riesgos y la cooperación internacional para minimizar sus impactos.

¿Qué causa los megatsunamis?

Los megatsunamis suelen estar desencadenados por deslizamientos de tierra masivos o avalanchas rocosas de gran magnitud.

En algunos casos, estas avalanchas son inducidas por terremotos que desestabilizan pendientes cercanas, como el ya mencionado de 1958, provocado un sismo de magnitud 7,8 que desató un desprendimiento de rocas que cayó al mar desde una gran altura.

Otras veces, tienen su origen en erupciones volcánicas explosivas, como el evento registrado en la isla de Thera (Santorini), Grecia, en el 1600 a.C., uno de los casos históricos más antiguos documentados.

O el relacionado con el Krakatoa, en Indonesia, cuya erupción en 1883 produjo olas de 40 metros que mataron a 36.000 personas en Java, Sumatra y las pequeñas islas alrededor de ellas.

Los meteoritos también han producido algunos megatsunamis en la Tierra, como el que tuvo lugar en el mar de Bellingshausen, frente a la Antártida y sur de Chile, hace unos 2,15 millones de años, cuando el asteroide Eltanin provocó el único impacto conocido en el fondo marino.

Un catálogo para prevenir desastres

Pero el Catálogo Global de Megatsunamis Históricos no solo recopila datos de eventos pasados, sino que también busca sentar bases científicas para la predicción y la mitigación de riesgos futuros.

Y aunque aseguran que los megatsunamis son fenómenos extremadamente raros, los científicos también creen que sus efectos son tan devastadores que justifican la adopción de medidas preventivas a largo plazo.

Por eso, la combinación de investigación histórica y el monitoreo actual puede marcar la diferencia en la capacidad de respuesta global e incrementar la protección de las comunidades más vulnerables a estos eventos extremos.

El cambio climático, factor de riesgo

Según el GHMCat, la mayoría de los megatsunamis documentados se concentran en zonas de fiordos glaciares de Alaska y Noruega, regiones donde las condiciones topográficas y geológicas favorecen los deslizamientos masivos.

Pero los investigadores también han identificado un patrón preocupante: el calentamiento global está contribuyendo al deshielo de glaciares y a la desestabilización de las laderas de montañas y fiordos, lo que, en un futuro próximo, podría aumentar la frecuencia de los megatsunamis.

Un escenario inquietante que representa un riesgo creciente para las comunidades cercanas a estas áreas, y también para la infraestructura costera.

Referencia de la noticia

Catálogo histórico global de megatsunamis (GHMCat), Mercedes Ferrer y Luis I. González de Vallejo ( GeoHazards 2024 , 5 (3), 971-1017. https://doi.org/10.3390/geohazards5030048