Los cementerios más bonitos de España que puedes visitar

El Puente de Todos los Santos es una ocasión inigualable para adentrarse en el necroturismo, una tendencia que gana adeptos y que convierte los camposantos en lugares de interés artístico y cultural.

El Beso de la Muerte, una imponente escultura de mármol que se encuentra en el cementerio de Poblenou, en Barcelona.

El necroturismo, o turismo de cementerios, nos da la oportunidad de contemplar verdaderas joyas arquitectónicas que recogen la memoria histórica y reflejan el momento sociocultural de la época en la que fueron construidas.

Recorriendo estas necrópolis podemos conocer el pasado y la vida de una ciudad a través de las historias de sus muertos. Porque, además de un lugar para recordar a nuestros seres queridos fallecidos, los cementerios también pueden ser auténticos museos al aire libre en los que disfrutar del arte, la cultura, la espiritualidad y de maravillosos espacios naturales. Comenzamos el recorrido.

El cementerio napoleónico de Poblenou, en Barcelona

El de Poblenou, en el barrio del mismo nombre de la ciudad de Barcelona, cerca de la playa de la Mar Bella, es un magnífico ejemplo de cómo un cementerio puede ser un compendio de obras de arte. Datado originalmente en 1775, este camposanto fue destruido por las tropas de Napoleón. En el año 1813, pocos meses antes del fin de la Guerra de Independencia, el joven arquitecto Antonio Ginesi se ocupó de su reconstrucción.

Ya en la segunda mitad del siglo XIX, este camposanto fue objeto de una ampliación al objeto de que las familias de la burguesía catalana pudieran construir fastuosos pabellones y mausoleos con los que exhibir su opulencia y prestigio social. Es en esta parte donde se pueden contemplar las esculturas de mayor belleza, como el Petó de la mort, (Beso de la muerte), obra de Jaume Barba de 1930.

Luarca en el Principado de Asturias, donde descansa Severo Ochoa

Ubicado en el promontorio de La Atalaya, desde el que se pueden contemplar el puerto y los acantilados de la villa pesquera de Luarca (Asturias), este cementerio es todo un homenaje a las gentes del mar. Fue construido en 1813, y consta de dos plantas de praderas de césped donde se asientan tumbas y panteones de estilo modernista y cubista.

Sobre un acantilado con vistas al pueblo pesquero de Luarca se encuentra uno de los cementerios más bellos del Principado de Asturias y de todo el país.

Aquí descansan también los restos de Severo Ochoa, galardonado con el Premio Nobel de Medicina en 1959.

Ballena en Castro Urdiales, una joya junto a la costa de Cantabria

Otro cementerio marítimo impresionante es el de Ballena, proyectado por el arquitecto Alfredo de la Escalera y Amblard en la ciudad cántabra de Castro Urdiales. Fue construido entre los años 1885 y 1888 y declarado Bien de Interés Cultural en 1994.

El magnífico panteón de la familia del Sel, en el cementerio de Ballena de la localidad cántabra de Castro Urdiales.

Reúne un conjunto de monumentos funerarios de excepcional calidad, en diferentes estilos: neoclásico, eclecticismo, neomedievalismo, modernismo, gótico o art decó. Entre ellos, destaca el Panteón de la familia Del Sel, construido en bronce, mármol y piedra caliza de las canteras de Escobedo en Santander.

Santa Mariña de Dozo en Cambados, el cementerio más melancólico del mundo está en Galicia

En el corazón de las Rías Baixas, sobre el monte de A Pastora, en el municipio pontevedrés de Cambados, se encuentra el camposanto de Santa Mariña de Dozo, declarado Monumento Histórico Artístico e incluido en el catálogo de la Asociación de Cementerios Singulares de Europa. La necrópolis está integrada en las ruinas de un antiguo templo gótico del siglo XV en el que se realiza una sola misa al año, precisamente, el Día de los Difuntos.

El de Santa Mariña de Dozo, en Cambados (Pontevedra), está considerado el cementerio más melancólico del mundo.

Sus tumbas, dispuestas a modo de rompecabezas, y el entorno mágico que constituye la ría de Arousa, hace que se le conozca como “el cementerio más melancólico del mundo”. En este lugar están enterrados la esposa y uno de los hijos del célebre escritor Ramón María del Valle-Inclán.

El camposanto de los Llanos de Aridane, bajo la lava de La Palma

El cementerio de Nuestra Señora de los Ángeles está situado en el barrio de Las Manchas, en el municipio de Los Llanos de Aridane, en la isla de La Palma (Canarias). Su particularidad radica en el extraordinario contraste que generan sus blancas hileras de nichos, que miran al imponente océano Atlántico, enclavadas en la negra piedra volcánica.

En 2021, la erupción del volcán Cumbre Vieja arrasó gran parte de este cementerio. Aunque se ha procedido a su reconstrucción y al traslado de los restos de aquellos nichos en los que ha sido posible actuar (unos 400), muchos de los difuntos han quedado sepultados para siempre bajo la lava.

La Almudena, un auténtico museo al aire libre en Madrid

Ubicado en el distrito de Ciudad Lineal de Madrid, el de Nuestra Señora de la Almudena es, con 120 hectáreas, uno de los mayores cementerios de Europa Occidental. Sus imponentes dimensiones hacen que una línea de autobús, la 110 de la EMT, haya dispuesto varias paradas en su interior.

Este camposanto, que registró su primer enterramiento en 1884, es un auténtico museo al aire libre, con sepulturas de gran valor artístico e histórico, y también un buen lugar para pasear entre rosales por sus Jardines del Recuerdo.

Nuestra Señora de la Almudena, en Madrid, es uno de los cementerios más grandes de Europa y alberga los restos de muchas personas célebres.

En este camposanto, junto a los de otros cinco millones de personas, descansan los restos de importantes personalidades, como los Premios Nobel Santiago Ramón y Cajal (Medicina) y Vicente Aleixandre (Literatura); los también escritores Dámaso Alonso, Pío Baroja o Benito Pérez Galdós; políticos como Niceto Alcalá-Zamora, presidente de la Segunda República Española; y artistas de la talla de Lola Flores, Estrellita Castro, Fernando Rey o Enrique Urquijo.

Villaluenga del Rosario, en una iglesia gaditana quemada durante la Guerra de la Independencia

El bello cementerio de Villaluenga del Rosario (Cádiz) está situado en la parte alta del pueblo, ocupando la Iglesia del Salvador, que data de 1722 y fue quemada durante la Guerra de la Independencia española.

Las entrañas de esta iglesia se constituyen en abrigo para sepulturas, algunas de las cuales están incrustadas en las ruinas de sus viejos muros. Otros se distribuyen en los lugares que deberían ocupar altares, bancos o rejas, lo que lo convierte en un enclave de valor arquitectónico único.

El cementerio de Bilbao y sus personajes ilustres

Inaugurado en 1902, este cementerio es, sin duda, una parte importante del patrimonio cultural de Bilbao. Su recinto ajardinado y el impactante conjunto arquitectónico de la entrada principal lo convierten en un lugar de gran interés para sus visitantes.

Allí, la Asociación Artística Vizcaína realiza representaciones de personajes ilustres que están enterrados en este cementerio municipal, como la escritora Juana Mir, el poeta Gabriel Aresti o el futbolista del Athletic Rafael Moreno Aranzadi, conocido popularmente como Pichichi.

El cementerio de Bilbao es también un referente cultural de esta capital vasca.


En el eje principal de este camposanto se encuentra el panteón dedicado a la memoria de los 44 niños fallecidos en 1912 en la trágica evacuación del Teatro Circo del Ensanche.

El cementerio vacío de Sad Hill, Burgos

La peculiaridad de Sad Hill, dentro de los límites municipales de Contreras y Santo Domingo de Silos, en la provincia de Burgos, es que sus 5.000 tumbas están vacías. Porque no es exactamente un cementerio, sino una obra de arquitectura cinematográfica construida para el rodaje de la película 'El bueno, el feo y el malo' (1966), dirigida por Sergio Leone y con Clint Eastwood como protagonista.

Sad Hill recrea un cementerio del viejo oeste americano en plena campiña de Burgos.

El paraje ha sido recientemente recuperado para el turismo y compite ya con otros de los escenarios de cine preferidos en España, como San Juan de Gaztelugatxe (Vizcaya), donde se rodaron escenas de Juego de Tronos, y el desierto de Almería donde se rodaron otros 'spaghetti western' de Leone.