¿Los animales sienten el mismo calor que los humanos?

Estar a 40 ºC podría no suponer lo mismo para un animal que para una persona, pese a que ambos cuenten con receptores térmicos para adaptarse al calor. ¿Sienten ambas especies lo mismo cuando las temperaturas suben?

Perro jadeando
Los animales cuentan con receptores térmicos en la piel que les permiten detectar los cambios de temperatura

¿Alguna vez te has preguntado por qué los perros jadean cuando hace calor o cómo los reptiles logran sobrevivir en desiertos abrasadores? La respuesta a estas preguntas radica en las complejas adaptaciones que los animales han desarrollado para regular su temperatura corporal.

Entonces, ¿son capaces de sentir el mismo calor que los humanos? Científicos de todo el mundo han estudiado la capacidad de termorregulación de las distintas especies y han llegado a una conclusión.

Cómo perciben el calor los animales

Al igual que los seres humanos, los animales cuentan con receptores térmicos en la piel que les permiten detectar los cambios de temperatura en su entorno. Sin embargo, la distribución y sensibilidad de estos receptores pueden variar significativamente entre diferentes especies. Esta variabilidad implica que cada tipo de animal tiene una forma particular de experimentar el calor y responder a él.

Además de los receptores térmicos, los animales emplean una amplia gama de comportamientos para regular su temperatura corporal. Por ejemplo, los perros jadean para facilitar la evaporación del calor, mientras que los gatos tienden a buscar lugares frescos donde descansar.

Los reptiles, por otro lado, utilizan el comportamiento de exposición al sol para calentar sus cuerpos o para buscar sombra cuando necesitan enfriarse. Estos comportamientos son esenciales para mantener su temperatura interna en un rango adecuado para su supervivencia.

Un gato cerca de una puerta
Los gatos acostumbran a buscar lugares frescos para soportar el calor

Por otro lado, algunas especies han desarrollado adaptaciones fisiológicas excepcionales para enfrentar condiciones de calor extremas. Los camellos, por ejemplo, tienen la capacidad de almacenar grandes cantidades de agua en sus cuerpos y poseen una gruesa capa de pelo que actúa como un aislante contra el calor del sol. Estas adaptaciones les permiten sobrevivir en los ambientes más áridos y cálidos.

¿Sienten el mismo calor los animales que los humanos?

Los animales no sienten el calor de la misma manera que los humanos, aunque ambos comparten algunos mecanismos básicos para percibir y regular la temperatura.

Una mujer abanicándose
Animales y personas comparten algunos mecanismos básicos para percibir y regular la temperatura.

La percepción del calor puede ser subjetiva y está influenciada por las diferencias en la biología y la fisiología entre especies. Mientras que los humanos pueden experimentar incomodidad por el calor y buscar maneras de enfriarse, los animales experimentan y responden al calor de acuerdo con sus adaptaciones evolutivas y su entorno específico.

Por lo tanto, aunque todos los organismos tienen mecanismos para percibir y gestionar el calor, la experiencia del calor en los animales no es idéntica a la de los humanos.

Síntomas de que un animal tiene calor

Uno de los signos más evidentes de calor en los animales es el jadeo o la respiración acelerada. Por ejemplo, los perros jadean para regular su temperatura corporal; un jadeo excesivo puede ser un claro indicio de que su temperatura es demasiado elevada. Aunque los gatos jadean menos que los perros, una respiración rápida y superficial también puede indicar calor. Además, los animales suelen buscar sombra o lugares frescos cuando tienen calor.

Otro comportamiento a observar es la inquietud o agitación. Los animales pueden moverse constantemente, intentar cambiar de lugar o mostrarse inquietos si están incómodos por el calor. También es común que laman sus patas o cuerpo en un intento de refrescarse; algunos, como los gatos, pueden buscar agua o lamerse con más frecuencia.

Por otro lado, el color de las encías o la lengua puede cambiar cuando un animal está sobrecalentado; en perros y gatos, las encías y la lengua pueden volverse de un color más oscuro o rojo brillante, y pueden estar más secas de lo normal.

Para manejar el calor en los animales, es fundamental proporcionarles agua fresca en todo momento y crear espacios frescos donde puedan refugiarse del calor. Evitar el ejercicio excesivo durante las horas más calurosas del día también es importante para prevenir el sobrecalentamiento. En definitiva, aunque animales y humanos no sientan de igual manera el calor, la actuación rápida en estos casos puede evitar golpes de calor y un mal mayor.