Los 5 pueblos blancos más bonitos de Andalucía

Si quieres escaparte del ruido sin viajar muy lejos, Andalucía está repleta de pueblos encalados de blanco que ofrecen una experiencia única, donde parece que uno ha viajado en el tiempo. Toma nota, pues hay mucho que visitar.

Frigiliana
Rincón de Frigiliana, pueblo malagueño con siglos de historia que posee un valioso legado de las culturas que lo habitaron y dejaron su huella: romanos, musulmanes, moriscos y cristianos.

Las redes sociales nos inundan de imágenes idílicas de pueblos encalados de blanco como Oía, un pequeño pueblo ubicado en las laderas de Santorini, en Grecia. Y aunque lo cierto es que es un pueblo precioso, no hace falta viajar fuera de nuestro país para encontrar multitud de pueblos muy similares.

Málaga y Cádiz concentran el mayor número de pueblos blancos de la comunidad

Y es que España está repleto de pueblos de este estilo, pero hoy nos vamos a detener en Andalucía, cuna de municipios cuya principal característica es el blanco que domina su arquitectura.

Frigiliana, la perla blanca de la Axarquía

Uno de los más espectaculares está situado en la provincia de Málaga. Nos referimos a Frigiliana, un municipio situado en la comarca de la Axarquía que se distingue por sus calles empinadas, adoquinadas y sus casas blancas adornadas con coloridas flores.

Este pueblo, declarado conjunto histórico-artístico, ofrece perderse en su laberinto de callejuelas empedradas y disfrutar de su arquitectura morisca bien conservada, con edificios emblemáticos como la Casa del Apero, el barrio Mudéjar, la Iglesia de San Antonio de Padua, la Fuente Vieja y la famosa Calle Real. Y sobre todo, es visita obligada el Palacio de los Condes de Frigiliana, que alberga la única fábrica de miel de caña en activo de Europa.

Olvera, punto de partida de "La Ruta de los Pueblos Blancos

Y de Málaga viajamos a Cádiz, porque en el corazón de la sierra gaditana se encuentra Olvera, un pueblo blanco que domina el paisaje desde lo alto de un cerro. Su imponente castillo árabe y su iglesia gótico-mudéjar destacan entre las casas blancas que se extienden por la ladera.

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Este municipio, punto de partida para explorar la famosa ruta de los pueblos blancos de Andalucía, se caracteriza también por sus calles empedradas y estrechas, donde destaca la Iglesia de Nuestra Señora de la Encarnación, erigida en el siglo XIX, un imponente templo neoclásico que sobresale en el horizonte de Olvera. Su grandioso interior y su imponente altar son un reflejo de la rica arquitectura y el arte sacro andaluz.

Arcos de la Frontera, un balcón al río Guadalete

Conocido como uno de los pueblos más espectaculares de la Ruta de los Pueblos Blancos, este pueblo gaditano se alza majestuosamente sobre un acantilado rocoso, y al igual que sus vecinos, destaca por sus estrechas calles empedradas, casas encaladas y balcones floridos.

Arcos de la Frontera
Vista de Arcos de la Frontera, con sus imponentes acantilados, razón por la que los lugareños se jactan de que sólo ellos ven el lomo de los pájaros mientras vuelan.

Uno de los mayores atractivos de Arcos de la Frontera es la posibilidad de disfrutar de sus miradores naturales, como el Mirador de la Peña Nueva, desde donde se puede admirar el majestuoso cañón del río Guadalete que serpentea bajo el acantilado. Desde aquí, se extienden a la vista las tierras de la campiña gaditana.

Setenil de las Rocas, rocas como parte de las viviendas

Y en la misma provincia tenemos otra localidad famosa por la integración de sus casas con enormes rocas. A diferencia de otros pueblos blancos, Setenil destaca por estas casas, que no solo están encajadas entre rocas, sino que en muchos casos forman parte integral de la estructura de las viviendas.

Estas colosales piedras actúan como techo y paredes, creando un paisaje único donde la arquitectura se fusiona de manera armónica con la naturaleza.

Sus estrechas y sinuosas vías, flanqueadas por casas encajadas en la roca, ofrecen una sensación de frescura y sombra incluso en los calurosos días de verano, gracias a la protección natural que brindan las formaciones rocosas.

Este diseño no solo es estéticamente impactante, sino también funcional, ya que las cuevas proporcionan una temperatura agradable durante todo el año, un alivio que es muy bienvenido en una región conocida por su clima cálido.

Pampaneira, belleza incomparable en plena Alpujarra

Acabamos nuestro repaso en Granada, donde se encuentra Pampaneira, uno de los pueblos blancos más pintorescos de las Alpujarras. Ubicado en las estribaciones de Sierra Nevada, destaca también por sus casas encaladas, tejados planos y calles empedradas que serpentean por las laderas de la montaña, creando un ambiente tranquilo y acogedor.

Al callejear por sus plazas y cuestas de un blanco deslumbrante, uno enseguida se topa con las jarapas que adornan fachadas y barandillas. Se trata de un tejido rústico y llamativo producido en telares tradicionales, que claramente es una de las herencias moriscas de la región y uno de sus principales reclamos turísticos.

Pampaneira es también visita obligada por su riqueza histórica: fue fundada por los árabes en el siglo VIII y más tarde, y tras la Reconquista, experimentó una profunda transformación con la llegada de los moriscos y su posterior expulsión en el siglo XVI.