Los 5 'monumentos' de arte rupestre en Asturias que son Patrimonio de la Humanidad
El Pindal es la más concida de las 17 cuevas que se encuentran en Asturias, Cantabria y el País Vasco, y que han sido declaradas Patrimonio de la Humanidad. Sólo en Asturias hay otras cuatro espectaculares.
El Pindal es una de las cuevas más espectaculares de España. Podríamos decir que es un testigo de la historia de la humanidad que se puede visitar en Asturias. Tras ser declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, ha vuelto a abrir recientemente a las visitas y se podrá visitar este verano, aunque no es la única opción en esta comunidad autónoma, hay cuatro más que relatan nuestro pasado.
El patrimonio rupestre de Asturias
Asturias alberga una de las mayores concentraciones de arte rupestre paleolítico de Europa, con más de 100 cuevas decoradas con pinturas, grabados y esculturas.
Una de las más conocidas de esta zona es la cueva de arte rupestre El Pindal está ubicada en el municipio de Ribadedeva. Se encuentra cerca del pueblo de Pimiango, en un acantilado sobre la costa del mar Cantábrico.
Con esta, son 17 las cuevas rupestres que se encuentran repartidas entre Asturias, Cantabria y el País Vasco que que en el año 2008 fueron declaradas Patrimonio de la Humanidad por la Unesco. Junto a ella también se encuentran en Asturias las cuevas de Tito Bustillo (Ribadesella), La Peña (Candamo), Llonín (Peñamellera Alta), Buxu (Cangas de Onís) y Covaciella (Cabrales).
Así es la cueva rupestre de El Pindal
El Pindal tiene un desarrollo de unos 600 metros y puede dividirse en dos zonas: una turística y fácil de visitar que ha sido rehabilitada, y otra oculta de acceso más difícil. Es en ese primer tramo más fácil, de unos 300 metros, donde se encuentra la mayor parte de las pinturas.
La cueva rupestre cuenta con 29 representaciones de animales (9 pintados, 15 grabados y 5 pintados y grabados). Estas incluyen representaciones de bisontes, caballos, cérvidos, un pez en la zona central y dos mamuts. Todo ello se une a numerosos signos que, en su mayoría, están pintados y situados en la zona central de la cueva.
En lo que respecta a la cronología de esta cueva, resulta difícil de concretar debido a la ausencia de restos arqueológicos y a la contaminación de las muestras realizadas. Aunque, según las estimaciones de los científicos, la cueva tendría entre 13.000 y 18.000 años.
La primera cueva rupestre de Asturias
La cueva era conocida mucho antes de su descubrimiento científico, que tuvo lugar a principios del siglo XX. Hermilio Alcalde del Río fue el encargado de realizar la primera exploración sistemática de la cueva en 1908, lo que la convirtió en la primera cueva rupestre descubierta en Asturias.
Sin duda, El Pindal es una muestra más del extenso patrimonio que aún se conserva en España del Paleolítico Superior.
Los otros 'monumentos' asturianos
La cueva de Tito Bustillo se presenta como uno de los conjuntos rupestres más valiosos del arte paleolítico del mundo. Está conformada por doce conjuntos, pero sólo se puede visitar puntualmente el Panel Principal para conservar la cueva, generalmente entre los meses de marzo y octubre. Basta para ver un centenar de representaciones en las que predominan los animales: cérvidos, caballos, renos o bisontes. La fase más antigua es premagdeleniense y tiene cerca de 20.000 años.
Otro de los enclaves ineludibles es la Cueva de la Peña de San Román (Candamo), en el curso bajo del río Nalón. Entre un cerro calizo se abre una gran sala que completa un espacio de casi 70 metros de longitud. Las pinturas del gravetiense y parte del madgaleniense están en el Salón de los Grabados, donde hay hasta seis paneles de un valor incalculable. Los expertos entienden que debieron tener un sentido mágico-ritual.
En Llonín hay otro yacimiento paleolítico conocido tradicionalmente como Concha la Cova o Cueva del Quesu, por haber sido utilizado para la elaboración del queso. Esa actividad transcurrió allí sin saber que estaban conviviendo con una joya, porque las pinturas se encontraron más tarde, ya en 1971. Hay más de un centenar de representaciones entre las que sobresale el color rojo: desde signos serpentiformes, de nuevo bisontes o caballos, hasta formas humanas.
Acabamos este repaso en la cueva de Covaciella, en Cabrales, oriente de Asturias. Fue descubierta casi por casualidad en 1994. Las pinturas tienen más de 14.000 años de antigüedad y se pueden observar a través de una galería de 40 metros de longitud que da paso a una gran sala, de un tamaño similar aunque mucho más espectacular. La cueva no se puede visitar pero sí se pueden conocer todos sus secretos en el aula de interpretación de "La Casa Bárcena".