Los 5 miradores más impresionantes para contemplar puestas de sol urbanas en España
Hay lugares que merecen un alto en el camino sólo por las vistas. Te proponemos una ruta por los mejores atardeceres del país y las magníficas atalayas para deleitarse con joyas naturales y arquitectónicas bañadas por la luz del ocaso.
Ya lo decía el escritor estadounidense Ralph Waldo Emerson: "El paisaje pertenece a la persona que lo observa". Y España está cuajada de esas magníficas atalayas que son los miradores, en los que merece la pena detenerse para recrearse en el horizonte.
Entre todos ellos, hemos seleccionado los que destacan por ofrecer las mejores postales urbanas del país. Aunque sí, somos conscientes de que nos dejamos muchos otros maravillosos en el tintero.
Mirador de San Nicolás, en Granada
El mismísimo Bill Clinton, ex presidente de los Estados Unidos, dictó sentencia: la ciudad de Granada tiene "la puesta de sol más maravillosa del planeta". No en vano, esta localidad presume de tener el mayor número de miradores (superan los 50) de toda Andalucía.
De todos ellos, el de San Nicolás, en pleno Albaicín, es incomparable. Se trata de uno de los lugares más emblemáticos de Granada, desde donde se puede disfrutar de una vista completa de la Alhambra y sus jardines, con Sierra Nevada al fondo.
El Generalife, el peinador de la Reina, los palacios nazaríes y la Alcazaba, son algunos de los tesoros arquitectónicos que es posible contemplar desde esta ubicación, donde también se encuentra la Iglesia de San Nicolás.
Construida en 1525 sobre una antigua mezquita, combina los estilos gótico y mudéjar, y cuenta con una sola nave central, dos capillas laterales adosadas y una torre sin decoración a modo de alminar islámico.
Pero su historia se remonta aún más allá, ya que el solar donde se ubica la iglesia es el primer lugar que habitaron los romanos cuando llegaron a Granada, sobre el siglo II a. C.
Templo de Debod en Madrid
Este templo egipcio también del siglo II a. C., ubicado en el Parque del Cuartel de la Montaña, cerca de la Plaza de España, en Madrid, ha sido testigo de cómo ha ido cambiando el skyline de la capital del país a lo largo de los años.
Su historia es muy interesante. Fue donado a España por el Gobierno de Egipto para evitar que quedara inundado tras la construcción de la gran presa de Asuán. Transportado y reconstruido piedra a piedra, fue abierto al público en su ubicación actual en 1972.
El Palacio Real, la Catedral de la Almudena, la Real Basílica de San Francisco el Grande o construcciones más modernas como el Palacio de Vistalegre, cuya cúpula refleja los rayos del sol al atardecer, son algunos de los edificios que se pueden contemplar desde este imprescindible mirador.
Park Güell, en Barcelona
En las estribaciones de la sierra de Collserola y situado en la parte superior de la ciudad de Barcelona, en el distrito de Gracia, se encuentra este icónico parque diseñado por el arquitecto Antoni Gaudí, máximo exponente del modernismo catalán.
Fue construido entre 1900 y 1914, por encargo del empresario Eusebi Güell, e inaugurado como parque público en 1926. Su peculiaridad es que fue concebido como un recinto monumental donde el entorno natural se funde con los elementos arquitectónicos.
Por eso, está declarado monumento histórico-artístico de interés nacional y, desde 1984, es patrimonio de la humanidad de la UNESCO.
En el punto más alto del Park Güell se encuentra el mirador del Turó de Les Tres Creus (colina de las Tres Cruces en castellano). Allí Gaudí había ideado construir una capilla, aunque, finalmente, optó por levantar un monumento representativo del Calvario, inspirado en unos restos prehistóricos encontrados en ese mismo lugar.
Desde allí se contemplan unas magníficas vistas de Barcelona, sobre todo al atardecer, cuando es perceptible cómo la Ciudad Condal va cambiando sus colores.
Mirador del Monte Igueldo, en San Sebastián
Para lograr las mejores vistas de la elegante ciudad de San Sebastián y de su magnífica playa de La Concha, nada mejor que subir hasta el mirador del monte Igueldo, al que se puede llegar en un funicular inaugurado en 1912, el más antiguo del País Vasco.
Desde su cima es posible divisar toda la ciudad y parte de la costa guipuzcoana bañada por el Cantábrico.
Además, en la ladera que mira hacia alta mar, se esconde un faro construido en 1855 por el ingeniero de caminos Manuel Peironcely, que, cada noche, sigue avisando a navegantes de la presencia de los imponentes acantilados de la costa donostiarra.
Como aliciente extra, el mirador cuenta además con un pintoresco parque de atracciones que mantiene la esencia de la mejor Belle Epoque.
Mirador del Valle, en Toledo
La Catedral, el Alcázar, los puentes o el río Tajo, son algunos de los tesoros paisajísticos de la bella y monumental Toledo, con los que deleitarse desde el mirador del Valle.
Esta ubicación ofrece, sin duda, la mejor vista de la ciudad. Además, en sus proximidades, muy cerca de la Ermita del Valle, se encuentra el Cerro del Bú, donde se originó la ciudad de Toledo en la época del Bronce.
Merece la pena recorrer el empinado camino de piedras para obtener una imagen que es toda una postal.
Si aún tienes dudas, en el año 2022, el mirador del Valle fue reconocido como la mejor panorámica nocturna del mundo.