Los 5 inventores que cambiaron el mundo y se arrepintieron de su creación

Fueron internacionalmente reconocidos por sus creaciones, que cambiaron radicalmente el mundo tal y como se conocía hasta entonces. Pero estos inventores terminaron apesadumbrados por las consecuencias inesperadas y especialmente destructivas de las aplicaciones prácticas de su obra.

Algunos de los inventos que cambiaron la historia del mundo, llevaron consigo el arrepentimiento de sus creadores.

A lo largo de la historia, algunos afamados inventores han expresado arrepentimiento por sus creaciones debido a las consecuencias inesperadas o negativas y, sobre todo, al uso inapropiado que estas han tenido. En este artículo exploramos las honestas reflexiones que nos dejaron.

Alfred Nobel y la creación de los premios más famosos del mundo para expiar la creación de la dinamita

El sueco Alfred Nobel (1833-1896), inventor de la dinamita, experimentó un sentimiento de culpabilidad y remordimiento por la forma en que su descubrimiento fue utilizado para fines destructivos en conflictos armados. Si bien no existe una declaración directa de arrepentimiento, su preocupación por el uso de la dinamita fue un factor clave que le llevó a crear los Premios Nobel.

Retrato del químico, innovador y fabricante sueco de armamento, Alfred Nobel.

Después de un incidente en el que su hermano falleció debido a una explosión de nitroglicerina durante la producción de la dinamita, Nobel se enfrentó a la idea de que su invención podría causar más daño que bien.

Este dramático suceso familiar le llevó a reflexionar sobre su legado y cómo quería ser recordado en la historia. Por ello, decidió destinar gran parte de su fortuna a la creación de los Premios Nobel, buscando reconocer y premiar los logros que contribuyeron a la paz, la literatura, la ciencia y otros campos que consideraba de beneficio para la humanidad.

Aunque no hay una declaración directa de arrepentimiento, la creación de los Premios Nobel puede interpretarse como un intento de compensar el impacto negativo que su invención tuvo en el mundo, mostrando preocupación por el bienestar de la humanidad.

Robert Oppenheimer, el arrepentido padre de la bomba atómica

Durante la Segunda Guerra Mundial, Robert Oppenheimer (1904-1967) físico teórico estadounidense, tuvo un papel fundamental en el desarrollo del Proyecto Manhattan, liderado por los Estados Unidos con el apoyo del Reino Unido y de Canadá, y destinado a fabricar las primeras armas nucleares.

Oppenheimer, considerado el padre de la bomba atómica, expresó sentimientos encontrados sobre su participación en su creación, si bien inicialmente apoyó su desarrollo para ayudar a poner fin a la guerra.

J. Robert Oppenheimer alrededor de febrero de 1946, en el Guest Lodge, el principal hotel de Oak Ridge durante el Proyecto Manhattan.

Después de presenciar el poder destructivo de las bombas nucleares lanzadas sobre Hiroshima y Nagasaki en 1945, Oppenheimer hizo suya una cita del Bhagavad-gītā, un importante texto sagrado hinduista: "Me convertí en la muerte, el destructor de mundos". Con esta expresión describía sus sentimientos sobre el impacto de la bomba atómica y mostraba su preocupación y arrepentimiento por las consecuencias para la humanidad de su invención.

Después de la guerra, Oppenheimer fue un defensor activo del control internacional de armas nucleares y abogó por la cooperación internacional para evitar una carrera armamentística nuclear. En 1954, durante audiencias de seguridad, se le revocó su autorización de seguridad por presuntos vínculos con el comunismo. Este evento afectó profundamente su carrera y reputación.

Mijaíl Kalashnikov, el diseñador del fusil AK-47 que murió atormentado por la culpa

A finales de la década de 1940, tras la Segunda Guerra Mundial, Mijaíl Kaláshnikov (1919-2013), un ingeniero y sargento mayor del Ejército Rojo, diseñó el famoso fusil de asalto AK-47, también llamado Kaláshnikov, que se ha convertido en uno de los rifles más populares y ampliamente utilizados en el mundo. El arma destacó por su confiabilidad, simplicidad y facilidad de uso en condiciones climáticas adversas.

El objetivo de Kaláshnikov era crear un rifle de asalto que fuera fácil de fabricar, mantener y operar, además de ser resistente y efectivo en combate. El diseño robusto y la capacidad para funcionar en entornos adversos hicieron que el AK-47 fuera ampliamente adoptado por numerosos ejércitos, milicias y grupos guerrilleros en todo el mundo.

Aunque inicialmente expresó orgullo por su invento, Kaláshnikov también se vio afectado por el hecho de que su creación se utilizara en conflictos armados y en acciones violentas.

Mikhail Kalashnikov junto a su creación, el AK-47, una de las armas más mortíferas del mundo.

Tras su fallecimiento en 2013, vio la luz una carta que envió poco antes de morir al patriarca de la iglesia ortodoxa de Moscú, en la que se mostró atormentado por el sentimiento de culpa:

"Mi dolor espiritual es insoportable. Sigo haciéndome la misma pregunta sin resolución: si mi rifle le quitó la vida a personas, ¿podría ser que yo, un creyente cristiano y ortodoxo, sea culpable de esas muertes, aun cuando fueran enemigos? Cuanto más vivo, esta pregunta más se adentra en mi cerebro y más me pregunto por qué el Señor permitió al hombre los deseos diabólicos de la envidia, la codicia y la agresión. Mi meta era crear armamento para la protección de las fronteras de mi patria. No es mi culpa que el Kalashnikov fuera utilizado en muchos sitios con problemas. Creo que la culpa de eso la países tienen esos y no los diseñadores".

Arthur Galston y como su herbicida, el agente naranja, masacró a las víctimas de Vietnam

El fisiólogo vegetal y bioético estadounidense, Arthur Galston (1920-2008), fue el descubridor del químico conocido como ácido triyodobenzoico o TIBA, capaz de estimular la floración de la soja y hacerla crecer más rápidamente. Su hallazgo revolucionó el mundo ya que sería posible alimentar de forma más eficiente a gran parte de la humanidad.

Sin embargo, convertida en el “agente naranja”, la Fuerza Aérea estadounidense empleó esta sustancia (que se torna en un potente herbicida aplicado en exceso) entre 1962 y 1971, durante la Guerra de Vietnam. El objetivo era destruir cultivos y exponer las posiciones y rutas de movimiento del Vietcong, los guerrilleros del bando comunista.

La masiva intoxicación provocó daños de consideración en los órganos de quienes fueron fumigados con el agente naranja, especialmente en el hígado, y graves consecuencias en los fetos de las mujeres embarazadas expuestas: al menos 100.000 niños nacieron con discapacidades y graves malformaciones.

Galston lamentó la perversión de su obra que “estaba destinada a mejorar la suerte de la humanidad, no a disminuirla”, dijo, mediante “un mal uso de la ciencia”.

Algunos de los componentes del gas naranja han permanecido en el medio ambiente durante décadas y han seguido causando cáncer, malformaciones en el desarrollo fetal, problemas de infertilidad y en los sistemas nerviosos e inmunes en las siguientes generaciones de vietnamitas afectados.

Bob Propst y el cubículo de oficina

Bob Propst (1921-2000) fue un diseñador estadounidense conocido por su trabajo en el diseño de oficinas y por ser el creador del sistema "Action Office". Este modelo sentó las bases para lo que más tarde se convertiría en el concepto moderno de la oficina flexible y las conocidas “granjas de cubículos”.

El sistema "Action Office", desarrollado por Propst mientras trabajaba para la empresa Herman Miller en la década de 1960, estaba destinado a ofrecer un entorno de trabajo más dinámico y versátil. Incluía particiones móviles, estantes ajustables y escritorios modulares que permitían a los trabajadores adaptar su espacio según sus necesidades específicas.

Robert Propst diseñó el sistema Action Office, las llamadas "granjas de cubículos".

Pero, aunque la visión original de Propst era crear entornos de trabajo que promovieran la productividad y la comodidad en el lugar de trabajo, con el tiempo, este concepto evolucionó hacia oficinas criticadas por la falta de privacidad y otros problemas que podían afectar la concentración y el bienestar de los trabajadores.

Propst terminó lamentando profundamente su diseño, que, por cuestiones de ahorro, muchas empresas terminaron usando para convertir los entornos laborales en lugares fríos e impersonales. “Algunas hacen cubículos pequeños, diminutos, y meten a sus empleados ahí. Son lugares estériles, ratoneras”, llegó a decir. La historia de otra gran idea que se fue de las manos.