Los 3 pueblos de Segovia más espectaculares para hacer una escapada en invierno
¿Buscas la escapada perfecta para este invierno? No dejes de descubrir estos tres pueblos segovianos que lo tienen todo para disfrutar a lo grande en un fin de semana invernal.
Seguro que ya has estado en la ciudad de Segovia, has visitado el Alcázar y el Acueducto, y has comido cochinillo. Pero la provincia segoviana nos reserva otros muchos atractivos, especialmente para disfrutar de encantadoras escapadas durante el invierno, o en cualquier otro momento del año.
Y es que adentrarse en la provincia de Segovia es descubrir un triángulo de ensueño conformado por Riaza, Ayllón y Maderuelo. Estos tres pueblos, cargados de historia y rodeados de naturaleza, se encuentran interconectados por cortas distancias que facilitan una visita en un solo día. O mejor aún, una escapada más relajada durante un fin de semana de invierno.
Así es este triángulo de ensueño
Desde la Puerta del Sol en Madrid, un trayecto de 117 kilómetros te lleva hasta Riaza, primer punto de esta travesía. Ayllón está apenas a 20 kilómetros de Riaza, y Maderuelo a 17 de Ayllón, formando una ruta que alterna cultura y paisajes naturales. Este recorrido promete una experiencia completa, perfecta para la temporada invernal, que combina el encanto de los pueblos pequeños con la serenidad de los espacios naturales.
Riaza: tradición y naturaleza
Riaza, con sus calles empedradas y su historia que se remonta a los siglos XI y XII, es un lugar donde el pasado se siente vivo. Su Plaza Mayor, conocida como “la plaza porticada”, es un punto de encuentro que refleja la arquitectura rural castellana y data de 1873. Desde allí, la vista se dirige hacia la Iglesia Parroquial de Nuestra Señora del Manto, una joya arquitectónica de los siglos XV y XVI en la que destaca su torre de 33 metros y su valiosa colección de arte sacro.
El entorno de Riaza invita a caminar y respirar el aire puro. La Ermita de Hontanares, enclavada en un paraje de ensueño entre pinos y hayedos, es el destino ideal para una excursión invernal. Desde este lugar también parten rutas hacia el mirador de Piedras Llanas o los pintorescos pueblos de Riofrío y Alquíté.
En dirección al Puerto de la Quesera, a 1.757 metros de altitud, se encuentra el Hayedo de la Pedrosa, un lugar mágico, especialmente en otoño, aunque en invierno resulta también muy sugerente.
Ayllón: historia y encanto medieval
La villa de Ayllón es una postal de la España medieval. Al cruzar el Arco, una majestuosa puerta de entrada, los visitantes son recibidos por su Plaza Mayor, rodeada de soportales y edificios históricos como el Ayuntamiento, ubicado en el antiguo palacio de los marqueses de Villena. Destaca también la Iglesia de San Miguel, un templo de estilo románico tardío que hoy en día se utiliza para eventos culturales.
Ayllón ha sido testigo del paso de celtíberos, romanos, árabes y cristianos, quienes dejaron su huella en forma de puentes, castillos y murallas. El puente romano sobre el río Aguisejo es uno de los tesoros más emblemáticos, mientras que en lo alto del cerro se encuentran las ruinas de un castillo árabe que narra la historia de luchas y conquistas.
Perderse entre sus calles es una manera de que viajemos en el tiempo, rodeados por un paisaje rojizo que aporta un encanto de lo más singular.
Maderuelo: un refugio de paz
Maderuelo, con sus casas de piedra y sus tranquilas calles, es un remanso de paz en lo alto de un cerro. La entrada al pueblo, por la puerta almenada de los Dos Arcos, marca el inicio de un recorrido por sus dos calles principales, flanqueadas por edificios con signos grabados que evocan tiempos romanos y visigodos. Dos iglesias, la de San Miguel y la de Santa María, custodian los extremos del pueblo, ambas llenas de historias que entrelazan lo cristiano y lo árabe.
Cerca de Maderuelo, el Parque Natural de las Hoces del Río Riaza ofrece una experiencia única. Desde Montejo de la Vega de la Serrezuela, otro atractivo pueblo cercano, se puede iniciar una caminata que bordea los imponentes cortados calcáreos habitados por buitres leonados. Este es uno de los ecosistemas más fascinantes de Europa y un lugar que inspiró al naturalista Félix Rodríguez de la Fuente. La senda culmina en la Ermita de San Martín del Casuar, un lugar perfecto para reflexionar antes de emprender el regreso.
Estos tres pueblos segovianos son más que un destino, son una invitación a conectar con la historia, la naturaleza y la tranquilidad que sólo un entorno así puede ofrecer.