Los 10 accidentes más frecuentes de los niños en verano: cómo debes actuar en cada caso

Para que disfrutes de un verano seguro para todos, compartimos contigo los consejos y recomendaciones de prestigiosas clínicas y centros médicos para evitar accidentes en los niños y saber cómo afrontarlos si se producen a pesar de todas las precauciones.

Hacer que el verano sea seguro para los menores es siempre una responsabilidad compartida.

El verano es una época del año esperada con ilusión por niños y adultos, ya que ofrece la posibilidad de disfrutar de vacaciones y tiempo de calidad en familia.

Sin embargo, en esta temporada también aumentan los riesgos de accidentes infantiles debido a la mayor exposición a ambientes desconocidos y a actividades que implican cierto grado de peligro.

Por eso, resulta crucial que progenitores y cuidadores estén bien informados y preparados para prevenirlos y garantizar un verano seguro y divertido para los más pequeños.

Porque la seguridad infantil no solo es una responsabilidad compartida, sino también una prioridad a la hora de disfrutar de unas vacaciones sin contratiempos.

Principales riesgos y cómo afrontarlos

Los especialistas de prestigiosos centros médicos como Teknon o la Clínica de la Universidad de Navarra recuerdan los incidentes más comunes en los que se pueden ver implicados los menores en verano.

También explican la mejor manera de proceder ante ellos, y ofrecen consejos muy útiles para asegurar que los niños puedan explorar y disfrutar del verano de manera segura y saludable.

Insolaciones

Siempre hay que evitar la exposición directa excesiva al sol. Y, por supuesto, jamás hay que dejar a niños y lactantes solos y en lugares cerrados sin ventilación, como coches o tiendas de campaña al sol. El riesgo es que sufran un evento potencialmente mortal como el golpe de calor.

Ante una insolación se debe actuar de inmediato: colocar al niño en un lugar fresco y sombreado, enfriar el cuerpo con toallas húmedas y trasladarle a un centro sanitario si la temperatura es superior a los 39 grados, siente dolores de cabeza y musculares, está confuso o aparecen náuseas y vómitos.

Deshidratación

Ya sea por excesiva sudoración o por una insuficiente ingesta de líquidos, la deshidratación puede manifestarse a través de fiebre, mareos y trastornos de conciencia. La piel también suele estar fría y húmeda.

Si sucede, hay que trasladar al menor a un ambiente fresco y, si está consciente, ofrecerle bebidas isotónicas, zumos y alimentos que contengan mucha agua, como la sandía.

Quemaduras solares

La piel de los niños es especialmente sensible a las quemaduras solares. Por ello, deben evitarse a toda costa protegiéndola con cremas con un alto grado de protección (por encima del factor 30). También a la sombra y, sobre todo, entre el mediodía y las cuatro de la tarde.

Proteger la piel de los menores con cremas con factor superior a 30 es indispensable para evitar quemaduras y problemas de salud en el futuro.

Hay que aplicar la crema antes de la exposición solar, luego cada dos horas, y siempre después del baño o de una intensa sudoración.

Intoxicaciones

A la hora de manipular alimentos, especialmente los crudos, es muy importante lavarse bien las manos. Conviene evitar las mahonesas caseras y beber solo agua que ofrezca las suficientes garantías sanitarias.

Ante la aparición de diarrea, es necesario reponer líquidos, pasar a una dieta blanda y acudir al médico si persiste.

Picaduras

Una buena forma de prevenir las picaduras es usando lociones o pulseras repelentes de insectos. Para niños, las concentraciones de DEET no deben exceder del 10%. Por la noche son útiles los difusores eléctricos de insecticida que contengan permetrina y, si es posible, recurrir a mosquiteras.

Si se trata de picaduras masivas, por ejemplo, de avispas o abejas, o cuando los menores son alérgicos, es preciso acudir urgentemente al centro hospitalario más cercano.

Si la picadura es de una medusa o de otro animal marino, conviene extraer la espina o el aguijón y aplicar agua marina (nunca dulce) y pomadas específicas para rebajar la inflamación que contengan antihistamínicos, corticoides.

Viajes en coche

Los desplazamientos en coche, por cortos que sean, deben realizarse siempre con la máxima prudencia y utilizando los asientos de seguridad en los lactantes y niños pequeños.

Los niños mayores deben sentarse en los asientos traseros con el cinturón de seguridad colocado.

Ahogamiento

En la edad pediátrica, el ahogamiento es la segunda causa de muerte por accidente después de los de circulación. Por eso, es fundamental realizar una vigilancia continua, incluso aunque el pequeño sepa nadar.

Es conveniente esperar cierto tiempo después de comer para bañarse, especialmente si el agua está muy fría. Lo que conocemos comúnmente por «corte de digestión» es, en realidad, un «síncope de hidrocución». Es decir, un estado de postración de las funciones vitales (pulso y respiración) por un cambio brusco de temperatura.

Los síntomas son mareos, palidez, náuseas, calambres, vómitos, sudoración, visión borrosa. Si se produce dentro del agua, hay riesgo de ahogamiento.

Los niños tampoco deben tirarse bruscamente al agua sin conocer la profundidad. El riesgo de padecer traumatismos y lesiones medulares es importante.

Ventanas, balcones y enchufes

Hay que asegurarse siempre de que no hay sillas u objetos que permitan a los pequeños encaramarse y asomarse a ventanas abiertas, terrazas o balcones, para evitar el elevado riesgo de caídas.

También resulta esencial vigilar que los menores no manipulen ningún enchufe, cable o aparato eléctrico cuando están mojados tras un baño y descalzos.

Barbacoas y pirotecnia

Es normal que los más pequeños de la casa quieran participar de las típicas barbacoas veraniegas que celebramos con familia y amigos, pero es importante evitar que se acerquen demasiado al fuego.

Ante los espectáculos de fuegos artificiales, es necesario tomar las precauciones necesarias para evitar quemaduras, lesiones acústicas u oculares en menores.

Aglomeraciones

A la hora de acudir a conciertos, fiestas o ferias en las que se concentran muchas personas, es imprescindible no soltar la mano de los más pequeños ya que se desorientan fácilmente.

Es recomendable establecer un punto de encuentro en el que reunirse en caso de pérdida y, a ser posible, enseñar a los niños a memorizar un número de teléfono de contacto. También resulta útil meterles en el bolsillo una tarjeta o colocarles una pulsera con dicho número.