Lo que han conseguido dos startups con hojas secas de árboles y pelotas de tenis es esperanzador

La economía circular es un modelo de producción y consumo que implica compartir, reutilizar, reparar, renovar y reciclar los materiales y productos existentes durante el mayor tiempo posible, alargando así su vida útil. Esto han conseguido dos startups.

Hojas de árboles en el suelo
Las hojas secas de los árboles tienen una segunda vida útil

Las calles de una ciudad promedio cada año se ven llenas de 8 mil toneladas métricas de hojas que obstruyen sus alcantarillas y desagües. Estas hojas se deben recolectar, compostar, quemar o arrojar a un vertedero. Una startup está usando las hojas secas de los árboles para fabricar papel para bolsas y material de oficina, entre otros. Releaf Paper cierra un ciclo enorme en la cadena de producción, en un claro ejemplo de economía circular.

Los fundadores de esta startup, Alexander Sobolenko y Valentyn Frechka, son ucranianos y la ciudad de Kiev es famosa por su preponderancia en abundante vegetación. Se dice que uno puede caminar allí de un lado a otro sin abandonar la sombra de los castaños de Indias.

Dos datos sorprendentes
Se talan 6 mil millones de árboles cada año para fabricar productos de papel, según WWF.

Releaf Paper produce 3 millones de bolsas de papel al año en su sede de París con 5 mil toneladas métricas de hojas secas.

Miles de toneladas de hojas llegan a sus instalaciones tras establecer colaboraciones con paisajistas de toda Europa. La empresa fabrica papel mediante un proceso de producción sin azufre ni cloro, que le permite una baja huella de carbono y con bajo consumo de agua.

De las hojas obtienen fibra para fabricar el papel y devuelven lignina como semifertilizante para los jardines de las ciudades, completando el círculo y manteniendo el equilibrio. En sus planes está expandir su tecnología de hojas caídas a todo el mundo.

Así fabrican muebles con pelotas de tenis

Por otro lado, la diseñadora ecológica belga Mathilde Wittock, ha comenzado a reutilizar pelotas de tenis desechadas para fabricar muebles a medida. Su idea garantiza que estas bolas de goma y fieltro no terminen en los vertederos y promueve la economía circular de estos objetos.

Para hacer una pelota de tenis son necesarios unos 24 pasos de fabricación diferentes y cinco días, pero la vida útil de una pelota de tenis es muy corta. Las pelotas de tenis están llenas de gas que les proporciona el rebote y también es la razón por la que los envases en los que vienen están sellados. Al abrirlos, el gas sale lentamente del núcleo de la pelota, la deja plana y acaba no siendo apta para el juego. Por eso, se acumulan como residuos.

Pelotas de tenis
Se fabrican 300 millones de pelotas de tenis cada año para el deporte, y casi en su totalidad se desechan.

Wittock recibe pelotas de tenis que son generalmente donadas por diferentes clubes deportivos. La Federación belga de Valonia le ha donado recientemente su stock completo de 100.000 pelotas de tenis usadas, que proporcionará unos 9 meses de producción.

Las tallan a mano en un proceso que dura hasta 3 semanas

Wittock buscaba fuentes innovadoras de materiales y había jugado a tenis, así que las pelotas le parecieron apropiadas por su durabilidad, su corta vida útil y el hecho de que necesitan unos 400 años para descomponerse en el vertedero.

Esta diseñadora con su equipo tallan a mano 1.800 pelotas al día que convierten en elementos de microamortiguación para una tumbona o un banco modernista, sus dos productos estrella. Sus elegantes muebles no necesitan cojines, porque cuentan con el mullido de 500 pelotas de tenis que son colocadas con precisión en sus tumbonas.

En el recién finalizado US Open fueron utilizadas 70.000 pelotas de tenis.

Los bancos que fabrican tienen un metro de largo y cuentan con 270 pelotas estructurales. El proceso es laborioso y tardan entre dos y tres semanas en fabricar cada uno de estos muebles, que tiene la pelusa de las pelotas teñida con los colores del interior, haciendo al mueble atractivo y mucho más cómodo.

Además, los clientes pueden devolver sus piezas a Wittock para quemar la pelusa y encargarse de enviar las carcasas de goma para que las trituren y sean reutilizadas en la fabricación de colchonetas infantiles, cerrando el círculo. El ecodiseño se basa en la circularidad. Hay que pensar en el ciclo final de los materiales, si no es un círculo y estos no se pueden reutilizar para hacer otra cosa, no es ecodiseño.