Un chubasco torrencial nos coge conduciendo, ¿qué hacer?
Los chubascos torrenciales provocan cambios drásticos en las condiciones de seguridad en la conducción. A continuación repasamos algunos consejos que podrían salvarte la vida.
De vez en cuando, el tiempo depara chaparrones torrenciales a causa de fenómenos meteorológicos adversos como, por ejemplo, los reventones o frentes de racha, que son situaciones poco habituales, muy localizadas, con lluvias de intensidad significativa, vientos muy fuertes y capacidad de provocar alto impacto social. Al volante, estos aguaceros se convierten en un grave obtáculo que debemos saber gestionar.
¡Peligros al volante!
Por la propia definición de chubasco, una precipitación súbita, de gran intensidad y que cesa de repente, puede que nos afecte con el asfalto seco o poco mojado, momento peligroso ya que la carretera está sucia de polvo y grasa y se puede formar una especie de barrillo muy deslizante que perjudica el agarre de los neumáticos y muy especialmente en el caso de los motociclistas.
Cuando la precipitación aumenta con la llegada del chubasco, por lo general, solo habría que mantener la calma y adecuar la velocidad a las condiciones para reducir el riesgo de aquaplaning, que es la situación que puede sufrir un vehículo cuando atraviesa en la carretera, a cierta velocidad, una superficie cubierta de agua, llevándolo a una pérdida de tracción y control del mismo por parte del conductor.
Si el diluvio llega a comprometer demasiado la visibilidad o el asfalto no puede drenar la cantidad caída y se forman balsas, será mejor detenerse y esperar a que despeje.
Consejos si un chubasco torrencial nos afecta conduciendo
Hay ocasiones en las que las normas generales no siempre valen, por lo que a continuación ofrecemos una serie de consejos y recomendaciones que cubren muchas de las situaciones imprevistas que nos podemos encontrar cuando una tormenta con fuertes precipitaciones se abate sobre nosotros.
Está claro que los neumáticos, parte de contacto entre el vehículo y la carreta, deberán estar en buen estado; en situaciones meteorológicas adversas son la clave de nuestra seguridad y la de los demás conductores. La DGT recomienda sustituirlos cuando los surcos lleguen a los 3 mm de profundidad, aunque el mínimo legal es de 1,6 mm.
Ante una predicción meteorológica adversa lo más prudente es retrasar nuestro desplazamiento, hay que reaccionar a tiempo. Si la inclemencia nos coge al volante y la precipitación dificulta notablemente la visibilidad o nos impide circular sin riesgo, deberíamos detenernos y esperar una mejoría. En todo caso se recomienda llevar el depósito lleno para evitar posibles imprevistos posteriores.
Ver y que nos vean, por lo que llevaremos las luces de cruce encendidas y habrá que tener mucho cuidado con el agua que pueden arrojar los vehículos pesados, ya que reduce la visibilidad a mínimos durante un corte espacio de tiempo. Por supuesto, deberíamos llevar las escobillas de los limpiaparabrisas en buen estado y que nuestros cristales estén limpios, tanto por fuera como por dentro, evitando la condensación del interior, usando, por ejemplo, el aire acondicionado sobre la luneta delantera y utilizando la resistencia térmica de la trasera.
Otra regla de oro es ir más despacio y aumentar la distancia de seguridad con el vehículo que nos precede. Hay que recordar que la lluvia aumenta la distancia de frenado y el riesgo de pérdida de control del vehículo, por lo que ir suficientemente alejado de los demás coches es imprescindible.
Si con todo esto aún sufrimos aquaplaning o planeo sobre el agua, lo primero que hay que hacer es reducir aún más el ritmo, levantando el pie del acelerador, evitando el frenar y dejando que la retención del motor vaya deteniendo el vehículo. Además, hay que procurar no hacer giros bruscos con el volante, para evitar desestabilizar al vehículo.
Y, para finalizar, unas serie de recomendaciones no menos importantes, como es secar los frenos después de rebasar charcos o balsas de agua, accionándolos de forma suave y progresiva; llevar siempre un teléfono móvil cargado; planificar la ruta, buscando la más segura desde el punto de vista meteorológico (mejor autovías que carreteras convencionales, evitar trazados montañosos o con paredes verticales, los túneles y las zonas bajas que podrían inundarse). Si sufriéramos una avería, lo más probable eléctrica por el agua, es mejor pedir ayuda y esperar, no intentar arrancar el coche o abrir el capó. Y por último, una fundamental, usar el sentido común, es mejor llegar más tarde que no llegar.