¡Gran oportunidad para ver las Leónidas! Te contamos cuándo y dónde
Un año más llega el pico de las Leónidas, la mejor lluvia de estrellas de la época de frío. Este año pueden ser aún más espectaculares porque coinciden con la fase de Luna nueva.
Los aficionados a la observación del cielo nocturno están estos días de enhorabuena. Tenemos la que muchos consideramos la segunda mejor lluvia de estrellas del año tras las Perseidas. El pico máximo será la noche del martes 17 al miércoles 18 y según se estima, podrían caer unos 20 meteoros por hora. Por experiencia propia, y después comentaremos el porqué, estas estimaciones pueden quedarse muy cortas, algo que convertiría esa noche en un evento que nunca olvidaríamos.
Este año su observación está favorecida por la ausencia de la Luna. Si bien nuestro satélite es el elemento favorito del cielo para muchos, el disfrute de eventos como el que hoy hablamos puede irse al traste por culpa de su enorme brillo. Así que la mejor manera de tener un cielo oscuro y limpio es sin ella. Este martes la Luna estará solo un 5% visible y se ocultará muy temprano por el horizonte. Sin duda una gran noticia. Solo falta cruzar los dedos para que la meteorología acompañe.
Esta lluvia de estrellas tiene lugar gracias a que nuestro planeta pasa por la zona del espacio por la que el cometa Tempel-Tuttle ha esparcido toneladas de material en forma de polvo y piedras. Cuando cada año la Tierra pasa por esta zona, las partículas se desintegran en la atmósfera produciendo un enorme brillo. A diferencia de lo que muchos imaginan, no estamos hablando de grandes rocas. La mayoría de estrellas fugaces que vemos tienen el tamaño de granos de arroz. Solo los más grandes, de pocos centímetros, consiguen crear bolas de fuego o bólidos.
Consejos para una buena observación
Una noche de lluvia de estrellas está al alcance de cualquier persona. No se necesita absolutamente ningún instrumento, ni telescopios ni prismáticos. Es un espectáculo que hay que disfrutar a simple vista para poder ver la máxima cantidad de cielo posible. Y como siempre, cuando hablamos de observación astronómica, hay que alejarse lo máximo posible de la contaminación lumínica. Así que hay que hacer kilómetros desde la ciudad o el pueblo para que las luces no empañen el cielo oscuro.
En cuanto a la hora de observación, se recomienda que sea lo más tarde posible. Daremos tiempo a que el cielo sea oscuro del todo, la Luna ya no molestará, nuestros ojos estarán acostumbrados a la oscuridad y la constelación de Leo ya habrá salido por el horizonte. La mejor hora será a partir de las doce de la medianoche.
Una de las preguntas que más se hace la gente es dónde hay que mirar en el cielo para ver las Leónidas. Esta lluvia de estrellas se llama así porque los meteoros parecen venir todos de la constelación de Leo, que es su radiante. Pero que sea su radiante no quiere decir que salgan de ahí. Podemos ver una estrella fugaz en cualquier punto del firmamento. Eso sí, su sentido de movimiento irá desde esa constelación hacia otros lados. Por este motivo lo más recomendable es olvidarse de instrumentos, tumbarse en el suelo en un lugar en el que no haya elementos que nos molesten, tal como árboles o montañas, e intentar ver el máximo de cielo posible.
Y para los que quieran inmortalizar alguna estrella fugaz con una cámara fotográfica, pueden repasar este artículo de tiempo.com. Hay que hacer fotografías de larga exposición con la ayuda de un trípode y con un objetivo gran angular.
Una lluvia de estrellas imprevisible
Las Leónidas son seguramente la lluvia de estrellas más sorprendente que hay en todo el año. Si las comparamos con las Perseidas, que tienen lugar en verano, es cierto que el número de Leónidas que se observan es mucho menor, pero las pocas que se ven son muy grandes. ¿Qué preferimos ver, muchas estrellas fugaces pequeñas o pocas y muy grandes? Yo me decanto por la segunda opción, y más teniendo en cuenta lo que vamos a ver ahora.
Por un lado, es muy difícil, días antes de cualquier lluvia de estrellas, calcular la tasa de meteoros que se observarán. Son partículas muy pequeñas e indetectables. Solo la experiencia de años nos permite hacer estas estimaciones. Pero de vez en cuando hay años extraordinarios. Uno de ellos, y que personalmente pude disfrutar, fue el de 2001.
Era una noche muy fría de invierno y el espectáculo que vi no lo olvidaré jamás. La cantidad de estrellas fugaces era sorprendente. Caían sin parar. Una tras otra. Mirara dónde mirara. Pero lo que más llamaba la atención era el gran tamaño que tenían. A día de hoy se cree que ese año hubo una tasa máxima de 1500 meteoros por hora. Algo histórico.
Respetar las normas del COVID
Este año la lluvia de estrellas será distinta. Hay que respetar los horarios de confinamiento que tiene cada una de las comunidades autónomas, así que la observación no tendrá más opción que hacerse que desde azoteas o terrazas para los que vivan en la ciudad. Más afortunados los que tengan una casa con jardín. Y si se hace con la compañía de algún vecino, siempre respetando la distancia de seguridad y usando mascarilla.
A pesar de ello, siempre es recomendable que nunca dejemos pasar la oportunidad de ver una lluvia de estrellas. Nunca se sabe si acabará siendo histórica como la de 2001.