¿Llegarán las megaolas de calor por culpa de las extremas temperaturas del suelo?
Este verano no han parado de superarse los récords por calor, pero un nuevo estudio apunta que la temperatura medida en el suelo podría superar esos extremos. ¿Cuáles podrían ser las consecuencias?
Las famosas olas de calor que afectan a España en los meses estivales podrían estar menospreciando un pequeño detalle: los valores de temperatura se miden en el aire, pero algunos procesos, como los hidrológicos y muchos de los biogeoquímicos, son más sensibles a la temperatura del suelo. Esta, en ocasiones, es superior a la del aire.
Las consecuencias de esta superación tienen un efecto directo en la agricultura y en los ecosistemas y podrían, incluso, desencadenar mega-olas de calor. ¿Están aumentando más las temperaturas extremas del suelo que las del aire?
¿Se pueden desencadenar megaolas de calor?
Si las temperaturas extremas que se miden en el aire están aumentado, las del suelo aún lo hacen con más intensidad. Según un reciente estudio, están incrementándose más rápidamente que las temperaturas extremas del aire en 0,7 °C por década y dos veces más rápido en frecuencia de media en Europa Central.
Las consecuencias podrías ser nefastas. Si el suelo está más caliente que el aire que está justo encima, se produce una liberación de calor que va desde el suelo hacia la atmósfera en forma de calor sensible. Este intercambio de calor podría ser un motor que ayudara a la intensificación y propagación de los extremos cálidos del aire y de las olas de calor. Podríamos empezar a hablar de megaolas de calor.
Como hay más medidas de temperatura del aire disponibles que del suelo, las consecuencias de las olas de calor se podrían estar subestimando. Los más afectados por esto son la agricultura y los ecosistemas terrestres, ya que la seguridad alimentaria queda amenazada, y se favorece a más especies tolerantes a la temperatura.
La humedad del suelo es clave
Los resultados demuestran que este escenario no ocurre en todos los lugares por igual. La temperatura del suelo supera a la del aire en zonas con condiciones secas y cálidas. Allí, la humedad se convierte en una pieza esencial: el contenido de agua del suelo no puede satisfacer las necesidades de evaporación y hay más energía para calentar el suelo.
A más temperatura, el suelo pierde más agua por causas naturales y por lo tanto, existe menos humedad. La cadena se retroalimenta. Pero estos cambios podrían estar agravados por la humanidad: estamos cambio la cubierta vegetal y la gestión del suelo, con lo que también disminuimos la cantidad de agua del suelo.
Todos estos factores desencadenan en una intensificación de las olas de calor locales, medidas por las temperaturas del aire en superficie, que puede aumentar aún más la desecación del suelo.