Liberlandia, la nación en el corazón de Europa que tiene himno, bandera y moneda, pero no dueño
El aspirante a convertirse en el Estado más joven del mundo ya tiene más de 500.000 peticiones de ciudadanía de personas atraídas por su medida estrella: no hay impuestos obligatorios.
Si volviéramos al colegio y tuviéramos que completar uno de esos mapas políticos ciegos que nos exigían en clase, probablemente sabríamos situar muchos de los 50 países soberanos que forman Europa. Sin embargo, la existencia de una nación que lucha por convertirse en Estado en pleno corazón del Viejo Continente es algo desconocido para la mayoría.
Cuando en 2001 acabó la guerra de Yugoslavia, dos de los estados en conflicto, Serbia y Croacia, no reclamaron para así algunos de los territorios situados en la frontera entre ambos países. Entre ellos se encuentra una porción de tierra ubicada a orillas del río Danubio conocida como Gornja Siga. Esta es su historia.
Proclamación en familia
El 13 de abril de 2015, coincidiendo expresamente con el aniversario del nacimiento de Thomas Jefferson, padre fundador de los Estados Unidos, nació esta pequeña nación. Ese día, un reducido grupo de ciudadanos checos apelaron a la doctrina internacional terra nullius (en latín, 'tierra de nadie'), para reclamar ese territorio como propio, izar una bandera y proclamar la República Libre de Liberlandia.
También se eligió a su Presidente, Vít Jedlička, un economista y político checo nacido en 1983, miembro del Partido de Ciudadanos Libres. Lo hizo el autodenominado Comité Preparatorio, formado por la pareja y un amigo de la infancia del flamante nuevo mandatario.
Jedlička no tardó en enviar notas diplomáticas no sólo a los dos países vecinos, sino también a las Naciones Unidas, con el fin de informarles sobre la creación del nuevo "estado".
Una nación sin impuestos y paraíso de las criptomonedas
El lema de Liberlandia es "vivir y dejar vivir", ya que se enorgullece de la libertad personal y económica de su gente. Esto incluye limitaciones al poder del gobierno para garantizar una menor interferencia con la libertad personal y de la nación.
El objetivo de sus fundadores es construir un país asentado sobre las bases del liberalismo clásico “donde la gente honesta pueda prosperar sin ser oprimida por gobiernos que les hagan la vida desagradable con la carga de restricciones e impuestos innecesarios”. Por eso, el pago de tributos allí es voluntario y la propiedad privada se considera intocable.
La moneda oficial de la nación es una criptomoneda: el mérito de Liberland, emparejado con el dólar estadounidense, aunque también admite bitcoin y otras criptodivisas como Ethereum.
Medio millón de peticiones de ciudadanía
Con una superficie de 7 kilómetros cuadrados, este territorio sin dueño tiene unas dimensiones similares a Gibraltar y es 3,5 veces más grande que el Principado de Mónaco. En él podrían asentarse unos 120.000 habitantes. De momento, en Liberlandia no vive nadie, aunque ya han otorgado un millón de ciudadanías y acumulan 500.000 peticiones más.
Las condiciones para adquirir la ciudadanía de Liberlandia no son muy exigentes. Admiten personas de cualquier raza, etnia o religión y puede tramitarse por internet sin ningún papeleo. Únicamente están vetados quienes tienen antecedentes penales o profesan alguna ideología considerada “extremista”. Eso sí, para formalizar la ciudadanía hay que pagar una membresía en méritos.
Liberlandia aspira a convertirse en un micro estado europeo como Mónaco, Andorra, Liechtenstein, San Marino, la República de Malta o la Ciudad del Vaticano. Al margen de los avatares de tipo geopolítico que deben salvar, sus futuros pobladores se enfrentarían a otros problemas de orden práctico.
Y es que en este territorio sólo hay un edificio en pie. No hay agua potable ni electricidad ni sistemas de telecomunicaciones. Para llegar a él, es imprescindible hacerlo en bote o barco navegando por el Danubio.
Una Constitución de 18 artículos
En lo que sí está avanzada Liberlandia es en democracia participativa: todos los ciudadanos tienen derecho a participar como miembros del gobierno y pueden discutir proposiciones a través de una plataforma en Internet.
Su intención ahora es elegir a los 20 miembros que formarán su reducido Congreso, a través de los contribuyentes voluntarios.
La nación cuenta con una Constitución de 18 artículos aprobados por el Gobierno Provisional de la República, el cual se disolverá después de la celebración de las primeras Elecciones Generales, aún sin fecha prevista.
En estos momentos, Liberlandia tiene oficinas representativas en más de un centenar de países, incluidos 33 europeos, entre los que no se encuentra España.
El presidente de Liberlandia, Premio Gusi de la Paz
El pasado 3 de diciembre, el autoproclamado presidente de Liberlandia recibió en Manila el Premio Gusi de la Paz. Un galardón establecido en 2002 por la Fundación Gusi, de origen filipino, a menudo denominado el "Premio Nobel de la Paz Asiático".
Los Gusi reconocen, entre otros muchos campos, a personas y organizaciones que han realizado contribuciones significativas a la paz y los derechos humanos en todo el mundo.
Durante la ceremonia principal, Jedlička pronunció un discurso en el que destacó las tres ideas fuerza que guían la filosofía de Liberlandia: el compromiso de resolver conflictos pacíficamente y mantener la neutralidad; la ausencia del uso de la fuerza en su gobernanza y el otorgamiento de méritos a los ciudadanos que contribuyen voluntariamente a la nación; y la eliminación de la violencia de su sistema judicial.
En Liberlandia no se producen encarcelamientos. No hay prisiones (tampoco gente). La principal forma de castigo por la comisión de un delito es la eliminación de los méritos.
Escasos reconocimientos internacionales
De momento, solo Somalilandia, un Estado con reconocimiento limitado ubicado en el Cuerno de África, ha reconocido la soberanía de Liberlandia y ha firmado un tratado bilateral de cooperación.
El Salvador ha celebrado convenios con esta nación como agradecimiento a la donación de bitcoins que hizo la Liberland Aid Foundation al Hospital Nacional de Niños Benjamín Bloom.
Por su parte, Malawi ha firmado un Memorándum de entendimiento reconociendo a Liberlandia como un socio diplomático y económico válido, y digno para este Estado africano. Por algo se empieza…