Playas mediterráneas en la UCI tras la borrasca Celia, y lo que queda
Las playas del mediterráneo están padeciendo una regresión estructural y grave, agudizada por los últimos temporales. La borrasca Celia se suma a los desperfectos creados por Gloria y Filomena en años anteriores.
La regresión del litoral es un problema estructural en muchas playas de nuestro país, que se agudiza con temporales como el de la borrasca Celia. La situación de vientos de levante, con mucho recorrido marítimo ha producido olas superiores a los 6 metros en el mediterráneo occidental y ha provocado problemas importantes en algunas playas de Cataluña, la Comunidad Valenciana y el archipiélago Balear.
En Cataluña hay 'dos puntos calientes' de regresión de costa: el Delta del Ebro y el litoral metropolitano de Barcelona. El Delta del Ebro ha recibido ya tres sacudidas significativas en menos de dos años, que han provocado daños muy importantes en la barra del Trabucador y una situación muy crítica y vulnerable que pone en peligro los arrozales. El primer temporal fuerte fue el Gloria, en enero del 2020, el Filomena, en enero del 2021 y Celia, la semana pasada.
Y por si todo esto fuera poco, el temporal de viento y mala mar no remite esta semana. Se espera viento de componente este y oleaje que podrá alcanzar los 4 metros durante toda la semana.
La segunda zona afectada por la regresión en Cataluña es el litoral del área metropolitana de Barcelona, que ha perdido el 15% de sus playas. Esta cifra se concreta en una disminución de entre 6 y 10 metros anuales de anchura de los arenales desde 2017. En este sentido, el Área Metropolitana de Barcelona (AMB) reclama al Ministerio para la Transición Ecológica actuaciones urgentes para salvar las playas que consisten en aportaciones extraordinarias de arena.
La Comunidad Valenciana también padece esta circunstancia y los temporales de levante son los más temidos y dañinos en sus playas. Durante estos días hemos visto cómo el viento ha llevado literalmente parte de la playa en los paseos marítimos.
Algunos partidos políticos valencianos han pedido un plan de choque al Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico con el objetivo de implementar infraestructuras verdes y barreras naturales para reducir la erosión y las inundaciones. Se trataría de poner plantas, arrecifes, arena y barreras naturales para mantener los procesos naturales y la calidad ambiental.
Más allá de la península, las Islas Baleares perderán más de la mitad de sus playas este siglo debido al cambio climático. Esta es la principal conclusión que conocimos a principios de año derivada de una investigación hecha por científicos mallorquines publicada en Frontiers in Marine Science.
Factores de regresión del litoral
Que las playas vayan desapareciendo no es un problema de ahora, sino una coyuntura derivada de la suma de varios factores. En primer lugar, la construcción de embalses y diques provocan una retención importante de sedimentos que no llegan al mar y con lo cual, el río no puede hacer la función de transporte y deposición de arena de forma natural en nuestras playas.
La creación de infraestructuras como los puertos son una barrera artificial que impide el movimiento natural de sedimentos y arena bajo el agua, transportada por los corrientes submarinas. De hecho, el urbanismo es un factor clave para entender la degradación de nuestras costas: la presión urbanística en primera línea de playa implica una urbanización 'dura' de cemento y asfalto que no amortigua la 'energía' procedente del oleaje y el impacto generado es mayor, provocando más daños.
El cambio climático también es un elemento incidente. La subida del nivel del mar junto a temporales cada vez más frecuentes y fuertes supone una amenaza para unos espacios que suponen un motor de actividad económica y a la vez actúan como ecosistemas naturales.
Los sistemas dunares: escudos de protección
La creación de sistemas dunares supone una solución basada en la naturaleza que ayuda a proteger nuestras playas ante los temporales y la subida del nivel del mar. Estos ecosistemas naturales suponen un repositorio de arena que actúa como un "colchón flexible" y amortigua "los golpes" del oleaje y el viento en la fachada marítima. En el mediterráneo encontramos dos puntos con dunas extensas: las playas metropolitanas del Baix Llobregat, cerca del Aeropuerto del Prat, y en las Islas Baleares. Las primeras, con 620.000 m2, están impulsadas y conservadas por el AMB, mientras que las de Baleares, con más de 3.500 Ha, se encarga el gobierno central mediante el Ministerio de Transición Ecológica.