Nos estamos quedando sin arena: ¿qué está pasando en las playas de España?

La arena está desapareciendo des playas de todo el planeta, y España no es una excepción. ¿Qué es lo que está sucediendo? ¿Cómo se pueden regenerar nuestros arenales? Aquí te lo explicamos.

Aunque la arena es el material sólido más utilizado (50 mil millones de toneladas al año), la vigilancia mundial de la escala y el impacto de la extracción de arena sigue siendo limitada

La arena es el segundo recurso natural más utilizado a nivel mundial y a pesar de que está desapareciendo de la línea costera de todo el planeta, nuestro país están sufriendo un mayor déficit respecto al resto del mundo.

La alta demanda de la arena radica en que los materiales que construyen nuestro mundo, principalmente hormigón y cemento, están compuestos en su mayoría por este material. Aunque su extracción presenta pocas dificultades, es un recurso ilimitado que cada vez es más escaso y está más amenazado.

La arena es el segundo recurso natural más utilizado en el mundo: en los últimos años está desapareciendo de las costas de todo el planeta.

El aumento de la urbanización en nuestras zonas costeras, con la construcción de edificaciones, puertos deportivos y paseos marítimos en lugares donde antes habían playas y sin tener en cuenta la dinámica del litoral, está provocando un déficit de arena exponencialmente mayor en los últimos años.

A todo ello le debemos sumar el actual incremento del nivel del mar que, junto con temporales más frecuentes y violentos a consecuencia del cambio climático y al factor humano, se está traduciendo en una regresión indiscutible de nuestras playas.

¿De dónde viene la arena?

La mayoría de la arena que acaba en nuestras playas procede de los aportes continentales de ríos y torrentes. Pero las sequías que están golpeando azotando a España en los últimos años están provocando la reducción de la acumulación de arena de manera natural en las costas.

Otra fuente de arena muy utilizada en nuestro país son los puertos. Estas infraestructuras acumulan sedimentos transportados por las corrientes oceánicas en zonas resguardadas, mientras que por el lado expuesto, la gran exposición a la erosión no permite su almacenaje. Esta estrategia ha permitido emplear millones de toneladas de arena para restaurar muchas playas españolas.

Los yacimientos de arena tienen que usarse como último recurso por su coste elevado de extracción, y a que si se agotan, nos quedamos sin nada.

Los yacimientos de arenas son otro de los métodos más comunes para su obtención de forma natural, pero el problema reside en que se encuentran en aguas profundas, entre los 60 o 70 metros, lo que supone un coste elevado para su extracción. Además, estos recursos debería ser utilizados de manera excepcional y como última opción, debido a que si se agotan, nos quedamos sin nada.

La arena no se regenera sola

Y ahora es cuando muchas personas pensarán, pero... ¿la arena no se regenera sola? A pesar de la falsa creencia que tienen muchos, no, la arena no tiene a regenerarse sola por el mismo problema de siempre: la consumimos a una velocidad mayor de aquella a que la naturaleza lo crea.

Los movimientos y transportes de arena no tiene una regulación estricta, su extracción afecta a zonas sensibles donde se perjudica a la biodiversidad y se crean riesgos ambientales.

Es más, si hacemos cálculos, podríamos construir un muro de 27 metros de alto y de ancho (50.000 millones de toneladas aproximadamente) alrededor de todo el mundo empleando la arena que se utiliza en la tierra durante un año. Una cantidad que amenaza a nuestras reservas cada vez más limitadas.

¿ Por qué cada vez hay menos?

Los principales factores están más que claros: incremento del nivel del mar, temporales extremos y el factor humano. Juntos crean el cóctel perfecto para mermar el aspecto de nuestras costas y arrebatarnos la arena de nuestras playas.

Ascenso del nivel del mar y temporales extremos

Como todos sabemos, el aumento de las temperaturas globales a nivel mundial está causando un deshielo de las regiones polares y una expansión térmica que contribuyen al dilatamiento de mares y océanos, y su consiguiente aumento de nivel. Según los expertos, en apenas 30 años el mar arrebatará alrededor de 100 metros de playa a las costas de muchas zonas del planeta, y en torno a los 60 en algunos sectores de la costa española.

Es algo con los que tenemos que convivir y que va a ir a más en los próximos años. Además, los fuertes temporales y la erosión se unen, en el caso de nuestro país, al exceso de urbanización de las costas.

Urbanización

En España, los miles de kilómetros de litoral han supuesto una apuesta muy jugosa para el urbanismo. Como consecuencia, se han extraído millones de metros cúbicos de arena y se han alterado muchas de las dinámicas naturales del litoral.

Parque Natural del Penyal d'Ifac. Espacio natural protegido español situado en el municipio de Calp, en la Comunidad Valencia. La urbanización ha destruido el antiguo complejo dunar.

Además, la gran concentración de edificios altos en los paseos marítimos actúan como muros para las aportaciones de sedimentos por el viento, provocando un efecto sombra y evitando el transcurso y acumulación natural del transporte de arena.

Puertos y embalses

La construcción de espigones perpendiculares a la deriva litoral dificulta y altera la deposición de sedimentos: en algunos sectores costeros estos obstáculos provoca una rápida regresión. También las presas en los ríos se reduce el aporte de arena, limos, cantos rodados...

¿ Y qué hacemos ahora?

Lo primero y fundamental es reducir las emisiones de gases de efecto invernado. Los expertos han demostrado que una reducción moderada podría evitar el retrocesos del 40% de las playas de todo el planeta.

Lo segundo es la reordenación del territorio, un litoral totalmente urbanizado que sabemos que va a ir retrocediendo en los años venideros necesita una reconstrucción de adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático para ir recuperando la playas que hemos robado.