Las moscas son más listas de lo que crees, advierte una científica de Cambridge
Tras una década investigándolas, varios investigadores de Cambridge han hallado la conexión que existe entre el cerebro humano y el de las moscas, descubriendo que su inteligencia es superior a lo que se creía.
¿Pueden llegar a tener los insectos características humanas? Hasta hace poco se creía que los primates eran unos de los pocos animales que compartían rasgos comunes con el ser humano.
Sin embargo, un estudio realizado por científicos de la Universidad Cambridge ha descubierto que hay unos insectos que también los tienen: las moscas. Pero, ¿en qué se basa su hallazgo y qué implicaciones tiene en el mundo científico?
Las moscas, más inteligentes de lo que se creía
El cerebro de las moscas de la fruta posee características que se pensaban exclusivas de los humanos. La investigadora Elizabeth Barsotti y su equipo del MRC Laboratory of Molecular Biology (MRC LMB) han descubierto que el cerebro de estos insectos tiene conexiones recurrentes responsables del aprendizaje y la memoria.
A priori, se pensaba que estas eran características únicas del cerebro humano. Pero según este hallazgo, las moscas tendrían capacidades cognitivas más avanzadas de lo que se creía. Esto abre nuevas vías para el estudio de la neurociencia y la inteligencia artificial.
El trabajo con la mosca de la fruta ha revelado características de los circuitos de sus cerebros que recuerdan las arquitecturas del aprendizaje automático o machine learning. De este modo, el equipo espera que el estudio continuo de estos patrones desvele aún más principios computacionales, con el objetivo de inspirar nuevos sistemas de inteligencia artificial.
Una década analizando el cerebro
"El cerebro de la mosca de la fruta nos llevó diez años de imagen y análisis". Así lo asegura la investigadora principal. Durante el proceso, se utilizó un microscopio electrónico de alta resolución para obtener imágenes detalladas de cerebros animales.
Este proceso implica cortar el cerebro en rebanadas ultrafinas, de solo 40 nanómetros de grosor, y luego inyectarlas con metales pesados para que se parezcan a minerales. La luz que pasa a través de estas rebanadas crea patrones complejos que los investigadores analizan para mapear las conexiones neuronales.
Mapeando el cerebro de otros animales
El trabajo de Barsotti va más allá y ya plantea realizar un mapeo del cerebro de otros animales como los lagartos. El objetivo es, según la propia investigadora, entender mejor cómo la evolución ha conservado ciertas estructuras cerebrales. "Queremos entender, evolutivamente, qué es lo que se conserva en diferentes cerebros de animales. Cómo se relacionan las diferentes partes del cerebro con el hábitat”, asegura.
Barsotti comenzó su carrera como ingeniera, aunque siempre ha mostrado interés en el ámbito de la neurobiología. Tras la pandemia, el profesor Albert Cardona la invitó a unirse a su equipo en Cambridge, reconociendo su habilidad en la obtención de imágenes con microscopios especializados.
Una tecnología avanzada... y muy cara
El proceso de mapeo cerebral es complicado, por lo que los investigadores deben utilizar tecnologías costosas y avanzadas. La infraestructura necesaria para almacenar y procesar los datos de un solo cerebro de ratón podría costar más de mil millones de libras.
Sin embargo, Barsotti está trabajando para conseguir que esta tecnología sea más accesible. Ha desarrollado un robot que permite agilizar la obtención de imágenes, de manera que se simplifica el proceso.
Referencia de la noticia:
Michael Winding et al. The connectome of an insect brain. Science 379, eadd9330 (2023). DOI: 10.1126/science.add9330