Las increíbles capacidades limpiadoras de los suelos de la cochinilla, el único crustáceo que vive en tierra
Estos crustáceos cumplen una doble función como carroñeros de nuestro jardín y fertilizantes para las plantas, ayudándonos a cuidar nuestro verdor de forma natural y sin tener que recurrir a métodos químicos.
La cochinilla de humedad (Armadillidium vulgare), también conocido como bicho bola, parece un insecto, pero en realidad es un pequeño crustáceo que puebla jardines y terrazas en busca de zonas húmedas y sombreadas. Es el único crustáceo que puebla tierra firme, habitando zonas umbrías y húmedas.
Está presente desde el Carbonífero Inferior, hace entre 359,2 y 318,1 millones de años. Precisamente de estos pequeños animales podría llegar una gran ayuda a la hora de encontrar suelos afectados por algún tipo de contaminación.
Acurrucado en una bola
Este pequeño crustáceo se puede ver a menudo acurrucado en forma de pequeña "bola". En ese caso significa que está asustado y está adoptando una posición defensiva.
Muchos de nosotros estaríamos tentados a matarlo triturándolo o usando pesticidas para protegernos de esta presencia no deseada. Pero en realidad este pequeño crustáceo es indispensable para nuestro medioambiente, y es capaz de limpiar el subsuelo.
Así que, si tenemos un jardín o una pequeña parcela de terreno, aprovechemos la colaboración de estos pequeños animales para el mantenimiento de nuestro verdor.
El intestino particular de este animal
La cochinilla es una gran carroñera de la materia en descomposición del suelo. Esto se debe a que su intestino alberga una serie de microbios que ayudan a digerir la materia orgánica en descomposición, liberar al suelo nitritos, fosfatos y otros nutrientes vitales para el buen crecimiento de nuestras plantas.
Estos crustáceos cumplen una doble función como carroñeros de nuestro jardín y fertilizantes para las plantas, ayudándonos a cuidar nuestro verdor de forma natural y sin tener que recurrir a métodos químicos.
En cuanto a la eliminación de metales pesados del suelo, las cochinillas son capaces de absorberlos y cristalizar en depósitos esféricos dentro de sus intestinos, eliminándolos permanentemente del medioambiente.
Además, gracias a su tolerancia a estas sustancias tóxicas, son capaces de vivir y prosperar en zonas donde otras especies animales no pueden resistir y pueden contribuir de forma natural a la restauración de sitios contaminados por la presencia de metales pesados, limpiándolos por completo.