Abismos subterráneos: conoce las cuevas más profundas del planeta
Recuerdan a algunas novelas de Julio Verne, pero bajo los montes de Gagra se encuentran las cuevas más profundas del planeta. ¿Cuáles son? ¿Se ha descubierto dónde acaban? Aquí te lo contamos.
Aunque parezca increíble, todavía existen lugares en nuestro planeta que no han sido explorados por el ser humano. Las cumbres de nuestro planeta ya han sido conquistadas, pero la situación cambia totalmente si nos vamos al otro extremo: lo que hay debajo de la superficie, un mundo que todavía esconde muchos secretos esperando a ser desvelados.
Los sistemas kársticos de los montes de Gagra
En la región del Cáucaso occidental se encuentra Abjasia (Georgia), una región castigada por los conflictos bélicos y en una zona de difícil acceso por cuestiones tanto políticas como geográficas. Algunos picos superan los 4000 metros sobre el nivel del mar, y aquí están los montes de Gagra, que forman parte del Cáucaso occidental. En sus entrañas se encuentran las cuevas más profundas de la Tierra.
En este macizo predominan las rocas calcáreas, que se disuelven con facilidad si el agua de lluvia incorpora ácido carbónico antes de atacarlas, dando lugar al modelado kárstico, que se manifiesta de diversas formas, siendo las cavernas, los cañones, las dolinas o las surgencias algunos de sus ejemplos más conocidos. Precisamente, en los montes de Gagra se encuentran unos sistemas endokársticos muy desarrollados y complejos.
La cueva de Veryovkina, la más profunda del planeta
Bajo ellos se encuentra la cueva de Veryovkina, considerada la más profunda del planeta en la actualidad. Fue descubierta en 1968, cuando aún formaba parte de la URSS, y fue conocida durante unos años como P1-7. En 1986 se rebautizó en honor a Alexander Veryovkin, un espeleólogo y espeleobuceador fallecido en una de sus expediciones en 1983 .
Su entrada, que tiene una sección transversal de 3 x 4 metros, se encuentra a una altitud de 2.285 metros sobre el nivel del mar, entre las montañas de Krepost y Zont. La temperatura oscila entre los 4 °C y 7 °C, y la humedad ronda el 100%. No se trata de una cueva lineal, sino que es un enorme laberinto subterráneo lleno de complicados caminos que dan hacia distintos fondos de saco, donde el peligro acecha en forma de inundaciones súbitas de los ríos subterráneos que surcan las cavernas, sin olvidar los derrumbes.
Desde su descubrimiento, se han ido sucediendo las exploraciones para intentar llegar al final de la cueva. Toma 3 días en bajar, y otros 3 en subir, siempre que las condiciones sean adecuadas. En marzo de 2018, el equipo Perovo-speleo midió el último sifón accesible de la cavidad, estableciendo la profundidad total en 2212 metros, convirtiéndose oficialmente la cueva más profunda del mundo. No obstante, ese no es el final de la cueva.
Krúbera-Voronya, otro extraordinario sistema de cavernas subterráneas
Muy cerca se encuentra la cueva de Krúbera-Voronya, a más de 2200 metros de altitud, en el valle de Ortobalagan. Fue descubierta en 1960 por exploradores soviéticos que pusieron su nombre en honor del geógrafo ruso Aleksander Kruber. Hasta 2018 se consideró la cueva más profunda del planeta, título que le arrebató la cueva de Veryovkina.
Sin embargo, se cree que todavía puede ser más profunda, ya que está conectada con otras cavernas que forman parte del mismo sistema. Aleksandr Klímchuk, experto en sistemas kársticos, dejó caer trazadores químicos en el agua que entraba por la boca de varias simas, comprobando que días después aparecían en la cota cero por el mar Negro. Por si fuera poco, se descubrieron especies que solo habitan en estas cavernas.
A finales de 2004, el equipo UkrSA logró alcanzar los 2080 metros de profundidad. Unos años más tarde, Gennadiy Samokhin descendía hasta los 2191 metros, gracias a un equipo de buceo que usó para sumergirse en uno de los lagos. Y es que esta gran caverna esta llena de cascadas, ríos y lagos subterráneos. Sin duda, muchas veces la realidad supera la ficción.