Las auroras boreales llegan a España debido a potentes tormentas geomagnéticas. La NOAA avisa de que no han acabado
Las auroras boreales se han visto esta noche en puntos de Cataluña, Castilla La Mancha, la Comunidad Valenciana o Aragón. Las tormentas geomagnéticas aún no han acabado y este fenómeno podría volver a apreciarse durante el fin de semana.
España está viviendo una noche única. Las auroras boreales están dejándose ver en muchas zonas del país debido a una concatenación de tormentas solares. Los expertos, entre ellos la agencia estadounidense NOAA, venían avisando desde la mañana del viernes de un evento singular.
Una tormenta geomagnética importante se está produciendo justo ahora. En las primeras horas de la tarde de ayer impactó en la Tierra la primera de las seis CME lanzadas hacia la Tierra por la mancha solar AR3664, según la web especializada spaceweather.com
Son perturbaciones del campo magnético de la Tierra, que duran desde varias horas hasta incluso algunos días. Su origen es externo y se producen por un aumento brusco de las partículas emitidas en las erupciones solares que alcanzan la magnetosfera, produciendo alteraciones en el campo magnético terrestre.
Durante el fin de semana irán llegando las restantes, probablemente afectando a sistemas de energía, generando problemas de orientación en las naves espaciales y complicando la navegación por satélite. También es probable que las auroras se sigan viendo en latitudes bajas.
Las auroras se producen por la interacción del viento solar con los átomos y moléculas que se va encontrando en la parte más alta de la atmósfera. Las partículas eyectadas por el sol se cargan eléctricamente y se dirigen hacia los polos. En ese camino se encuentran con el nitrógeno y oxígeno de nuestra atmósfera y estallan en colores a unos 100 kilómetros de altitud.
Es el nombre que recibe el flujo de cargas eléctricas que el sol irradia en todas direcciones a velocidades comprendidas entre los 300 y 800 kilómetros por segundo.
El color de las auroras depende del gas presente a diferentes alturas de la atmósfera. Tal y como ha explicado nuestro colaborador Duncan Wingen hace unas horas, habitualmente son de color verde, aunque algunas lucen tonos rojos o azulados.
En nuestro país este fenómeno es poco habitual, aunque no insólito. En las últimas horas ha bastado con estar en lugares oscuros, alejados de la contaminación lumínica que generan los núcleos urbanos, y despejados, sin nubosidad ni obstáculos visuales, para disfrutarlas.
Entre las observaciones del pasado, destaca la del 25 al 26 de enero en plena Guerra Civil, cuando se apreciaron en plenas capitales de provincia, caso de Madrid, Barcelona o Córdoba. Más recientemente, en 1989 miles de personas pudieron verlas en Galicia, y lo mismo pasó en 2003 en Gijón y Valencia. En el pasado mes de noviembre también se dejaron ver en el norte de la península ibérica, dejando testimonios gráficos espectaculares incluso desde las llanuras extremeñas.