Investigadores españoles del IGME-CSIC encuentran los primeros patrones para predecir terremotos
Predecir terremotos es una tarea tan complicada que, a día de hoy, aún no es posible. Sin embargo, un nuevo estudio realizado en España ofrece resultados muy alentadores.
Un estudio realizado por investigadores del Instituto Geológico y Minero (IGME-CSIC) ha vinculado cambios hidroquímicos en las aguas termales con el registro de terremotos. A nivel mundial no es el primer estudio, sin embargo, significa un gran avance puesto que se podrían utilizar como alerta para adelantarse a los posibles seísmos.
¿Qué tienen que ver las aguas termales con los terremotos?
En nuestro país son más de 5000 los terremotos que se pueden registrar en un año, tal y como ha venido sucediendo según los datos del Instituto Geográfico Nacional. Esta cifra, que a simple vista parece alarmante, nos dice que España no tiene un alto riesgo sísmico pero alguno de ellos pueden ser peligrosos.
La cuenca de Granada representa la zona de mayor peligrosidad sísmica de España. Esto ocurre porque se encuentra muy cerca del límite de las placas tectónicas europea y africana. Estas fallas que seccionan la corteza terrestre son también las responsables de que existan manantiales termales. Aquí las dilataciones de las fallas permiten el ascenso de las aguas procedentes de acuíferos muy profundos a la superficie.
Un gran avance para la predicción de terremotos
Uno de los grandes retos de la ciencia es poder predecir los seísmos. Hasta el momento, los esfuerzos de la comunidad científica no han dado grandes resultados, ya que hasta ahora es imposible predecir cuándo sucederá uno. Sin embargo, este nuevo estudio publicado en la revista Journal of Hydrology nos da muchas esperanzas.
La crisis sísmica que se vivió en Granada durante unos meses en el 2020 y 2021 permitió muestrear un par de sondeos termales. Ahí fue cuando Juan Antonio Luque y Rosa Maria Mateos, los autores del estudio, pudieron aprovechar la oportunidad que ofrecía la frecuencia y repetición de los seísmos para buscar una correlación.
¿Cuáles fueron los resultados del estudio?
Los dos sondeos se muestrearon en repetidas ocasiones durante el período de mayor concentración de terremotos. En cada muestra se analizaron más de 45 parámetros químicos, también la temperatura, el pH del agua termal y demás. En definitiva, los resultados fueron alentadores según informó el Consejo Superior de Investigaciones Sociológicas (CSIC).
Hubo variaciones hidroquímicas relevantes según la frecuencia y la magnitud de los terremotos. Destacaron un dato importante, los picos de ión sulfato que aparecían con los terremotos de mayor magnitud. Esto significa que antes de un terremoto hay una entrada rápida de agua del acuífero profundo, rico en sulfato.
Esta investigación abre un nuevo programa que requiere de una monitorización contínua de la composición química de las aguas procedentes de acuíferos termales. Tanto el ión sulfato como el sílice, el ión cloruro, el hierro y el calcio parecen ser unos buenos “chivatos” que permiten avisar con tiempo de cuándo se producirá un terremoto.