Las 7 hierbas perfectas para cultivar en agua: frescura y aroma sin ocupar espacio
Descubre siete hierbas que puedes cultivar en agua sin tierra ni macetas. Fáciles de cuidar y perfectas para espacios pequeños, estas plantas aromáticas transformarán tu hogar y comidas.
En la vida moderna, los espacios suelen ser cada vez más compactos, y tener un rincón verde en casa puede parecer una misión imposible. Pero, ¿sabías que es muy fácil cultivar hierbas aromáticas en agua, sin necesidad de tierra y en frascos de vidrio que caben en cualquier rincón?
Además de ser prácticas, estas plantas no solo añaden un toque de naturaleza a tu hogar, sino que también aromatizan el ambiente y aportan ingredientes frescos a las comidas. Hoy te contamos cuáles son las 7 mejores hierbas para cultivar con esta técnica, cómo hacerlo y los secretos para que crezcan felices.
Albahaca: la reina de la cocina
La albahaca, con su aroma fresco y sus hojas verdes vibrantes, es una de las hierbas más populares en la cocina. Para cultivarla en agua, solo necesitas colocar esquejes frescos en un frasco, cuidando de que las hojas no se sumerjan.
Ubícala cerca de una ventana soleada, ya que necesita mucha luz para crecer fuerte, y cambia el agua cada 3 a 5 días. En tan solo una semana empezarás a ver raíces asomándose. La albahaca es ideal para añadir sabor a pastas y ensaladas, y con este método podrás tenerla siempre a mano.
Menta: frescura para el hogar
La menta es otra hierba fácil de cultivar en agua y perfecta para dar un toque refrescante a cualquier espacio. Corta algunas ramitas y colócalas en un frasco con agua limpia. A diferencia de la albahaca, la menta crece bien con luz indirecta, por lo que no necesita estar justo al lado de una ventana.
Eso sí, cambia el agua regularmente para que siempre esté fresca y evitar el crecimiento de bacterias. En poco tiempo, la menta comenzará a crecer y su aroma será un plus para infusiones o mojitos.
Romero: paciencia y perfume
El romero es conocido por su aroma profundo y su versatilidad en la cocina. Para cultivarlo, coloca algunas ramas en agua, asegurándote de que las hojas no queden sumergidas. Aunque tarda un poco más en echar raíces que otras hierbas, la espera vale la pena. Necesita luz indirecta y agua fresca cada pocos días. Además de usarlo en platos de carne o panificados, el romero actúa como un repelente natural de insectos, ¡así que tendrás varios beneficios en una sola planta!
Tomillo: pequeño pero potente
El tomillo es una hierba diminuta pero poderosa. Coloca esquejes de tomillo en un frasco con agua y llévalo a un sitio con luz indirecta. Al ser una planta que no demanda tanto Sol, es perfecta para espacios interiores. Cambia el agua semanalmente para evitar el desarrollo de bacterias y disfrutar de una planta saludable.
El tomillo es ideal para dar sabor a platos mediterráneos y guisos, y tenerlo siempre fresco hace que cocinar sea más fácil.
Orégano: el toque mediterráneo
El orégano enraíza de maravilla en agua y es un clásico de las recetas mediterráneas. Coloca algunos esquejes frescos en un frasco con agua y asegúrate de que reciba luz moderada o indirecta. Cambiar el agua cada pocos días ayuda a mantenerla limpia y libre de bacterias. Además de usarlo en salsas y ensaladas, el orégano aporta un toque aromático y rústico al hogar.
Salvia: nobleza en cada hoja
La salvia es una planta de hojas aterciopeladas y un aroma inconfundible. Para cultivarla en agua, hay que colocar los esquejes en un frasco, cuidando que las hojas no toquen el agua, y asegurarse de cambiarla regularmente para que se mantenga fresca.
Con luz indirecta, la salvia prospera sin complicaciones. Esta hierba es fantástica para condimentar carnes y pastas, además de ser una de las plantas favoritas por su resistencia y belleza.
Ciboulette: un aliado que siempre crece
El cebollín o ciboulette es otra de las hierbas que crece bien en agua y ofrece múltiples cosechas. Simplemente coloca los esquejes en agua y déjalo en un lugar con luz indirecta. Lo mejor del cebollín es que se puede ir cortando lo que se necesite y seguirá creciendo. Su sabor suave es ideal para agregar en salsas, ensaladas y tortillas, y su crecimiento continuo lo convierte en una planta práctica y de bajo mantenimiento.
¿Cómo hacer esquejes?
Para empezar tu huerta de hierbas, primero hay que preparar los esquejes. Elige una hoja o un tallo que tenga varias hojas, nudos o raíces aéreas. Es fundamental que los esquejes no sean demasiado largos ni tengan muchas hojas, ya que esto dificultará el proceso de enraizamiento. Sigue estos pasos para garantizar que tus esquejes estén listos para crecer:
- Retira las hojas de la base: en el tallo que vas a sumergir en agua, elimina las hojas de la parte baja para evitar que se descompongan y afecten la calidad del agua.
- Corte en ángulo: realiza un corte limpio en un ángulo de 45º justo a la altura del último nudo. Este corte angulado maximiza la superficie de absorción del agua, facilitando el desarrollo de raíces.
- Preparación de las hojas superiores: córtale las puntas de las hojas de arriba para reducir la transpiración, ya que esto ayuda a que la planta conserve más humedad y favorece el crecimiento de las raíces.
- Pela el tallo: quita cualquier yema o resto de hojas en el tramo que estará sumergido. Esto previene la aparición de bacterias y asegura que la planta concentre toda su energía en desarrollar raíces.
Así que, si quieres darle vida a tu ventana o cocina, purificar el aire y tener siempre ingredientes frescos a mano, empieza a guardar esos frascos, vasos y recipientes que pensabas descartar. Con cada nuevo brote, no solo estarás creando una huerta en casa, ¡también aportando tu granito de arena al cuidado del ambiente!