La ‘Puerta del Infierno’, un impresionante cráter en Siberia que no para de crecer: ¿por qué preocupa a los científicos?

Su crecimiento imparable es un dramático aviso de que no estamos haciendo lo suficiente para frenar el calentamiento global. Pero este megadeslizamiento esconde otros peligros, como que despierten de su letargo los virus y bacterias zombies que contiene.

Este cráter con forma de renacuajo es, por muchos motivos, objeto de interés para la comunidad científica.

Todo comenzó en los años 60, cuando en Yakutia, en el noreste de Siberia, Rusia, se llevaron a cabo talas masivas en los bosques de la zona que dejaron al descubierto el permafrost, un tipo de suelo que se caracteriza por estar permanentemente congelado.

Unos veinticinco años después, al calentarse por su exposición al sol en verano, este suelo se derritió, colapsó, y generó un descomunal agujero en la tierra: el cráter de Batagaika.

Este megadeslizamiento es conocido popularmente como «puerta al inframundo», por los escalofriantes ruidos que los nativos dicen haber escuchado salir de sus entrañas y que, en realidad, se deben a los fuertes desprendimientos de tierra.

No es lo único inquietante de este impresionante fenómeno geológico, que viene a recordarnos que no estamos haciendo lo suficiente para mitigar el calentamiento del planeta.

Un aumento de tamaño imparable

Desde que la tierra se hundió en Yakutia, las altas temperaturas provocadas por el calentamiento global y también las inundaciones en la zona (como las de 2008), han empeorado la situación y han contribuido al aumento de la depresión.

Su tamaño ya ha alcanzado el kilómetro de largo y los 100 metros de profundidad. Pero investigadores de la Universidad Estatal Lomonosov de Moscú y del Instituto Melnikov de Permafrost, en colaboración con científicos de Alemania, han concluido que la pared del acantilado sigue retrocediendo unos 12 metros por año.

youtube video id=QEu2dyrdoEc

Según el estudio, que ha sido publicado en la revista Geomorfología, el cráter ha aumentado unos 200 metros desde 2014. El dato inquietante es que parece que seguirá creciendo sin parar a un alarmante ritmo de hasta un millón de metros cúbicos anuales.

El cráter de Batagaika es una prueba dramática de que estamos inmersos en un proceso de cambio climático. La falta de estabilidad del permafrost tiene consecuencias importantes para la estructura del suelo y la vida en las áreas afectadas.

Se trata principalmente de las regiones polares del hemisferio norte que, además de Siberia, incluyen Alaska, Canadá y Groenlandia. Aunque sus efectos no nos son ajenos en otras partes del planeta. Y es que la pérdida de permafrost también tiene implicaciones importantes para el clima global.

Crece la preocupación en la comunidad científica

A diferencia de lo que sucede en Berezniki, en el corazón de los Urales, o en Buriticupu, en la plena Amazonia brasileña, que corren el peligro de desaparecer tragadas por el suelo, el cráter de Batagaika está lejos de poblaciones rusas.

Aquí, de momento, no existe riesgo de que se generen daños a infraestructuras como edificios, carreteras y tuberías. Sin embargo, su rápida expansión es un claro indicador del impacto del cambio climático en las regiones árticas.

El deshielo del permafrost no solo provoca colosales hundimientos de tierra, también reduce la vegetación que actúa como aislante del calor solar, lo que acelera el calentamiento del suelo.

La descongelación también produce la descomposición de la materia orgánica atrapada en el permafrost. La consecuencia es que, desde 1970, el cráter de Batagaika ha liberado a la atmósfera 169 500 toneladas de gases de efecto invernadero (principalmente dióxido de carbono).

Otro de los peligros de la descongelación de estos estratos helados es la reactivación de virus y bacterias 'zombies' que, en estado latente, permanecen en ellos.

En agosto de 2016, en Yamalo Nenets, en plena tundra siberiana, decenas de personas fueron hospitalizadas por un brote de carbunco (ántrax) liberado por la descongelación de una capa de permafrost en la que se encontró el cadáver de un reno. Un niño de 12 años no sobrevivió a la infección.

Lo que esconden las capas del suelo

La apertura del cráter ha abierto también una ventana al pasado al dejar al descubierto capas del suelo que cuentan con una antigüedad de entre 120 000 y 200 000 años que están proporcionando valiosa información sobre el clima y el ecosistema de la región.

Geólogos y paleontólogos llevan años analizando el terreno, donde han aparecido restos de animales prehistóricos, como los extintos mamuts, que datan de hace 4400 años.

Además, han hallado pruebas de registros climáticos históricos que demostrarían que hace 125 000 años la temperatura media en la zona era superior a la actual.

Referencia de la noticia:

Kizyakov, A. et al. (2024). Caracterización de la dinámica topográfica del megahundimiento de Batagay y los flujos de materia a alta resolución espacial utilizando un enfoque multidisciplinario de observaciones de campo de permafrost, teledetección y modelado geológico 3D. Geomorfología, vol. 455. https://doi.org/10.1016/j.geomorph.2024.109183