La procesionaria avanza sin control en España por la sequía y el calor
Las altas temperaturas y la sequía han adelantado la presencia de la procesionaria en los bosques de España. Su característica tóxica para los niños y mortales para los animales pone en marcha varias trampas para capturarlas.
Las larvas de oruga procesionaria se apiñan durante el invierno en los bolsones que penden de los árboles para aislarse de las bajas temperaturas. Según se acerca el mes de febrero, no es raro verlas ya por fuera de estos nidos blancos. Esto ocurre ahora, hace unos años era normal verlas a mediados de la primavera.
Inviernos con temperaturas cálidas
Las suaves temperaturas de los últimos inviernos hacen que la oruga procesionaria adelante su bajada de los pinos. Este año más de lo mismo. Los últimos meses han estado marcados por las altas temperaturas en nuestro país, por récords en pleno enero y por la grave sequía que está amenazando a muchos territorios de la costa mediterránea, empezando por Cataluña.
Como era de esperar, este lepidóptero que abunda en los pinos ha adelantado su marcha anual para comenzar su metamorfosis. Esto no solo ocurre en España, el clima invernal es más templado en gran parte del hemisferio norte, por lo que muchos territorios europeos también se han puesto "manos a la obra" para evitar plagas.
¿Qué es una oruga procesionaria?
Conocida comúnmente como procesionaria, la oruga es un tipo de polilla que habita en los pinares del continente europeo. Se conoce en latín como Thaumetopoea pityocampa y tras convertirse en mariposa, deposita sus huevos en las copas de los pinos hasta que eclosionan en un mes.
En la siguiente fase estas orugas descienden una tras otra por los árboles, de ahí su nombre derivado del término de “procesión”. Luego, se entierran en el suelo y así hacen la transformación a mariposa. Básicamente este sería el ciclo de su vida. Sin embargo, estas orugas resultan tóxicas y peligrosas en su viaje al suelo.
Según los expertos en la materia, es muy raro que un pino muera por la procesionaria. Los desfolia porque se alimenta de las acículas, produce bolsas para resguardarse del frío, tiene efectos estéticos y sobre todo provoca alergias en personas y daños en animales domésticos. Sí es cierto que debilita a los árboles y puede favorecer la entrada de otras plagas. En cualquier caso, todo esto es más que suficiente para intervenir y frenar su reproducción.
Su grado de toxicidad
Sus pelos tienen propiedades tóxicas y urticantes. Las convierten en un riesgo a vigilar en nuestros paseos por el campo, sobre todo, si vamos con niños o con nuestro amigo de cuatro patas.
Los pelos de la procesionaria, tanto si se la toca directamente como si se entra en contacto con alguno de los nidos del campo, provocan irritaciones y erupciones en la piel de las personas, así como hinchazón en los ojos y dificultad para tragar, pero son especialmente graves para los perros.
Control en España por la procesionaria
Controlar a esta oruga se ha convertido en una actividad anual. Para ello se utilizan medios físicos, químicos y biológicos, como trampas de feromonas para capturar a los machos adultos. Una de las técnicas más utilizadas en España es la aplicación de una inyección en el tronco del pino que permite la administración vía intravascular de esta sustancia para las procesionarias.
Andalucía, Murcia, Comunitat Valenciana o Islas Baleares son solo algunos de los lugares de España en los que han saltado las alarmas. En la Casa de Campo, en Madrid, los operarios llevan varias semanas intentando eliminar los nidos. La situación se va complicando porque muchas de ellas comienzan a procesionar y luego vuelven a sus nidos por el cambio de temperatura.
En Barcelona, el Departament d’Acció Climàtica constata que la procesionaria se ha convertido en un problema que crece en los pinares catalanes y ya hay más de 100.000 hectáreas afectadas. Por supuesto, en Cataluña la situación se agrava con la sequía. La procesionaria se alimenta de las hojas de los pinos y los mata. Si esto ocurre, pasa a ser combustible en caso de que se declare un fuego.