La nieve no siempre trae bienes
Tras el episodio de frío reciente, muchas zonas, algunas de ellas singulares, se han cubierto de un manto blanco. El refranero dice año de nieves año de bienes, pero no todo son ventajas.
Nieve en movimiento: alud
Recientemente hemos visto como un alud de nieve desencadenado por una serie de terremotos sepultó el Hotel Rigopiano, ubicado en Farindola, en la región Italiana de los Abruzzo. Tristemente, ha causado varios fallecidos, y aún continúan desaparecidos bajo los escombros entorno a una veintena de personas.
Todo parece indicar que los repetidos movimiento sísmicos fueron los causantes de que una zona de unos 250 metros y con un espesor de dos metros y medio que estaba sobre una pendiente de 35 grados se desplazará ladera abajo impactando en el hotel y sepultándolo.
La nieve pesa
Si, claro parece una tontería decir que la nieve pesa, pero pesa y mucho. La densidad de la nieve depende de la temperatura ambiente y la humedad así como del tipo de nieve, pero un valor promedio ronda los 200 a 400 kilogramos por metro cúbico para nieve seca. En el caso del Hotel Rigopiano, según las primeras estimaciones, se podría haber llegado a valor aproximado 120.000 toneladas de nieve moviéndose a una velocidad de unos 100 km/h. Un camión trailer de cuatro ejes tiene un peso máximo autorizado de 38 toneladas, por lo que podemos imaginar unos 3000 camiones moviéndose ladera abajo a unos 100 km/h e impactando con el hotel. No es de extrañar que se colapsase toda la estructura, dado que se trató de un alud de tamaño grande no solo por el peso de la nieve sino por la velocidad a la que impactó.
Los edificios están preparados para soportar nieve en sus tejados, pero no para recibir impactos de aludes. En España, según el Código Técnico de la Edificación, los tejados de las casas han de estar preparados para soportar cargas de nieve. Para ello, se realizaron estudios para determinar zonas donde el clima es similar y establecer valor para la carga máxima de nieve en una superficie horizontal (se puede realizar cálculos para tejados con inclinación). En el Código se definieron siete zonas climáticas y sus espesores máximos característicos.
Resulta curioso que el máximo de carga sea en la zona de Andalucía a altitudes de 1800 metros con cargas de 9,3 kilo Newton por metro cuadrado, lo que sería equivalente a espesores máximos de más de 4,5 metros sobre los tejados.
Peligro de aludes
En el caso de Italia, el desencadenante fue el movimiento sísmico que generó una inestabilidad en el manto, haciendo que este se fracturase y cayera ladera abajo. Sin embargo, la mayoría de los aludes no se producen por esta causa, sino por causas accidentales (caída de una rocas o de una cornisa de nieve) o provocados por el paso de personas, ya sean esquiadores, snowboarders o montañeros.
Dadas la gran cantidad de nieve acumulada recientemente en alguno de los sistemas montañosos de la Península, conviene estar atentos a los niveles de riesgo de aludes. Estos niveles de riesgo se estiman mediante sondeos y test de estabilidad. Es conveniente consultar la última información al respecto, y tener en cuenta que el estado de la nieve puede cambiar rápidamente por las condiciones meteorológicas y depende del terreno donde nos movamos.
Sobrevivir a un alud
Si tenemos la mala suerte de sufrir un alud en nuestras carnes, debemos saber que los 15 primeros minutos resultan fundamentales para nuestra supervivencia. Un alud puede provocarnos diversos daños. Durante el alud, son frecuentes traumatismos múltiples por los golpes al ser arrastrados y zarandeados a gran velocidad entre bloques de nieve o elementos en el camino. Una vez que el alud se detiene, si la carga de nieve sobre nosotros es muy grande, y no disponemos de aire para respirar, se producirá asfixia. Pasado un tiempo, pueden aparecer hipotermia y congelaciones debido al quedar sepultados bajo la nieve.
Algunas recomendaciones para sobrevivir a un alud:
- Mantener la calma.
- Intentar escapar lateralmente del alud.
- Intentar engancharse a algún obstáculo.
- Intentar mantenerse en superficie como si nadásemos.
- Desprenderse de los bastones, los esquís y/o la tabla de snow.
- Proteger las vías respiratorias, cerrando la boca.
- Cuando el alud se pare, intentar crear delante de la cara una bolsa de aire mediante las manos y los brazos.
- Los miembros del grupo no afectados directamente por el alud deben observar, recordar y marcar los últimos puntos en donde han sido visibles los afectados y, en general, buscar indicios en la superficie.
- Disponer de medios medios de autorescate (ARVA, pala y sonda) y de autoprotección (casco, mochilas con airbag, ...)
- Llamar a los servicios de rescate al 112 dando la localización y toda la información posible del incidente