La legendaria isla de España que aparece y desaparece sin dejar rastro: ¿cuál es la explicación de la ciencia?

Desde el siglo XIII, esta misteriosa isla, también conocida como 'la Inaccesible' o 'la Perdida', ha aparecido hasta en una docena de mapas, que alimentan la posibilidad de su existencia más allá del aura de fantasía que la rodea.

Desde hace siglos, muchos relatos atestiguan la existencia de una octava isla en las Canarias que aparece y desaparece.

La leyenda de San Borondón es una de las más fascinantes y arraigada de la cultura y el folklore canario. Considerada la octava isla del archipiélago, nadie ha conseguido pisarla. Sin embargo, su presencia en antiguos mapas -el último de 1755- y los avistamientos realizados por navegantes, mantienen vivo, a día de hoy, el misterio.

Por eso, para los canarios, San Borondón es considerada un puente entre la historia, la geografía y el mito, que sigue maravillando a quienes oyen hablar de ella. Una tierra esquiva, caprichosa y mágica que muchos soñaron con alcanzar.

Los orígenes de la leyenda

El nombre de San Borondón está indisolublemente ligado a San Brandán de Clonfert, un monje irlandés que vivió en el siglo VI y que, según la literatura hagiográfica medieval, tras fundar monasterios en las islas situadas entre Irlanda y Escocia, emprendió un extraordinario viaje en busca de la "Tierra Prometida de los Santos".

Su periplo fue descrito en el texto conocido como Navigatio Sancti Brendani Abbatis, una obra traducida a lo largo de los siglos a varios idiomas, y que se considera una de las fuentes de inspiración de la Divina Comedia de Dante.

En el manuscrito, se menciona una isla que aparecía y desaparecía en el horizonte atlántico, cubierta por una vegetación exuberante, habitada por criaturas maravillosas y cuya arena estaba mezclada con granos de oro.

Este relato terminó fusionándose con las historias marítimas de las Islas Canarias, lo que acabó situando esta tierra mágica a unos 220 kilómetros al sudoeste de La Palma y a unos 550 kilómetros al noroeste de El Hierro.

Una isla esquiva y efímera que aparece y desaparece de los mapas

Según los relatos de los marineros que aseguraban haber avistado San Borondón, la paradisiaca isla emergía del agua en días claros. Pero al intentar acercarse, se desvanecía entre la niebla o bajo las olas del océano.

Durante los siglos XV y XVI, una época en la que los navegantes europeos exploraban los mares en busca de nuevas tierras y riquezas, estas historias cobraron fuerza.

En parte, alimentadas por el Planisferio de Hereford, que Richard de Haldingham elaboró a finales del siglo XIII, y situó San Borondón al oeste de las islas de La Palma, El Hierro y La Gomera.

A lo largo de los siglos, también fue dibujada en otros doce mapas. La última referencia cartográfica de la isla es la de la Carta geográfica de Gautier, de 1755. Allí, se representaba en forma de barco y se describía con unas dimensiones de 480 kilómetros de largo y 155 de ancho. Si existiera, sería la más grade de las Islas Canarias.

Las posibles explicaciones científicas

La aparición y desaparición de la isla ha sido atribuida a diversos fenómenos sobrenaturales, como su pertenencia a un reino mágico protegido por fuerzas divinas que impiden su descubrimiento.

Pero la ciencia también aporta algunas explicaciones que harían posible los avistamientos de San Borondón. La más plausible es un espejismo provocado por la refracción de la luz en el horizonte, un fenómeno conocido como Fata Morgana.

También se ha especulado sobre la posible existencia de formaciones geológicas o erupciones submarinas que, bajo ciertas condiciones, podrían haber dado origen a los avistamientos, pero estas últimas teorías han perdido peso en los últimos años frente a las hipótesis de espejismos y fenómenos ópticos.

Una isla con Capitán General

Desde el punto de vista histórico, el nombre de la isla se mencionó en el Tratado de Évora, firmado en 1519, por el que el rey de Portugal cedió al de Castilla los derechos sobre San Borondón, «si se hallara».

Incluso se nombró un Capitán General, Francisco Fernández de Lugo, primer Adelantado de Canarias, mediante unas capitulaciones muy parecidas a las que nombraron Almirante a Cristóbal Colón antes de descubrir América. Sin embargo, jamás se llegó a encontrar evidencia concreta que confirme la existencia de la isla.

Sólo una vez, un periódico -el ABC- publicó lo que se aseguró que era la primera fotografía de San Borondón. Fue el 10 de agosto de 1958 y la instantánea se atribuyó a Manuel Rodríguez Quintero, conocido como ‘el Cernícalo’, que aseguró que la captó desde un caserío localizado al sur del municipio de Tazacorte (La Palma).

Así, sobre el papel de estraza marrón, el mito, y con él, la oportunidad de alcanzar el paraíso en la Tierra, se hicieron reales en el imaginario colectivo.