La IA pone rostro a la historia, así serían Aristóteles, Cleopatra y otros personajes históricos

El desarrollo de modelos de aprendizaje automático, las conocidas como redes neuronales profundas, permiten desterrar algunos mitos y mostrar el verdadero aspecto físico que tuvieron algunas figuras clave en la historia de la humanidad y que murieron hace siglos.

Estatua de Julio César, sobre el que ahora la IA permite aproximarse a su imagen física real.

La Inteligencia Artificial (IA) está revolucionando numerosas áreas del conocimiento y la historia no iba a ser una excepción. Hasta ahora, sólo la arqueología forense y la interpretación artística permitían aproximarnos al aspecto que tuvieron personajes históricos que desparecieron hace siglos.

Sin embargo, gracias a los avances de la IA, hoy ya es posible reconstruir sus rostros, e incluso dotarlos de movimiento, con un nivel de detalle y realismo sorprendentes.

Así funcionan los avanzados algoritmos que analizan cráneos, pinturas, esculturas o descripciones de la época para ofrecer una precisa imagen de cómo eran físicamente relevantes figuras del pasado y satisfacer nuestra curiosidad.

Una verdadera revolución en reconstrucción facial

Para reconstruir un rostro mediante la IA deben combinarse diferentes técnicas, como el escaneo tridimensional de restos óseos o la simulación de tejidos faciales, que se apoyan en el análisis de representaciones artísticas de la época.

Gracias a la utilización de redes neuronales profundas, modelos de aprendizaje automático similares a la mente humana, la IA puede identificar patrones complejos en imágenes antiguas y compararlos con estructuras faciales incluidas en bases de datos modernas.

Después, aplican información sobre la densidad de tejidos y características faciales para generar un rostro que respeta los parámetros biológicos del individuo.

Casos de éxito en reconstrucción facial histórica

Gracias a la IA aplicada a la tecnología forense, los expertos han podido crear imágenes sorprendentemente detalladas y realistas de los rostros de importantes personajes históricos.

Tutankamón, aspecto de estudiante más que de faraón

Uno de los casos más emblemáticos es el de la recreación de Tutankamón, que se ha basado en tomografías computarizadas de su momia, descubierta casi intacta en el Valle de los Reyes en 1922, casi 3.300 años después de su muerte.

Con la ayuda de la IA, los científicos han logrado representar sus rasgos faciales con una precisión sin precedentes, y han desterrado algunas ideas sobre su apariencia que eran erróneas: el faraón del Antiguo Egipto no se parecía nada a su bella y majestuosa máscara funeraria y tenía dientes de conejo.

Aristóteles, un rostro a partir de palabras

De Aristóteles, célebre filósofo, discípulo de Platón, maestro de Alejandro Magno y padre de la metafísica, muerto en el año 322 a. de C, sólo existen bustos antiguos y descripciones históricas.

Así que, en este caso, para tratar de reconstruir su rostro, se han utilizado herramientas que permiten generar imágenes de alta calidad y realismo a partir de descripciones textuales.

La imagen más aproximada a la verdadera Cleopatra

No existe un consenso científico sobre la apariencia real de la legendaria Cleopatra. Hasta ahora, algunos proyectos habían intentado recrear su rostro inspirándose en estatuas y monedas antiguas.

Sin embargo, recientes investigaciones en las que se han combinado la IA con estudios antropológicos, han conseguido mostrar una imagen más aproximada de cómo lució verdaderamente la reina egipcia.

Julio César, más “cabezón” de lo que se creía

Arqueólogos y especialistas en IA también han generado una reconstrucción tridimensional del rostro de Julio César, uno de los políticos y militares más célebres de la antigua Roma -y amante de Cleopatra- que murió en el año 44 a.C.

Para ello, se han basado en un busto hallado en los Países Bajos y realizado unos veinte años después de su muerte.

El resultado final, realizado en arcilla y silicona, sugiere que el líder romano tenía una cabeza más grande de lo que tradicionalmente se había venido pensando, y que se atribuye a dificultades en su nacimiento.

El último rey de la Casa York, como los retratos de la época

El esqueleto de Ricardo III de Inglaterra, que fue hallado en 2012, fue esencial para desarrollar la reconstrucción facial del último rey de la Casa de York, muerto en batalla en 1485.

En este caso, se agregaron capas de tejido muscular y piel por computadora a una tomografía de la calavera.

El resultado se plasmó en un modelo plástico tridimensional que confirmó lo que los retratos de la época ya apuntaban: el rey tenía una nariz ligeramente arqueada y una barbilla prominente.

Miguel Ángel, el rostro de un genio y de su obra

Para recrear la imagen del máximo exponente del Renacimiento, fallecido en 1564, se han utilizado descripciones contemporáneas y esculturas atribuidas al propio artista.

La misma IA se ha empleado también para intentar saber cómo era en realidad el rostro del modelo que inspiró una de sus grandes obras maestras, el David.

Isabel I de Inglaterra, más realista y menos idealizada

Los artistas de la época pintaron a la Reina Virgen, que falleció en 1603, más estilizada de lo que en realidad pareció ser. Con ello, trataban de reforzar su imagen regia.

Así que los estudios realizados con IA para estimar cómo podría haber sido su rostro real, sí han tenido en cuenta los efectos del envejecimiento y también de la viruela que sufrió en su juventud.