La huella hídrica de los españoles, el impactante dato publicado por la OCU
Los españoles no hacemos los deberes en relación al uso responsable de ese recurso finito y escaso que es el agua dulce. Nuestra huella hídrica es el doble del promedio mundial, pero el problema no está precisamente en los hogares.

“¡Cierra el grifo, que se gasta el agua”! Seguro que alguna vez has escuchado esa frase en casa. Desde luego, es una sabia y responsable recomendación, pero, en realidad, el agua que sale por las cañerías de los hogares apenas representa un 2% de nuestro consumo total.
Entonces, ¿en qué se emplea el resto de ese valioso, escaso y finito recurso que es el agua dulce? Avanzamos una pista: todo lo que se consume necesita agua.
¿Qué es la huella hídrica y cuál es la de los españoles?
La huella hídrica es un indicador que mide el volumen total de agua dulce empleada por un consumidor o productor ya sea de forma directa o indirecta.
Así que este concepto no solo abarca el agua consumida en los hogares, sino que también incluye la utilizada en la producción de bienes y servicios que consumimos diariamente.
¿Sabías que cada vez que consumes algo estás usando agua ?
— OCU (@consumidores) March 10, 2025
️ El agua que utilizamos en casa apenas llega al 2% total.
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Actualmente, en España, la huella hídrica per cápita es de aproximadamente 2.325 metros cúbicos por año, lo que equivale a unos 6.370 litros diarios por persona.
En conjunto, según datos de la Organización de Consumidores y Usuarios (OCU), los españoles generamos un consumo de 100.000 millones de metros cúbicos por año. Eso nos coloca como el octavo país con mayor huella hídrica per cápita del mundo y el segundo de Europa, solo detrás de Portugal.
Y quizá nunca te hayas parado a pensarlo, pero, de esta cantidad, alrededor del 43% proviene de fuera del país. Y eso indica una dependencia significativa de recursos hídricos externos.
¿Cuáles son los sectores productivos que más agua consumen?
Los productos de origen animal tienen una huella hídrica considerablemente mayor en comparación con los de origen vegetal. Por ejemplo, se requieren aproximadamente 15.400 litros de agua para producir un kilogramo de carne de vacuno. Para producir la misma cantidad de pollo se necesitan alrededor de 4.300 litros.

En contraste, la producción de un kilogramo de arroz consume cerca de 2.500 litros de agua y un kilo de lechuga necesita 237 litros. Una simple manzana, unos 125 litros.
Conjuntamente, ganadería y agricultura representan el 72% del consumo de agua de todo el país. Si bien es verdad que la huella hídrica varía en función de las condiciones climáticas, la ubicación geográfica y el empleo de prácticas de producción más o menos sostenibles.
Pero, el gasto de agua no se limita a la producción de alimentos. La industria textil, por ejemplo, también tiene un impacto significativo en la huella hídrica. De hecho, para producir una camiseta de algodón se requieren alrededor de 2.700 litros de agua. Y para confeccionar unos simples vaqueros, se emplean unos 8.000.
Responsabilidad individual en el consumo de agua
Sí, porque, antes de llegar a nuestro armario, la ropa ha dejado su propia huella hídrica, concretamente, unos 700.000 litros de agua de media por persona. Un dato que nos debería animar a dejar de comprar de manera compulsiva prendas de mala calidad o que no utilizamos.
En cuanto al consumo de tecnología, la fabricación y ensamblaje de los componentes de un teléfono inteligente requiere el empleo de unos 13.000 litros de agua. Es la misma que bebe una persona a lo largo de unos 18 años.
Otra de las prácticas que deberíamos desterrar es la del desperdicio de alimentos, que contribuye significativamente a un uso ineficiente de los recursos hídricos: en España, cada año se desperdician el 3,9 % del total de alimentos y bebidas adquiridos para su consumo, más de 65 kilos por familia.
La huella hídrica asociada al desperdicio de alimentos se sitúa en 2.095 hectómetros cúbicos, el equivalente a 131 litros (una bañera de grandes dimensiones llena) por persona y día, según investigadores de la Universidad Politécnica de Madrid.
Un recurso tan vital como escaso
Ya hemos dicho que el agua es un recurso finito. En la Tierra existen 1.386 millones de kilómetros cúbicos de agua, pero solo un 3 por ciento es agua dulce. Y de ese porcentaje solo está disponible alrededor de un 1 por ciento. El resto está almacenado en glaciares o casquetes polares.

El imparable acceso de la demanda, ligado al aumento de la población y al consumismo, así como los peligros detrás del cambio climático hacen temer que, a medio plazo, se incrementen gravemente las situaciones de escasez hídrica.
Según la Organización de Naciones Unidas (ONU), en todo el mundo, unos 2.000 millones de personas carecen de acceso al agua potable segura. Otros 2.300 millones viven en países donde ya se sufre de escasez de agua.
Conviene recordarlo antes de seguir malgastando un elemento sin el cual la vida no es posible.