La curiosa historia por la que la Plaza de Toros de Sevilla no es redonda: 120 años de construcción y un diseño fortuito

Aunque su imponente presencia la convierte en una de las plazas más emblemáticas de España, pocos saben que su diseño no fue planeado como lo vemos hoy. Te contamos todos los detalles.

Plaza de Toros de Sevilla
Vista aérea de la Plaza de Toros de Sevilla, donde se aprecia su característica forma ovalada, resultado de más de un siglo de construcción y modificaciones.

Sobra decir que la capital de Andalucía alberga un amplio legado histórico lleno de monumentos que han sido testigos de siglos de evolución, pero hoy queremos hablaros de uno que esconde un detalle arquitectónico único y poco conocido.

Hablamos de un espacio muy popular, testigo de innumerables acontecimientos, y que ha inspirado a poetas y artistas. Sin embargo, quizá pocos conocen que guarda un peculiar secreto arquitectónico.

Una construcción que tardó más de un siglo en finalizarse

Nos referimos a la Plaza de Toros de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, una de las más famosas del mundo, con un detalle que la hace única: no es completamente redonda, sino ovalada.

Y es que tiene una historia, cuanto menos, curiosa: se empezó a construir en 1761, pero no se terminó hasta 1881, lo que significa que pasaron 120 años desde el inicio de las obras hasta su finalización. Esta dilatada construcción, influida por distintos arquitectos y decisiones improvisadas, dio como resultado esa forma irregular que la distingue de la mayoría de las plazas de toros.

Plaza de Toros de Sevilla
Vista aérea de la plaza años atrás. Destacar que antes de esta construcción, la plaza original era de madera y tenía una estructura rectangular ubicada en el monte de El Baratillo. Fuente: Aerealviews.

En 1733, los maestros carpinteros decidieron desmontar la plaza para edificar una nueva más moderna. Inicialmente, se concibió con una estructura de octavas, con cada una de ellas formada por cuatro arcos.

Los directores de la obra fueron Francisco Sánchez Aragón y Pedro Vicente de San Martín, mientras que las esculturas fueron encargadas a Cayetano de Acosta. Sin embargo, el reinado de Carlos III interrumpió las obras, lo que provocó que su finalización se postergara hasta 1881.

El origen de su peculiar forma ovalada

Inicialmente, se planeó una plaza completamente circular, pero la construcción en fases y los cambios en el proyecto alteraron su diseño. La falta de una planificación precisa y la adaptación a los recursos disponibles hicieron que la estructura fuera adquiriendo una forma más elíptica con el tiempo.

Otro factor determinante en su estructura fue la orografía del terreno y la manera en que se asentaron los muros. A medida que avanzaba la edificación, algunos de los segmentos no coincidían perfectamente con la proyección inicial, lo que hizo que el coso tomara su característica forma irregular.

El cambio de materiales, la construcción por fases y la intervención de diferentes maestros de obra también contribuyeron a esta singularidad. Eso sí, la obra final, de estilo tardo-barroco, se convirtió en una revolución arquitectónica para su época.

Quiénes participaron en su construcción

El proyecto de la plaza estuvo a cargo de la Real Maestranza de Caballería de Sevilla, entidad ligada a la tauromaquia. Sin embargo, durante los 120 años que llevó su construcción, participaron varios arquitectos con diferentes enfoques. Destacó Aníbal González, quien reemplazó la piedra original por ladrillo visto.

La combinación de estilos, del barroco al neoclásico, refleja la evolución histórica del edificio y la influencia de quienes contribuyeron a su diseño.

Un emblema de la ciudad con un detalle único

A pesar de su forma irregular, la Plaza de Toros de Sevilla es una de las más prestigiosas del mundo. Con capacidad para 12.000 espectadores, su valor arquitectónico e histórico la han convertido en un referente de la tauromaquia. Además de los espectáculos taurinos, su museo interior muestra la evolución del coso a través de carteles, trajes de luces y documentos históricos.

No obstante, si algo despierta nuestra admiración es que, aunque la forma irregular de la plaza irregular es evidente al mirarla desde el aire o al examinar sus planos, cuando se está dentro, la sensación es de estar en una plaza perfectamente simétrica.

Esto se debe a la disposición de los tendidos y la manera en que los elementos arquitectónicos han sido organizados para crear una armonía visual. Así, lo que en su origen fue un accidente arquitectónico, hoy es parte del encanto y la historia de uno de los monumentos más representativos de Sevilla.