Oscilación del Atlántico Norte (NAO): ¿qué marca esta "brújula" del tiempo?
Los episodios meteorológicos que experimentamos en la Península Ibérica están muy condicionados por los distintos regímenes de circulación del Atlántico Norte. Conocer su evolución durante los próximos días o semanas da una pista importante de lo que puede suceder a largo plazo en nuestro país.
Prácticamente la totalidad del continente europeo tiene una situación meteorológica constantemente condicionada por lo que sucede en el Atlántico Norte, muy ligada a la circulación que predomine sobre este. En la fachada atlántica del continente, que es donde se encuentra la Península Ibérica, esta influencia será obviamente más marcada y directa. La particular ubicación de nuestra península, entre dos mares y dos continentes, facilita mucho que un cambio en la circulación del chorro de latitudes medias pueda traer consecuencias importantes, ya que nos encontramos en una zona de separación de masas de aire muy diferentes.
Una forma de determinar el flujo de vientos en el Atlántico norte es analizando el campo de presión atmosférica en superficie. En la década de 1920, el físico británico Gilbert Walker se dedicó a investigar los patrones de circulación del Atlántico comparándolos con este parámetro y acuñó el término de Oscilación del Atlántico Norte, o "NAO" por sus siglas en inglés, ampliamente utilizado y estudiado hoy en día, sobre todo en el ámbito de las predicciones a medio y largo plazo.
La NAO está basada en la diferencia de presión en distintos niveles que existe entre la zona de altas presiones ubicada en el sector de las Islas Azores y las bajas situadas sobre Islandia. Cuando esta diferencia es mayor a la habitual, la NAO adquiere un valor positivo y la circulación de oestes en el Atlántico norte se ve reforzada, dejando con frecuencia episodios de lluvias en Europa así como fuertes vientos y temperaturas suaves. La península Ibérica, con estas condiciones, suele recibir la llegada de masas de aire de origen marítimo, ya sean polares o subtropicales, y dorsales estacionarias y de poca amplitud en la época estival.
NAO en valores neutros y un patrón de bloqueo
Sin embargo, una NAO negativa indica una probabilidad mucho mayor de que nos afecten masas de aire de distintas latitudes de procedencia. Son responsables de la mayor parte de los escenarios en los que nos afectan masas de aire de origen continental, ya sean polares o tropicales, o árticas al estar asociadas a vaguadas o dorsales de gran amplitud. En las próximas semanas el modelo Europeo empieza a contemplar un escenario que, si bien no plantea una NAO negativa plenamente definida, puede tener bastante repercusión en las condiciones meteorológicas a medio plazo en nuestro territorio.
El escenario más probable contempla un patrón de bloqueo, que irá ganando protagonismo a partir de la semana que viene y que descarta una circulación zonal fuerte sobre Europa. Así aparecerán con relativa facilidad anticiclones en latitudes medias y altas que dificultarán el tránsito normal de los centros de bajas presiones por estas latitudes y obligará a las masas de aire a ascender y descender de latitud. Cabe esperar que nos veamos afectados por masas de aire de latitudes muy distintas a la nuestra, y con ello a contrastes térmicos muy importantes alternándose con la llegada de vaguadas y depresiones que se descolgarán hasta latitudes relativamente bajas.
Una ventaja importante que presentan el seguimiento de este tipo de patrones de circulación atmosférica es que son muy generales y afectan a un sector importante del hemisferio norte, por lo que las predicciones a medio y largo plazo suelen ser relativamente fiables comparadas con las de otros sistemas meteorológicos típicos y de menor escala, como frentes o borrascas. Por tanto es de gran utilidad en las predicciones meteorológicas a medio y largo plazo en nuestra región.