Bestia del este en Europa y su efecto rebote: algo pasa en Groenlandia
Mientras el aire gélido progresa por Europa, en sus cercanías se están desencadenando otros efectos muy dispares. A uno y otro flanco de la irrupción siberiana las temperaturas superan por mucho los valores normales. Así es el 'efecto rebote' en el jet stream.
El aire siberiano lleva varios días vagando por Europa. Primero afectó al este y norte del continente, dejando registros inéditos desde 1999 en Reino Unido, como los -23 ºC del pueblo escocés de Braemar; y este fin de semana, después de extenderse por los países del centro, va a invadir el Mediterráneo. Hay dos cosas que históricamente van ligadas a este fenómeno: el frío extremo y un efecto rebote en otro punto cercano del planeta, donde las temperaturas suben de forma anómala para compensar de algún modo el zarpazo ruso. Hoy se nota en Islandia o Groenlandia. Muy pronto en España.
Días de hielo: -25 ºC en Austria
En la próxima madrugada la zona más oriental de Austria llegará a mostrar temperaturas cercanas a los -25 ºC. Allí están los Alpes, con altitudes superiores a los 3000 metros que serán la razón primordial de estos registros tan extremos. “Estas corrientes de aire frío son típicas de mediados de invierno y estadísticamente ocurren cada dos o tres años”, declaró ayer en un comunicado Alexander Orlik, climatólogo del Instituto Central de Meteorología y Geodinámica local. En ese mismo boletín, el experto avisa de que se avecinan varios “días de hielo”, entendidos como los que no muestran máximas superiores a los 0 ºC. Según Orlik, desde los años noventa estas jornadas heladoras se han reducido hasta un 40 % en Austria.
No será el caso de mañana, cuando gran parte del centro y este de Europa en todo el día no superará los 0 ºC. Las cotas medias y altas de la República Checa, Eslovaquia o Eslovenia ni siquiera pasarán de los cinco grados bajo cero. Por ejemplo, en la ciudad de Praga el mercurio se moverá entre los -18 y -5 ºC. Ante este pronóstico, el Instituto Hidrometeorológico Checo recomienda limitar la duración de la estancia al aire libre por el peligro de congelación, desaconsejando la exposición a niños, ancianos y enfermos. Aunque esto lo lleva con bastante normalidad y suficiencia, hasta el punto de que los avisos que se extienden son amarillos, asociados a un riesgo bajo.
Las próximas 24 horas marcarán el inicio de la expansión del aire siberiano hacia el sur, sobre países como Italia o Grecia. El frente ruso es realmente extenso. En la jornada del domingo, la irrupción cruzará el Mediterráneo central y oriental en busca del norte de África, de tal modo que por la tarde ya abrazará el noreste de Argelia, gran parte de Túnez y Libia. En el departamento tunecino de Jendouba es fácil que las temperaturas máximas no rebasen los 10 ºC, suponiendo una anomalía de -12 ºC respecto a los registros que suelen deparar estas fechas (superiores a los 20 ºC). Entre el lunes y el martes las heladas ganarán terreno por los altiplanos de estos países, llegando a muchos valles septentrionales del desierto del Sahara.
La peor visita de la ‘bestia’ a España
Justo en estas fechas, pero hace 65 años, la Península Ibérica vivió la ola de frío más intensa del siglo XX y hasta hoy. En 1956 la ‘bestia del este’ no se encaminó hacia el norte de África, sino que se abalanzó sobre nuestro país provocando mínimas extraordinarias. El 2 de febrero el observatorio de Estany-Gento registró -32 ºC, que actualmente sigue siendo la temperatura más fría registrada en España de forma oficial.
Ayer José Ángel Nuñez, meteorólogo de la AEMET, recordaba los rigores de aquella ola de frío que tuvo consecuencias catastróficas para la agricultura: “No sólo supusieron la pérdida de las cosechas de ese año, sino que provocaron la muerte de muchos árboles”. El río Manzanares se congeló a su paso por Madrid y en el mismo litoral mediterráneo, la ciudad de Barcelona registró una temperatura mínima de -10 ºC y Valencia tiritó con -7,2 ºC. La fama de ‘bestia’ se la ha ganado a pulso.
Efecto rebote en Groenlandia
El mismo anticiclón que está provocando la expansión de la 'siberiana' por Europa, bloquea el paso a una enorme borrasca atlántica que presenta una presión mínima cercana a los 950 hPa. Esta última, con su giro, ha inyectado una masa de aire templado hasta Groenlandia. Allí las anomalías son del mismo calado que en el continente europeo, pero en sentido contrario. La isla muestra temperaturas en superficie hasta 15 ºC más altas de lo habitual en estas fechas.
Cuando el chorro polar se curva de tal modo que el aire polar llega al norte África, inevitablemente otras regiones adyacentes se tienen que calentar debido a los meandros que traza el jet stream. A lo largo de la semana que viene España, Francia, Reino Unido e Islandia quedarán en esa zona cálida mientras Grecia se hiela.