La 'borrascosa' Batalla de Guadalajara: frío, lluvia y mucho barro
Tras la exitosa Batalla de Málaga para las unidades de apoyo de Mussolini, las tropas italianas se envalentonaron y optaron por entrar en una pugna rápida por La Alcarria. No contaban con que allí el clima es muy diferente. Las borrascas aplicaron un severo correctivo.
En la Guerra Civil, la Batalla de Guadalajara supuso el fin de las operaciones en torno a Madrid, cuyo inicio, noviembre de 1936, ya vimos con el artículo de la Ciudad Universitaria. A medida que pasaron los meses, el apoyo de Mussolini a Franco fue aumentando; sus unidades, además, mostraban cada vez más autonomía en sus decisiones. Esta situación no era satisfactoria para Franco, quien se vio presionado, tras el triunfo del CTV o Corpo Truppe Volontarie (Cuerpo de Tropas Voluntarias) en la toma de Málaga, por el dictador italiano para que esta unidad fuese utilizada en la zona de Guadalajara, para entrar de manera rápida en Madrid y así terminar la guerra. No contaba con las borrascas.
Fuerzas en combate
Las fuerzas republicanas en esta parte del frente eran de la 12ª División, unos 10.000 soldados, con unas pocas piezas de artillería y un fusil para cada dos defensores. Sin embargo, entre el 8 y el 21 de marzo, la República consiguió enviar al frente de Guadalajara cerca de 25.000 hombres, apoyados por unos 80 tanques T-26. Además, contó con 120 aviones de todo tipo, que pudieron despegar desde los aeródromos con pistas de hormigón de Barajas, Alcalá de Henares y Guadalajara.
El bando sublevado contaba en la zona con unos 50.000 hombres: 30.000 a 35.000 italianos al mando del general Roatta y 15.000 a 20.000 españoles al mando del general Moscardó, formando la brigada Marzo que se encargaría del flanco derecho del ataque italiano. Frente a los republicanos y sublevados, se extendían la compleja orografía y los rigores climatológicos de La Alcarria.
La Alcarria, tierra de páramos altos expuestos al frío invernal
La Alcarria es una tierra de alcarrias: páramos altos y pedregosos, expuestos a los vientos muy fríos en invierno, que se sitúan entre las campiñas de los valles del Henares al norte y, en la zona más meridional, se exponen a los valles de varios ríos, como el del Budiel y el Tajuña. La superficie del páramo se eleva unos 200 metros sobre el fondo de los valles y sus cotas pierden altura suavemente hacia el sudoeste.
En las vegas de los ríos hay buenas tierras pero embarrables. Entre los páramos y esas vegas, las laderas presentan cuestas y fuertes pendientes. La zona de páramo es de tierras arcillosas; un área de monte con encina y quejigo, en muchos lugares desarbolada. Algunos pueblos se sitúan en el alto páramo como Torija; otros en ladera como Brihuega; y otros en los valles como Masegoso de Tajuña.
El plan general debía realizarse de 4 a 7 días, partiendo de la zona de Algora, kilómetro 112 de la nacional a Zaragoza, y desarrollarse en tres fases hasta llegar a Alcalá de Henares, punto de encuentro con las fuerzas franquistas que deberían atacar desde el Jarama para fijar la retaguardia republicana y así impedir la llegada de refuerzos a la Alcarria.
El Tiempo y el Clima también quisieron sumarse a la Historia. Si consideramos el Clima como una sucesión de tiempos atmosféricos, podríamos decir que en La Alcarria, en el mes de marzo llueve poco y ya no es tan frío, unos 30 a 40 l/m2, con 9 días de lluvia y solo un día de nieve (datos del observatorio de Guadalajara, período 1931-60). Pero el Tiempo atmosférico se presentó como parte fundamental de la Batalla de Guadalajara con un mes de marzo extremadamente lluvioso y frío.
El frente republicano, el sublevado... y el frío
El día 8, cuando empezó la ofensiva, una depresión se profundizó rápidamente y envió un frente frío muy activo, que provocó un cambio radical en las situación atmosférica. No eran las condiciones idóneas, pero el general Roatta dio la orden de inicio a las 7 de la mañana, con un potente bombardeo artillero durante media hora, y a continuación avanzaron las unidades blindadas y la infantería, rompiendo la línea del frente.
Los días 9 al 11 el tiempo fue muy parecido, incluso algo peor en el primero de ellos, ya que las temperaturas descendieron y nevó. Los atacantes, mal vestidos, empezaron a sentir frío y a estar empapados por la incesante precipitación. Aún así continuaron los avances y el CTV conquistó las ciudades de Brihuega y de Trijueque. Las avanzadillas italianas llegaron a tan solo 3 km de Torija, al kilómetro 75 de la carretera de Zaragoza. Su máximo avance.
El general Miaja, a cargo de las fuerzas republicanas, envió rápidamente ayuda al sector. Con el paso de los días la resistencia fue en aumento y los mandos italianos empezaron a darse cuenta que las condiciones no eran las de Málaga. Hubo grandes atascos en las carreteras; mientras tanto, las tropas faltas de “rancho caliente” no encontraban dónde protegerse de la intemperie. La moral de los italianos siguió debilitándose.
El día 12 se inició el contraataque republicano en la parte alta del páramo. Por fin, con una pequeña mejoría del tiempo que permitió volar a los aviones “legionarios”, la presión republicana disminuyó ligeramente. Desde el día 13 hasta el 17 el frente se mantuvo estático.
La niebla que ayudó a las unidades republicanas
El día 18 amaneció en el frente con bancos de niebla en la zona de los ríos. En la madrugada y amparados en la poca visibilidad, unidades republicanas cruzaron el Tajuña a espaldas de los italianos, situándose en una colina, la cota 1024, desde donde podían dominar la vía de retirada del CTV desde Brihuega e incluso la posición del Estado Mayor italiano.
Hacia el mediodía, los republicanos se lanzaron al ataque, tras un importante bombardeo artillero y de aviación. En el páramo, la división Littorio consiguió parar su avance, por lo que el mando gubernamental utilizó la unidad de la cota 1024 para un fuego cruzado. Entre el 19 y el 23, con un tiempo atmosférico muy revuelto, entre lluvia y nieve, cielo muy nuboso, poca visibilidad y viento de moderado a fuerte, continuó el avance republicano hasta llegar a la línea defensiva del kilómetro 95 de la carretera a Zaragoza. Allí los italianos pudieron aguantar y los mandos republicanos decidieron suspender los ataques debido al gran desgaste sufrido por sus tropas, dándose por concluida la Batalla de Guadalajara.
Tres errores graves de los italianos: uno de ellos, no conocer el clima
Los italianos, tras la Batalla de Málaga, quisieron volver a entrar en combate rápidamente y la premura en la planificación les hizo cometer tres errores graves: el primero fue el desconocimiento del clima de la Alcarria. Los soldados llegaron con el equipo de verano utilizado en Málaga, pero se encontraron con temperaturas inferiores a los 0 °C. El segundo error, subestimar la cuestión de la Intendencia. Las cocinas de campaña permanecieron muy a retaguardia de la avanzadilla y los soldados estuvieron sin comer caliente muchos días. Y en tercer lugar, los mapas utilizados y autorizados eran mapas de carretera, en los cuales no estaban indicadas las diferencias de nivel.
Una vez más, los rebeldes habían ganado una importante cantidad de terreno, pero la Batalla de Guadalajara fue mucho más que otra victoria defensiva de los republicanos. El prestigio del CTV quedó arruinado, perdió también su independencia y a partir de ese momento siempre estuvo a cargo del Estado Mayor franquista.
Sobre el número total de bajas en uno y otro bando, los historiadores no se ponen de acuerdo. Se cifra entre 5.000 y 9.000 muertos, heridos o prisioneros en el bando sublevado, la mayoría del CTV; y entre 5.000 y 7.000 en el republicano, coincidiendo en todos los casos en que las pérdidas materiales de los italianos fueron muy grandes.