Graves inundaciones en Tafalla por el desbordamiento del río Cidacos
Ayer por la tarde el río Cidacos se desbordó, anegando los pueblos navarros de Tafalla, Olite y Pueyo. Cayeron más de 100 litros por metro cuadrado en unas horas. Los vídeos han dado la vuelta al mundo.
Ayer por la tarde las localidades navarras de Tafalla, Olite y Pueyo fueron anegadas por el desbordamiento del río Cidacos. De momento se ha confirmado el fallecimiento de un conductor que fue arrastrado por la avenida y los daños materiales son innumerables. A las cinco de la tarde las tormentas fueron progresando por la Comunidad de Navarra de sur a norte, con lluvias fortísimas que rápidamente ganaron extensión. En cuestión de unas horas el observatorio de Guetadar registró cerca de 160 litros por metro cuadrado y el de Tafalla poco más de un centenar, según informó ayer el Gobierno de Navarra.
Este último municipio ha sido el más afectado, hasta el punto de quedar prácticamente incomunicado al permanecer todas las vías de acceso anegadas. Numerosos vecinos han tenido que pasar la noche lejos de sus casas ante la imposibilidad de llegar a sus domicilios.
Los vídeos de los vecinos de Tafalla han dado la vuelta al mundo. Los coches flotaban por las calles de la localidad, mientras sus propietarios accedían a las terrazas de sus casas o puestos de trabajo, a la espera de que bajara el caudal o ser rescatados. El río pasó de tener un caudal de 0,11 metros de altura en las primeras horas de la tarde a rozar los 4 metros, poco después de las 22 horas. Antes de la medianoche el agua empezó a menguar en el pueblo, quedando una gruesa capa de barro en muchas de sus calles.
El Gobierno de Navarra declaró haberse visto sorprendido por el carácter repentino del fenómeno y por la ausencia de avisos naranjas -riesgo alto- de la AEMET hasta el inicio de las tormentas, que además una vez activados quedaron obsoletos. “Las lluvias recogidas han triplicado en algunos puntos en solo tres horas la previsión de la alerta naranja (40 litros) decretada para Navarra”, adujo el Ejecutivo foral. Los fenómenos tormentosos fueron fruto de una DANA, o gota fría, cuyos efectos suelen ser imprevisibles a escasas horas vista.