¿Influyen los riesgos climáticos en las rutas de transporte fluvial?
Las altas temperaturas o las sequías se han convertido, sin quererlo, en las protagonistas de un drama socioeconómico: la paralización de rutas de transporte comercial por las vías fluviales.
El verano de 2018 fue, según el Servicio Meteorológico Alemán, el más caluroso desde que se tienen registros, dejando el nivel de agua del río Rin en niveles mínimos históricos. Un informe determinó que el país registró un período excepcionalmente largo de temperaturas superiores a la media que se convirtió en una ola de calor extrema, combinada con una sequía pronunciada.
¿Qué consecuencias ha generado esta situación?
Esta importante sequía, cuyos efectos se notaron hasta mediados de enero, dejó su mayor huella en la vía fluvial más utilizada y valorada de la Unión Europea: el río Rin. Debido a sus niveles mínimos históricos, se paralizó durante casi un mes el tráfico de transporte de mercancías, suministros y pasajeros en la zona sur de Alemania. Esto afectó al 80% de los millones de toneladas de materiales que se transportan por el río.
Se obligó a los cargueros a llevar menos peso, provocando incluso que muchos de ellos decidieran contratar más barcos para transportar la misma cantidad de mercancía; y en otros casos, directamente, se prohibió la circulación de barcos comerciales entre Colonia y el sur del país, ya que la profundidad de sus aguas no era suficiente para la navegación. ¿En datos? Algunos medios aseguran que, a finales de octubre, el río apenas tenía 25 cm de profundidad y, en el canal creado por el hombre para la navegación, el agua que se había dragado desde el centro del río era de 1,5 m, inferior al promedio habitual de 3,4 m.
Por no mencionar las pérdidas millonarias de los agricultores, la pérdida de fauna del propio río debido al calor y los bajos niveles de oxígeno, el desabastecimiento y ruptura de la cadena de suministro que han sufrido gasolineras, fábricas y empresas, y la interrupción y momentos de caos que ha vivido la economía del país. Aunque todo tiene su cara amable y en este tipo de sucesos es cuando los secretos que escondían las aguas salen a la luz, como los restos de un buque de carga que se hundió en 1895, conocido como “De Hoop”, y que ahora están expuestos en las playas del propio Rin.
No obstante, no solo este río resultó afectado, pues existen otros importantes para las rutas de transporte de Europa Central que también han sufrido en cierto grado esta sequía, como el Danubio o el Elba, donde algunos de sus puertos han estado inactivos y se estima que han tenido que transportar millones de toneladas de productos por ferrocarril o carretera.
¿Qué ocurrirá a partir de ahora?
Ahora se alberga otro miedo, otra inquietud: ¿se harán más frecuentes las sequías debido a un clima cada vez más seco y caluroso? Algunos expertos indican que sí, ya que los riesgos climáticos se sucederán con mayor frecuencia, y es que el Rin, no solo depende de las precipitaciones, sino además de los depósitos de agua que se almacenan en los Alpes, como la nieve y los glaciares. Por allí los efectos del calentamiento global, además de la mala conservación de los ríos y el uso intensivo de estos recursos, están encargándose personalmente de disminuir los aportes.