Día Internacional contra el Cambio Climático: el precio que debemos pagar
Esta es una invitación para abordar nuestra actual situación climática desde las consecuencias que se han registrado en los últimos años y la relevancia de los sistemas de alerta temprana en el mundo.
Durante las últimas décadas, hemos observado cómo la Naturaleza se manifiesta para dar respuesta al calentamiento global. Sequías más prolongadas, inundaciones sin precedentes, megaincendios y más. Considerando el informe "Unidos en la Ciencia", emitido por la Organización Meteorológica Mundial (OMM) durante septiembre 2022, existe una gigantesca brecha entre nuestra realidad climática y las aspiraciones de dejar un mundo sostenible a las generaciones futuras.
"Si queremos que se cumpla el Acuerdo de París, la ambición de las promesas para reducir las emisiones de gases de efecto invernadero debe fortalecerse por siete". Esto es lo que dice el informe de la Organización Meteorológica Mundial.
Mientras estábamos viviendo el confinamiento, se observó un leve descenso en las concentraciones de gases de efecto invernadero a escala mundial. Sin embargo, con el fin de las restricciones sanitarias, ahora los índices de emisión superan a los registrados antes del 2020.
Un gran golpe a las comunidades vulnerables
El 70% de las emisiones antropogénicas provienen de las ciudades. Los lugares más vulnerables serán los más perjudicados, principalmente, al enfrentar las consecuencias socioeconómicas del cambio climático. Recordemos que la atmósfera condiciona todo lo que hacemos.
Debido a ello, el profesor Petteri Taalas, quien ejerce como Secretario General de la OMM, dijo "es más importante que nunca ampliar a mayor escala la utilización de los sistemas de alerta temprana para fomentar la resiliencia de las comunidades vulnerables frente a los riesgos climáticos actuales y futuros".
¿Qué nos dicen los datos?
Los registros históricos indican que los últimos siete años se presentaron como los más cálidos. Si nos vamos hacia el mar, el informe de la OMM indica que el contenido de calor oceánico, observado entre los años 2018 y 2022, supera a cualquier otro quinquenio.
António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas, mencionó "la nueva magnitud de los desastres como sequías, olas de calor o temporales extremos, nada tienen de natural. Son el precio que hay que pagar por la adicción de la humanidad a los combustibles fósiles". ¡Y cuánta razón tiene!
Por otra parte, el informe hace una llamada a fortalecer la investigación en puntos críticos del planeta. Por ejemplo, la Antártida, el bosque amazónico y la circulación de la atmósfera sobre el océano Atlántico, entre otros. De esta manera, se otorga más "luces" a la sociedad para la adaptación y mitigación al cambio climático.
Menos de la mitad de los países cuentan con sistemas de alerta temprana
Durante los últimos años, y debido a la conexión tecnológica mundial, hemos visto cómo los fenómenos meteorológicos se han vuelto más extremos. Sumado a ello, han sido capaces de generar consecuencias socioeconómicas catastróficas en las comunidades más vulnerables, las cuales pueden extenderse por años.
Las personas que habitan en estos lugares no cuentan con nuestras comodidades ni acceso a información. ¡Y menos con recursos para estar preparados ante un huracán! Si lo llevamos a números, son entre 3300 y 3600 millones de personas las que viven en esta situación.
Cabe destacar que menos de la mitad de los países alrededor del mundo cuentan con un sistema de alerta temprana. Por ejemplo, la cobertura en África es insuficiente, al igual que en naciones insulares del planeta. La protección de la humanidad requiere de financiación abundante y de la colaboración entre las partes que pertenecen a los acuerdos internacionales.