La hidrocución, uno de los principales peligros del verano
¿Es lo mismo corte de digestión que hidrocución? En muchas ocasiones, este último término no se usa de forma correcta. Aquí te damos algunos consejos para evitar sustos.
Seguro que la mayoría de nosotros hemos escuchado a nuestras madres advertirnos del peligro de zambullirse en el agua antes de que hayan pasado dos horas tras la última comida (el famoso corte de digestión). Sin embargo, muchas veces este término no se usa de forma correcta, ya que como veremos se usa como sinónimo de hidrocución, cuando son cosas distintas.
¿Corte de digestión o hidrocución?
Un corte de digestión puede producirse dentro y fuera del agua. Se trata simplemente de la interrupción del proceso digestivo, y puede producirse por diversos motivos (incluyendo emociones muy fuertes). Los síntomas más habituales son palidez, náuseas, calambres, vómitos, sudoración o visión borrosa. Si ocurre dentro del agua, es cuando hay riesgo de ahogamiento.
La hidrocución es un estado de síncope producido por un cambio brusco de temperatura que experimenta el cuerpo al sumergirse súbitamente en agua fría, lo que provoca una disminución de la frecuencia cardiaca, por lo que llega menos sangre al cerebro, lo que suele traducirse en una pérdida de conocimiento e incluso en una parada cardiorrespiratoria en los casos más graves.
Para evitar sustos, hay que entrar poco a poco en el agua, mojando los pies, las muñecas y la nuca, evitando la exposición prolongada al sol en las horas anteriores, las comidas copiosas o después de realizar ejercicio intenso. Precisamente las duchas antes de meterse en la piscina o en la playa ayudan a bajar nuestra temperatura corporal y reduce el riesgo de hidrocución.
Ojo en las piscinas del interior y en los ríos
En España el riesgo más elevado de sufrir una hidrocución, teniendo en cuenta la temperatura del agua, lo encontramos en ríos de alta montaña o piscinas de zonas continentales, donde por la altitud o las temperaturas nocturnas el agua suele permanecer fría o fresca, mientras que por el día los termómetros pueden pasar de los 30 ºC.
En cambio, el riesgo es más bajo en las playas, ya que la temperatura del mar suele ser más elevada, mientras que las brisas provocan que fuera no se disparen, por lo que la diferencia entre la temperatura del aire y del agua no suele ser muy importante. Destaca el Mediterráneo, que alcanza temperaturas de 25 a 30ºC en verano.
Por tanto, este verano recuerda que hay que evitar las comidas muy copiosas o el ejercicio intenso durante las horas centrales del día. También las exposiciones prolongadas al sol. Cumpliendo estas sencillas recomendaciones que todos conocemos, podremos disfrutar de la piscina, del río o de la playa.