Hay unas islas españolas que tienen playas cubiertas de "palomitas"
Una característica inusual que ha captado la atención de turistas y científicos por igual, convirtiéndose en un punto de interés tanto visual como científico. Están en nuestro país, y más cerca de lo que crees.
La mayoría de playas de nuestro litoral están compuestas de coral y granitos de arena, que en realidad son minerales como el cuarzo y la mica, que fruto de la erosión acaban transformándose en esos diminutos granos. Y decimos la mayoría, porque hay unas donde las "palomitas" sustituyen a la arena.
Obviamente no nos referimos a las de comer, pero sí se les llama así por su particular forma, y de hecho se han popularizado en redes sociales bajo el hashtag #popcornbeaches (playas de palomitas de maíz)
Una joya de la naturaleza que está viéndose amenazada por la acción del hombre
Aunque todas están localizadas en las Islas Canarias, la más conocida es la de Fuenteventura, en su costa norte, entre las poblaciones de Majanicho y Corralejo.
La peculiar forma y estructura que tiene la arena de estas playas se debe a la presencia de un tipo de coral blanco conocido como rodolitos, formado por la combinación y erosión de algas calcáreas junto con la arena blanca característica.
Esta original estructura tarda medio siglo en formarse
Este tipo de rodolitos tardan al menos 50 años en adquirir su forma distintiva antes de llegar a la orilla. Crecen a un ritmo increíblemente lento, apenas un milímetro por año bajo el agua, es por eso que estas playas han necesitado siglos para desarrollar su apariencia actual.
Esto indica que los rodolitos han ocupado estos rincones desde el siglo XVII, y algunos ejemplares pueden tener más de 4000 años de antigüedad, lo que añade una dimensión temporal impresionante a estos fenómenos naturales.
Importancia ecológica y transformación
Los rodolitos no solo son fascinantes desde un punto de vista estético e histórico, sino que también desempeñan un papel crucial en el ecosistema marino. Y es que estas formaciones de coral proporcionan hábitats esenciales para una variedad de especies marinas, incluyendo peces, invertebrados y algas.
Sin embargo, la belleza y la singularidad de estas playas también las hacen vulnerables. El aumento del turismo y la actividad humana pueden poner en riesgo estos frágiles ecosistemas, pues se está extendiendo la costumbre de tomar rodolitos como recuerdo, lo cual puede tener un impacto significativo en su capacidad de regeneración.
Por ello, es fundamental promover la conciencia sobre la importancia de proteger estos tesoros naturales y fomentar prácticas turísticas responsables. Así las cosas, las autoridades han lanzado campañas de concienciación y han implementado leyes para proteger estos antiguos rodolitos. La Ley de Costas establece sanciones para quienes los retiren, al igual que para aquellos que tomen arena o piedras de las playas.