Hay glaciares de sal y los más activos del planeta están en las montañas de Irán, parecen de otro mundo
En el sur de Irán se encuentra la mayoría de los glaciares salinos del planeta, siendo la zona más activa de la Tierra. Algunos albergan grandes cuevas con estalactitas y estalagmitas salinas.
El sur de Irán alberga una de las maravillas geológicas más impresionantes y singulares del mundo: los glaciares de sal. Estos formidables diapiros salinos emergen en forma de domos, manifestando una belleza única que desafía las convenciones naturales.
Aunque el término "glaciar" suele evocar imágenes de vastas extensiones de hielo en lugares fríos y remotos, estos glaciares salinos destacan por su peculiaridad y su presencia en un entorno árido y cálido.
¿Cómo se forman estos glaciares salinos?
La erosión del agua ha esculpido sorprendentes formaciones en los glaciares de sal, creando cascadas que fluyen durante las estaciones cálidas y secas. Estas cascadas, formadas por sal líquida en lugar de agua, añaden un elemento de belleza y misterio a estos paisajes únicos.
Además, la vida silvestre encuentra refugio en estas tierras, con una variedad de especies adaptadas a las condiciones extremas, desde cabras hasta aves migratorias. Sin embargo, la singularidad de los glaciares de sal no se limita a su apariencia externa.
En su interior, se esconden cuevas fascinantes que han sido esculpidas por la disolución de los depósitos salinos. Estas grutas, adornadas con estalagmitas y estalactitas de cristales salinos, ofrecen un espectáculo subterráneo de colores y formas impresionantes.
Un tesoro natural iraní
La formación de estos glaciares es un proceso complejo que se remonta a millones de años atrás. En la región sur de Irán, específicamente en la provincia de Bushehr y en las laderas de los Montes Zagros, la colisión de las placas tectónicas Euroasiática y Arábiga dio origen a una serie de domos de sal.
Uno de los ejemplos más destacados es el Domo de Sal de Jashak, una majestuosa montaña de sal que se alza con imponencia en el extremo sur de la cordillera de Zagros. Con una altura de 1350 metros y una extensión de 12 kilómetros de largo por 4,5 kilómetros de ancho, este domo es una maravilla natural digna de admiración.
Desde la distancia, su blancura resplandeciente evoca la imagen de una montaña cubierta de nieve, aunque su composición sea completamente distinta. La importancia geológica y ambiental de los glaciares de sal es innegable.
Su presencia en un entorno árido y cálido desafía nuestras percepciones convencionales sobre la formación de glaciares, ofreciendo una ventana fascinante a los procesos geológicos que han dado forma a nuestro planeta.
Además de su valor estético y científico, estas formaciones son un testimonio del proceso geológico que ha dado forma al paisaje de la región durante millones de años. Por esta razón, se han propuesto iniciativas para proteger estas maravillas naturales y preservarlas para las generaciones futuras.