¿Hay alimentos realmente adictivos? Esto dice la ciencia
Uno de cada tres adultos admite consumir ultraprocesados tres o más días a la semana, una cantidad muy elevada para un alimento que es más nocivo que beneficioso para la salud. Descubre por qué no podemos parar de consumirlos.
La idea de que ciertos alimentos pueden generar adicción está ganando terreno últimamente entre los expertos en nutrición y salud. Y es que durante mucho tiempo, el concepto de adicción se ha asociado única y principalmente con sustancias como el alcohol, el tabaco o las drogas.
Sin embargo, y según diferentes investigaciones parece una certeza que algunos alimentos altamente procesados, especialmente aquellos ricos en azúcares, grasas y sal, podrían provocar respuestas similares en el cerebro.
Una adicción que puede tener una base biológica y neurológica
Investigadores de Estados Unidos, Brasil y España publicaron en 2023 un análisis en Food For Thought, una edición especial del British Medical Journal, que ha generado un intenso debate sobre el papel que juegan ciertos alimentos en la salud mental y física.
Según este estudio, muchos alimentos ultraprocesados pueden desencadenar respuestas cerebrales similares a las que se observan en personas con adicción a sustancias. El análisis sugiere que estos alimentos activan el sistema de recompensa del cerebro, liberando dopamina y generando una sensación de placer intensa que lleva al consumo repetido y compulsivo.
Tras estudiarlos en profundidad, los científicos han identificado comportamientos de adicción alimentaria, como la pérdida de control y la necesidad de consumir más para obtener placer, lo que sugiere que esta adicción tiene una base biológica y neurológica. Además, la similitud con otras adicciones podría ayudar a desarrollar tratamientos más eficaces para la obesidad y los atracones.
Implicaciones para la investigación y las políticas de salud
Las conclusiones a las que han llegado los investigadores sugieren que si ciertos alimentos se reconocen como adictivos, las políticas de salud pública podrían cambiar, adoptando enfoques más estrictos similares a los del tabaco, como advertencias en los envases, restricciones publicitarias e impuestos. Incluso también se podrían incluir tratamientos que se utilizan en otras adicciones, como la terapia cognitivo-conductual y grupos de apoyo, para combatir la obesidad y trastornos alimentarios.
De ser así, y aceptando la idea de que ciertos alimentos ultraprocesados son diseñados para ser irresistibles, podría cambiar la forma en que se percibe la relación con la comida, reduciendo el estigma de la obesidad y trasladando la responsabilidad a la industria alimentaria. Esto podría conllevar a una mayor presión a las empresas a reformular sus productos y fomentar mayor transparencia en el etiquetado, así como una demanda de opciones más saludables.
Referencia de la noticia:
Gearhardt A N, Bueno N B, DiFeliceantonio A G, Roberto C A, Jiménez-Murcia S, Fernandez-Aranda F et al. Social, clinical, and policy implications of ultra-processed food addiction BMJ 2023; 383 :e075354 doi:10.1136/bmj-2023-075354